La madrugada del 13 de enero de 2007, Monito, de 28 años, y Marcos, de 15,
merodeaban la vía del ferrocarril que bordea villa Banana en busca de alguna víctima para asaltar.
Primero intentaron robarle la bicicleta a un hombre que acertó a pasar por calle Garay hacia
Avellaneda, pero fallaron. Poco después, Justino Pereyra, un barrendero de 66 años que iba a
trabajar también en bicicleta, tuvo la mala fortuna de cruzarlos y el final fue otro. Lo golpearon
con una linga de acero, lo apuñalaron en el abdomen y el pecho y le quitaron el rodado. El hombre
murió desangrado a pocos metros de su casa.
Un año y medio después del asesinato, la jueza de Sentencia Nº7, Carina Luratti,
condenó a Monito, o Alejandro Javier Flores, según su DNI, a 25 años de prisión. La magistrada
llegó a ese número luego de mensurar la gravedad de los antecedentes penales que presentaba el
imputado. Por el crimen en sí, el delito que se le imputó fue robo seguido de homicidio agravado
por la participación de un menor de edad. Pero a ese hecho la magistrada acumuló en su fallo un
intento de robo ocurrido seis meses antes y el asalto previo al asesinato de Pereyra. Por esa
cadena de hechos la sanción llegó hasta los 20 años.
Pero Monito ya había sido condenado en 2003 a 5 años de cárcel por otro delito y
al cometer el homicidio del barrendero se encontraba bajo un régimen de libertad asistida. Por eso
fue declarado reincidente por segunda vez, se le revocó ese beneficio y la pena total quedó
establecida en 25 años. El fallo no está firme porque puede ser apelado por la defensa.
Robo frustrado. Flores y su compinche fueron capturados la misma mañana en que
ocurrió el homicidio. "Esa madrugada existieron dos hechos diferentes cometidos por el mismo
procesado", remarcó la jueza en el fallo conocido esta semana. De acuerdo a las versiones que
dieron varios testigos, sólo 15 minutos separaron un hecho del otro y al parecer la primera víctima
también era un empleado de recolección de residuos.
Raúl Sandoval viajaba en bicicleta por Garay hacia Avellaneda y a pocos metros
de las vías del ferrocarril fue interceptado por Flores y un menor que lo amenazaron con un
cuchillo. Pero el recolector se defendió arrojándoles la linga para atar la bici. Eso hizo que a
los ladrones se les cayera el puñal y que la víctima pudiera escapar. De acuerdo a lo que se pudo
probar en el proceso, con esa misma cadena ahora en su poder Monito y Marcos esperaron a su próxima
víctima.
El atraco a Sandoval y el posterior crimen del barrendero fueron presenciados
por varios testigos, entre ellos un grupo de jóvenes que a esa hora estaban a escasos metros de las
vías escuchando música. Esos dichos quedaron plasmados en el fallo y demostraron que Flores y el
chico eran conocidos en el barrio.
Al trabajo.Pereyra se dirigía a trabajar como barrendero en la empresa Lime.
Había salido de su casa ubicada en Uruguay entre Magallanes y Solís pasadas las 5.30 y debía llegar
a Iriondo al 2900. Iba vestido con su uniforme de trabajo color naranja. Cuando intentaba cruzar la
vía del ferrocarril en inmediaciones de Lima y Garay fue atacado por dos muchachos. La
investigación policial y judicial estableció que habrían sido Monito y Marcos.
Los asaltantes intentaron quitarle la bicicleta a Pereyra. Primero lo golpearon
con la linga y, al parecer, el empleado de Lime intentó resistirse con un pequeño cuchillo que
llevaba entre sus ropas. Fue en ese momento en que Flores le asestó dos puntazos en el pecho que
sellaron su vida. Los sospechosos cayeron presos pocas horas después. A media mañana, la policía
ubicó al menor. Tenía en su poder dos gorras de la empresa Lime. Sobre el mediodía apareció Monito.
Caminaba por Felipe Moré al 2900 con un par de heridas de bala en el cuerpo y con la bicicleta de
Pereyra en su poder.
Luratti explicó en su resolución: "El secuestro de la bicicleta y de las gorras
en poder de Flores y el menor dejan a las claras y sepultan cualquier duda sobre quién fue el autor
del hecho investigado y quién lo acompañaba. No es casual que el mayor tenga el rodado de la
víctima y el menor las gorras de las dos víctimas".
Argumentos. Para la jueza, Flores "comenzó la ejecución de un robo. Luego, y en
el transcurso del delito, se trabó en lucha con su víctima porque ésta sacó un cuchillo para
defenderse de la acción violenta esgrimida por sus agresores con un objeto contundente como una
linga de metal y un cuchillo de grandes dimensiones. En ese marco le causó la muerte para
finalmente huir en la bicicleta así apoderada".
En otro párrafo de los argumentos del fallo, Luratti expresó que "está probado
que Flores tuvo la finalidad directa de lograr el apoderamiento de la bicicleta y que luego
dolosamente le asestó más de una puñalada al dueño. Y está acreditado también que las heridas a su
víctima fueron en el marco de la pelea iniciada por él".
Antecedente
Seis meses antes del crimen del barrendero, Monito y Marcos fueron detenidos
junto a otros dos cómplices cuando huían empujando un carro con plataforma metálica con 4 ruedas,
cargada con un abundante botín sustraído de un depósito de bebidas de Felipe Moré al 2800. El
Comando Radioeléctrico los detectó en plana fuga y los capturó.