Cuatro integrantes de la banda de Los Romero fueron condenados ayer en procesos abreviados por una serie de amenazas y robos violentos perpetrados en el marco de una asociación ilícita. Las penas recayeron en Mónica Romero, su hijo Hernán Ramón “Lichy” Romero, un primo de éste llamado Gastón Uriel Romero, y Horacio Hernán “Papu” Toledo, uno de los integrantes de la gavilla. El grupo criminal tiene como epicentro el barrio Municipal de Nuevo Alberdi, un sector del noroeste rosarino que en los últimos años se transformó en un campo de batalla por la ocupación del territorio para el negocio del narcomenudeo.
A pesar de que en la instrucción de la causa las fiscales Valeria Haurigot y Cecilia Brindisi, de la Unidad Especial de Investigación y Juicio, habían pedido penas de prisión de hasta 15 años para los integrantes del grupo, ayer las sentencias acordadas fueron menores. Mónica, de 50 años, firmó una condena a 3 años y 7 meses de prisión de ejecución efectiva cuando las fiscales habían pedido 9 años; “Lichy” recibió una pena de 7 años y 4 meses a pesar de que habían requerido 23 años; Gastón, para quien habían solicitado 15 años de cárcel, fue sentenciado a 3 años y 4 meses que unificada con una causa anterior quedó en 6 años y 4 meses; y Toledo aceptó una pena de 3 años y 11 meses de prisión efectiva que unificada con una condena anterior le quedó en 8 años y 11 meses, aunque la Fiscalía había pedido 22 años. Todos los acuerdos fueron homologados por el juez de 1ª instancia Rodolfo Zvala.
Durante el primer semestre de 2017 Rosario padeció una ola de violentas entraderas, robos a empresas y escruches. En julio de aquel año, tras una serie de 35 allanamientos en Rosario, Villa Gobernador Gálvez y San Nicolás fueron detenidas 16 personas como sospechosas de integrar dos violentas bandas: la de “Lichy” Romero, con base de operaciones en el barrio Municipal de Nuevo Alberdi, y la del “Chino Luis”, afincada en la zona sur de Rosario, Villa Gobernador Gálvez y San Nicolás.
Según la investigación eran bandas que actuaban coordinadamente basadas en la información que suministraba un entregador y, puestos a trabajar, sólo se concentraban en la búsqueda de dinero en efectivo u objetos de valor portables como celulares y computadoras portátiles. La pesquisa quedó en manos de las fiscales Valeria Haurigot y Cecilia Brindisi; mientras que la defensa de los condenados fue llevada adelante por Ignacio Carbone y Renzo Biga.
Hasta ayer otros siete de los detenidos en el operativo de 2017 ya habían llegado a condenas en procesos abreviados. Ahora fue el turno del núcleo duro de la familia Romero, la que le da apellido a la banda de “Lichy”. Y aún están camino a un juicio oral y público otras cinco personas, tres de las cuales permanecen en libertad, entre ellos el encargado de lavar los activos de la banda de “Lichy” en una concesionaria de autos.
Quizás el más resonante de los hechos achacados inicialmente a estas bandas fue el atraco a la distribuidora de galletitas Tyna, ocurrido el lunes 27 de marzo de 2017 cuando seis hombres armados desplegaron un golpe tipo comando y robaron alrededor de un millón de pesos.Ese hecho se cerró judicialmente con un sólo condenado: Pablo César Fernández, quien condujo una ambulancia que pertenecía al Sindicato de Recolectores de Residuos en la que se movilizó parte de la banda y recibió 4 años de pena en un juicio abreviado. En ese expediente fueron investigados “Lichy” y Toledo, pero no llegaron a inculparlos.
Los Romero
La primera en afrontar el proceso abreviado mediante videoconferencia fue Mónica, madre de “Lichy” y tía de Gastón. Para la acusación la mujer era el nexo entre la banda y la policía además de ser influyente a partir de su voz matriarcal al ser la mayor de los Romero puestos bajo la lupa. En uno de los robos por los que fue condenado su hijo, Mónica fue la persona que llamó a las víctimas en reiteradas oportunidades para que retiraran la denuncia contra “Lichy”. Había llegado al proceso abreviado imputada por la tenencia ilegítima de un arma de fuego (un pistolón calibre 14 hallado en su casa el día que le fue allanada), ser miembro de la asociación ilícita de la cual “Lichy” era el jefe y como autora del homicidio en riña agravado por el uso de arma de fuego de Miguel Angel Funes, ocurrido el 3 de diciembre de 2007 y que se investigaba en el sistema penal conclusional.
Cerrado el abreviado de Mónica fue el turno de los hombres de la banda. Bajo el mismo sistema de videoconferencia “Lichy”, Gastón y Toledo escucharon la audiencia desde la Unidad 6 (la vieja alcaidía de Jefatura en Francia al 4800) el primero y los dos restantes desde la cárcel de Coronda.
Por cartel “Lichy” fue el aglutinador de miradas. El más conocido de los Romero se hizo cargo de ser jefe de una asociación ilícita; cometer un robo doblemente calificado por el uso de arma de fuego cuya aptitud para el disparo no puede tenerse por acreditada y por ser cometido en poblado y en banda contra el local de Electricidad Centro, en Paraguay al 1000, en mayo de 2017, de donde se llevaron 250 mil pesos; privación ilegítima de la libertad calificada y robo calificado por el uso de arma de fuego cuya aptitud para el disparo no puede tenerse por acreditada por el asalto a una familia el 18 de junio de 2017 en Garzón al 1200 bis, un episodio conocido como “Día del Padre” y cuyas víctimas eran conocidas tanto de Mónica como del propio “Lichy”.
Romero ya tenía en su haber una condena a 4 años de prisión dictada del 1º de diciembre de 2015 impuesta por el juzgado de Sentencia 8 de Rosario del viejo sistema penal. Al momento de cometer los delitos estaba en libertad condicional y sin embargo en el abreviado no fue declarado reincidente tal lo que habían solicitado las fiscales.
El primo
Gastón es primo hermano de “Lichy”. Para las fiscales tenía en la banda “un lugar de preeminencia por su relación familiar”. Era el encargado de realizar la inteligencia de los objetivos a robar y también actuaba como mano de obra. Al aceptar el abreviado se hizo responsable de los delitos de robo doblemente calificado por el uso de arma de fuego cuya aptitud para el disparo no puede tenerse por acreditada y por ser cometido en poblado y en banda (el robo en Electricidad Centro junto con “Lichy”); privación ilegítima de la libertad calificada; ser miembro de la asociación ilícita comandada por su primo y el lavado de los activos activos de la banda.
En tanto, para la acusación “Papu” Toledo tenía “ascendencia y liderazgo” en la banda de “Lichy” y estaba sindicado como el otro contacto que tenían con la banda del “Chino Luis”. En el juicio homologado ayer “Papu” aceptó haber participado del robo doblemente calificado por el uso de arma de fuego cuya aptitud para el disparo no puede tenerse por acreditada y por ser cometido en poblado y en banda; privación ilegítima de la libertad calificada en el golpe a la firma Electricidad Centro; encubrimiento calificado por ánimo de lucro y por ejecutar el hecho con habitualidad; tenencia ilegítima de arma de fuego de guerra (dos hechos) y ser miembro de la asociación ilícita comandada por “Lichy”.
Toledo tenía como antecedente una condena de 5 años de prisión dictada el 26 de abril de 2017 que quedó firme en agosto del mismo año, una vez que se habían cometido los violentos robos por los que los tres hombres fueron acusados y condenados yer. Como en el caso de “Lichy”, “Papu” Toledo no fue declarado reincidente.