Hay delincuentes que no dudan en ejercer absoluta violencia contra sus víctimas en busca de un suculento, o a veces magro, botín. Personas cínicas y sin escrúpulos que incluso no tienen problemas en jalar el gatillo de un arma. Pero hay otros que, utilizando su mejor cara de piedra, cometen los robos sin ningún tipo de violencia. Como el caso de un hombre de 39 años que se atrevió a meterse en escuelas fingiendo tener otra identidad y hasta intentó sobornar a policías.
En una audiencia realizada este martes en el Centro de Justicia Penal, un hombre fue imputado como autor de varios casos de hurto simple, estafa, encubrimiento y cohecho. El embaucador se metió incluso en un conocido colegio privado del centro de Rosario. Ahora, quedó detenido con prisión preventiva, en principio hasta el 9 de septiembre próximo, mientras la causa judicial avanza hacia un juicio.
Según lo expuesto en la audiencia imputativa, Gustavo M. fue detenido el 12 de junio al ser sorprendido por la policía cuando circulaba en una moto robada, pero su situación se agravó más cuando en ese mismo procedimiento quiso coimear a los uniformados. A partir de ese incidente, se fueron estableciendo conexiones y la fiscalía determinó que se trata del mismo hombre que estuvo involucrado en hechos de robo y hurtos, en los que utilizó diferentes ardides que hablan a las claras de sus habilidades como simulador.
Durante el trámite procesal, el fiscal Germán Mazzoni le atribuyó a Gustavo M., en primer lugar, querer sobornar a agentes del Comando Radioeléctrico. Eso sucedió cuando los policías lo sorprendieron a bordo de una moto marca Rouser Bajaj 200cc, que presentaba algunos signos de modificación en motor y cuadro, rastros que delatarían que fue robada. Al verse sin posibilidades de zafar de una imputación por encubrimiento, según la acusación del fiscal, Gustavo M. entonces les ofreció a los agentes 50 mil pesos con el fin de evitar su aprehensión.
Mazzoni, junto a su colega Aníbal Vescovo, también acusaron a Gustavo M. de un un robo sin violencia ocurrido el 2 de junio, alrededor de las 7.30, en un establecimiento educativo. Ese día, siempre según la teoría de Fiscalía, el hombre se presentó en la Escuela N°408 Roberto Fontanarrosa, de Superí 1200, y se hizo pasar por un maestro reemplazante. Al verlo merodear por el establecimiento, una preceptora le preguntó si venía en reemplazo de uno de los docentes, Gustavo M. no dudó en manifestar afirmativamente. Entonces, la preceptora le entregó material para que cumpla con la tarea del día, pero al regresar a la oficina la empleada no docente verificó que lo que le había entregado estaba en una mesa y que el acusado había sustraído su billetera, tarjetas de débito y crédito, su DNI, licencia de conducir, la suma de 2.000 pesos y dos teléfonos celulares.
Posteriormente, constataron por las redes sociales que el imputado había ingresado a otros establecimientos escolares de la zona. Con una de las tarjetas de crédito denunciadas como robadas se habían realizado la compra de cuatro cubiertas por el importe de 89.000 pesos en una gomería ubicada en Bv. Rondeau 2100 de Rosario.
El fiscal también acusó a Gustavo M. de engañar a la portera del Colegio Sagrado Corazón, de Mendoza al 1900. Se hizo pasar por personal de la empresa encargada de realizar la reposición de extintores ubicados en el establecimiento educativo. En esa línea, el acusado aprovechó el movimiento ocasionado por la salida de alumnos para introducirse en el despacho del director y de allí sustrajo los documentos y tarjetas de crédito del funcionario. Mazzoni estableció que en la misma incursión por el colegio el intruso logró apoderarse del teléfono celular del conserje del establecimiento.
El desplazamiento del ladrón quedó además registrado por las cámaras de video internas del colegio y las autoridades comprobaron que la empresa encargada del mantenimiento de los matafuegos no había enviado a nadie y que la persona que aparecía en las imágenes no pertenecía al staff de la firma.
Otro hecho que la Fiscalía le atribuyó a Gustavo sucedió el 10 de mayo, poco después del mediodía, en una escuela ubicada en Casiano Casas al 1000. El hombre fue sorprendido en el interior del edificio por la directora. Cuando le preguntaron qué hacía dentro del edificio, respondió que era el docente reemplazante de educación física. Entonces, la directora le contestó que ese cargo no estaba disponible y por tal motivo le pidió que se retire del lugar. Después, en la escuela constataron que faltaba dinero en efectivo de un viaje, alrededor de $10.000 y la billetera de la directora, que contenía documentos y tarjetas bancarias.
La jueza de Primera Instancia Valeria Pedrana hizo lugar a los pedidos de la Fiscalía y dictó la prisión preventiva efectiva de Gustavo M. hasta el día 9 de septiembre de 2022