Como en un loop interminable, otra vez van cayendo detenidos los miembros de la banda de un veterano escruchante de la ciudad: Jorge Alberto Parrondo, quien a pesar de estar cumpliendo una condena a ocho años por más de 20 robos a viviendas se las ingenió para seguir pergeñando atracos aprovechando una prisión domiciliaria que le concedieron durante la pandemia. Así fue hasta comienzos de mayo, cuando cayó en flagrancia en inmediaciones de Belgrano y Tucumán y volvió a quedar preso. Entonces el análisis de su celular arrojó datos sobre actividades que venía realizando por esos días.
A partir de la información obtenida de su teléfono Parrondo fue imputado como planificador e ideólogo de una nueva serie de escruches. Pero esos datos condujeron además a otro antiguo miembro de su banda que fue detenido el miércoles: Jonatan Ezequiel Fernández, que ya tiene en su haber una condena por escruches, tal como se denomina en la jerga a los robos en casas en ausencia de sus moradores.
Este hombre de 33 años apodado “Piñón” fue acusado ayer de tres robos a viviendas cuya planificación ya fue imputada a Parrondo a principios de este mes. La fiscal de Investigación y Juicio Juliana González le endilgó a Fernández varios delitos por los cuales el juez Pablo Pinto le dictó la prisión preventiva por el plazo de ley de hasta dos años.
Tres nuevos
Los hechos por los cuales Fernández fue imputado son hasta ahora tres. El primero ocurrió el pasado 8 de abril cuando, “de manera coordinada, planificada y conjunta con los ya imputados Jorge Alberto Parrondo y Ricardo Bernardino A.” —y al menos otros dos hombres no identificados hasta el momento— ingresó a un edificio de avenida Pellegrini al 300 con una llave que había sido “sustraída, hallada o retenida”.
Una vez en el interior de la construcción fueron hasta la terraza donde entraron luego de romper una puerta y así accedieron a la terraza de un edificio lindero.
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Según la acusación Fernández logró entrar con Ricardo A. y otro de sus cómplices al palier del piso más alto a través de un ventiluz que previamente forzaron, lo cual fue captado por una cámara de vigilancia. De allí fueron al piso 12 donde emplearon una barreta para violentar el ingreso a un departamento que se dedicaron a revisar en busca de objetos de valor. De la vivienda se llevaron 3.000 reales, 4.300 dólares, 100 mil pesos en billetes de mil y una caja fuerte de hierro fundido que contenía alhajas de oro, 15 relojes y documentación, entre otros elementos.
Mientras se realizaba el escruche, algunos vecinos que advirtieron movimientos extraños llamaron al 911. Entonces, cuando los ladrones abandonaban el edificio se toparon con personal de la Brigada Motorizada y tuvieron que huir en distintas direcciones. Ricardo A. fue arrestado pero Fernández logró escapar con la caja fuerte en sus manos. Sobre la participación de Parrondo en este hecho, se le atribuye haberlo “planificado e ideado, luego de haber seleccionado y estudiado previamente el lugar”.
Los otros dos episodios que le imputaron a Fernández fueron perpetrados el pasado 7 de mayo entre las 20.57 y las 22.35 en un edificio ubicado en Wheelwright al 1700. En ese caso, según la acusación, Piñón ingresó con al menos otros tres hombres hasta ahora no identificados y lograron abrir la puerta de calle sin forzarla, aunque no se estableció si usaron una ganzúa o una llave verdadera.
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Lo cierto es que una vez en el edificio fueron hasta un departamento donde barretearon la puerta de ingreso y revisaron todo el lugar en busca de bienes de valor. Es más que probable que los escruchantes hayan tenido algún dato certero por la magnitud del botín con el que fugaron: 20 mil dólares, 8 mil euros y otros elementos como un reloj, un par de gemelos de oro, controles remotos de luces, una cámara de fotos y accesorios. También se atribuyó a Parrondo haber planificado el atraco luego de estudiar el lugar y los movimientos de la víctima.
En ese mismo edificio, según la acusación, fue ejecutado otro de los escruches por los cuales fue imputado Fernández. Fue en otro departamento al cual ingresaron los ladrones luego de barretear la puerta para luego revisar bien la vivienda. En este caso se llevaron joyas, documentación y otros elementos que no fueron detallados.
Tentaciones
De 58 años, a fines de 2017 Parrondo fue condenado a ocho años de cárcel como jefe de asociación ilícita en el marco de un juicio abreviado en el que admitió la coautoría de 21 escruches cometidos entre agosto de 2014 y marzo de 2015 en edificio del centro y macrocentro de la ciudad.
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Entre los miembros de la banda que también acordaron penas también estaba Piñón Fernández, quien aceptó una sentencia a tres años y el pago de 50 mil pesos como indemnización a las víctimas por ocho robos.
El acuerdo suscripto por Parrondo preveía una declaración de reincidente por segunda vez que le impediría acceder a beneficios y lo obligaban a cumplir toda la pena en prisión. Sin embargo, fuentes judiciales indicaron que en el marco de la pandemia de Covid-19 el veterano escruchante obtuvo una prisión domiciliaria durante la cual se presume que cayó en la tentación de volver a planificar jugosos atracos en función de su experticia para obtener datos sobre las víctimas potenciales y estudiar sus movimientos.
Por el momento, desde que volvió a caer preso Parrondo ya recibió seis imputaciones por hechos similares en los que fue ubicado como ideólogo y cumpliendo funciones como las de llamar a los teléfonos fijos de las viviendas a saquear para asegurarse de que no haya nadie. Esta situación comenzó a develarse a partir del 11 de mayo, cuando fue detenido en inmediaciones de Belgrano y Tucumán para ser imputado dos días después de una tentativa de hurto “agravado por uso de llave falsa, otro instrumento semejante o de llave verdadera que hubiese sido sustraída, hallada o retenida”.
Más allá de tener volver a seguir purgando su condena tras las rejas, la detención implicó para Parrondo volver a sumar imputaciones por lo mismo de siempre a partir de la información que los investigadores encontraron en su teléfono celular, que originó cruces de datos, análisis de informes de empresas de telefonía y allanamientos. En principio Parrondo sumó imputaciones por más escruches: los atribuidos a Piñón Fernández y otros perpetrados en Rivadavia al 2000 el pasado 20 de marzo y Catamarca al 1100 el 30 de abril.
No eran arañas
Siguiendo las pistas de esos hechos, en lo que el Ministerio de Seguridad de la provincia dio a conocer erróneamente como una suerte de “caída de la banda del hombre araña” —tal vez una confusión entre esos escruches y una saga más reciente de atracos en edificios con una modalidad totalmente distinta— fue detenido Fernández.
Piñón cayó en una serie de allanamientos en Río de Janeiro al 3400, Valparaíso al 3000, Juan Manuel de Rosas al 3700, Génova al 8500 y Garibaldi al 30 bis en los cuales se secuestraron un Renault Kangoo, un Peugeot 208, una moto Honda Falcon, unos 100 mil pesos, siete celulares y otros elementos de interés para la investigación, que sigue su marcha.