Un policía provincial de 33 años y ex soldado del Ejército Argentino fue condenado a cinco años de prisión efectiva por distribución de material de explotación sexual infantil. La pena se dictó en un procedimiento abreviado en el que el acusado aceptó el delito, en gran parte cometido mientras cumplía funciones como policía adicional en el Jockey Club de Rosario. La maniobra consistía en bajar contenido de salas de chat, hackear cuentas de usuarios de Facebook y distribuir el material a contactos de esas cuentas. En una extensa investigación se comprobaron 69 hechos ocurridos entre marzo de 2021 y enero de 2022 en los cuales distribuyó al menos 550 archivos con imágenes de niños y niñas en actividades sexuales.
La pena recayó en Ricardo González Giacometti, perito balístico de calle de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), quien fue condenado el lunes a la tarde en el Centro de Justicia Penal donde la jueza Paula Álvarez homologó el acuerdo al que arribaron el fiscal de Delitos contra la Integridad Sexual Ramiro González Raggio (reemplazado en la audiencia por la fiscal Noelia Riccardi) y la defensa del imputado. El delito de distribución de material de explotación sexual infantil se consideró agravado por tratarse de representaciones de menores de 13 años.
La investigación que culminó con esta condena se inició con la recepción de cerca de 60 reportes del Centro Nacional de Niños Perdidos y Explotados en los que aparecían distintas cuentas de Facebook que distribuían gran cantidad de material de explotación sexual infantil. Entre las cuestiones llamativas, muchos de los archivos que circulaban eran imágenes inéditas.
En estos casos las IP detectadas utilizaban la conexión de wifi del Jockey Club. Se afinó la búsqueda en cuanto a los horarios y se estableció que las transmisiones se realizaban entre las 22.30 y las 7 de la mañana. El fiscal pidió a la institución los registros de personal que prestaba servicios en esos horarios, desde cuidadores de caballerizas hasta policía adicional.
Finalmente las sospechas recayeron sobre el policía porque algunos de los reportes recibidos se ubicaron en el domicilio de su madre, que también fue allanado. Así se estableció que quien utilizaba la red de wifi del club era este policía que además de su trabajo en la sección Balística de la AIC cumplía servicios de policía adicional en el club de Wilde al 900, en Fisherton. En ese marco el policía fue detenido el 27 de marzo del año pasado, fue imputado al día siguiente y desde entonces estuvo en prisión preventiva.
“Iba rotando entre el puesto 2 y el puesto 6, ingresos en la parte trasera del club. Hackeaba cuentas de Facebook a través de las cuales distribuía el material y se lo enviaba a un número indeterminado de personas. Se investiga de dónde obtenía el material y también hay material inédito, puede que sea de producción casera”, sostuvo entonces el fiscal sobre los archivos que enviaba a través de mensajes a contactos de las cuentas de Facebook que hackeaba. El material llegaba a veces acompañados de mensajes y comentarios básicamente aberrantes.
>> Leer más: Detuvieron en Rosario a un policía por tenencia de material pornográfico infantil
Durante la investigación González Giacometti quiso declarar y asumir la responsabilidad de los delitos que le achacaban. Contó cómo y por qué dejó su trabajo como mecánico de tanques en el Ejército y volvió a Rosario donde ingresó a la escuela de cadetes para recibirse de policía. Aseguró que no tenía conocimientos de informática previos y que fue aprendiendo con prueba y error, siempre desde su teléfono celular, los mecanismos por los cuales llegó a controlar hasta 30 cuentas de Facebook. Por esa falta de conocimientos, alegó, no sabía que lo que estaba siendo podía ser rastreado y así ser descubierto.
Según su versión, esas cuentas eran elegidas al azar y sin tener la menor idea de a quiénes les mandaba los materiales que bajaba de salas de chat. Más de una vez advirtió que algunos de esos usuarios terminaban escrachados por el material que, sin saber, se enviaban a sus contactos desde sus cuentas. También reseñó una historia sobre su consumo de pornografía en un derrotero que con el tiempo derivó en el consumo de material de explotación sexual infantil que, según sus dichos, fue encontrando solo y sin ayuda mientras navegaba en desde su teléfono en horas de trabajo.
En ese marco, contra las primeras presunciones surgidas en la investigación, no se probó que haya producido las imágenes que distribuía. En su descargo González Giacometti aseguró que jamás tuvo un rédito económico ni se le ocurrió tenerlo. Se manifestó arrepentido y dispuesto a colaborar con la investigación, pero no pudo esbozar una respuesta a una pregunta que tal vez siga rondando su cabeza: por qué hizo todo eso.