Desde un primer momento el crimen de Luciano Federico Damián Fernández, ocurrido
la noche del 7 de junio pasado en Alsina y Virasoro, tuvo una característica bien marcada: el
hermetismo. Nadie en el barrio donde el pibe fue acribillado dijo haber visto nada. Sólo reconocen
haber escuchado que antes de los disparos se oyó a alguien gritar "Luciano". Tanto para los
familiares del pibe muerto como para los pesquisas que trabajan en el caso bajo la tutela del juez
de Instrucción Javier Beltramone, el homicidio está condimentado por motivos pasionales y también
por viejos odios entre barras barriales.
Hoy se cumplen tres meses de aquel crimen y en la semana que termina, la policía
detuvo a dos personas. Una de ellas es un joven de 22 años con antecedentes penales conocido en el
barrio donde ocurrió el hecho como Droga. Varios son los testimonios que lo apuntan como quien
gatilló contra Luciano. Junto a el detuvieron a su pareja, conocida como Mona, una menor que está
embarazada.
Dolor de padres. "Sabíamos que no nos iba a salir abogado o médico. Pero
tratamos de educarlo para que pudiera moverse en la calle. Sin embargo, me lo mataron igual". Hugo
Fernández tiene 34 años y aunque le quedan tres hijos vivos, no deja de llorar por el que le
mataron de tres balazos. "Luciano era un pibe común, tranquilo, que se daba con todos pero no se
metía con nadie. Le habíamos enseñado que muchas veces es preferible pasar por cobarde y no meterse
en problemas", comentó Hugo, apuntalado siempre por Graciela, la mamá del joven asesinado.
Luciano había cumplido 17 años el 5 de mayo. Nacido y criado en la villa La
Lata, trabajaba junto a su tío en un reparto de lácteos. Era hincha de Boca Juniors y de la cumbia
santafesina. Y según todas las fuentes, no tenía antecedentes penales.
Un laburante. "Había dejado la escuela porque quería trabajar para tener su
plata. Quería tener su ropa, como cualquier pibe de su edad", contó Hugo sobre su hijo. Así fue que
el pibe trabajó primero como panadero con su papá. Luego incursionó haciendo trabajos de pintura
con su abuelo Mario, con quien vivió una temporada. Y finalmente, los últimos dos meses de su vida
trabajó en el reparto. Murió sin poder conocer a su hija Angeles, que nació el 11 de julio, 35 días
después del crimen.
"Hace poco se había comprado una moto y la estaba pagando en cuotas. Pero era
una moto que estaba fulera (de dudosa procedencia). Dos días antes de que lo mataran tuvimos una
charla de padre a hijo y quedamos que iba a devolverla porque era una moto que estaba sucia",
explicó Hugo. "Pero quiero que quede claro que mi hijo no robó ninguna moto. Y si lo hubiera hecho,
con todo el dolor del alma, lo hubiera entregado yo mismo a la policía. No criamos un ladrón", dijo
este hombre que se gana la vida como panadero.
El crimen. Luciano recibió tres balazos la noche del viernes 7 de junio frente a
la casa de Alsina 2811, a 25 cuadras de donde vivía. El pibe había llegado hasta allí en su moto
roja para visitar a dos chicas que había conocido en un boliche. Yésica, la dueña de casa de 18
años, y Débora, de 17. "Hacía poco tiempo que las conocía", explicó Hugo. En ese lugar Luciano
jugaba de visitante por la vieja disputa que existe entre la banda que actúa detrás del Mercado, en
San Francisquito, y los de Amenábar y Paraguay, en el barrio La Lata.
Luciano, Yésica y Débora se quedaron adentro de la casa, preparándose para ir a
bailar. Pero poco antes de la medianoche comenzaron a suceder en el lugar algunas situaciones poco
claras y que aún están siendo investigadas. Por ejemplo, alguien ingresó a la casa y sin que nadie
se percatara sustrajo la moto de Luciano. Luego llegaron varios conocidos de las adolescentes y en
la vereda mantuvieron ásperas discusiones con ellas.
Entre esos visitantes sobresalen tres. El hermano de Yésica, un pibe conocido en
el barrio como Droga; su novia, una menor de 15 años apodada Mona; y otro muchacho, de 18 años y
vinculado sentimentalmente con Débora. Todos ellos sonparte de la "barra de atrás del Mercado". Y
así como fueron llegando, tras la discusión, se fueron del lugar.
Entonces Luciano volvió a quedarse sólo con sus amigas. Se sentaron en la vereda
y siguieron charlando. Pero a los cinco minutos reapareció el trío de conocidos y todo cambió.
El novio de Débora llamó a Luciano a parlamentar al medio de la calle, frente al
2811 de Alsina. El pibe no tuvo opción y fue a su encuentro. Quedó de frente a su interlocutor y a
su espalda se colocaron Droga y Mona, que no participaron de la charla.
Según los pesquisas, la conversación se cortó abruptamente cuando Droga llamó a
Luciano por su nombre. El pibe se dio vuelta y recibió tres disparos a quemarropa: uno en el
abdomen, otro en el glúteo y el restante en el muslo izquierdo. Murió poco después en el Heca. Y en
Alsina y Virasoro se instaló un pacto de silencio.
Las detenciones. Tras eso, la policía inició un trabajo de ingeniería que
terminó esta semana con las detenciones de Droga, apuntado por varios testimonios como el ejecutor
de Luciano, y su compañera Mona, que está embarazada y aparece como encubridora. Fueron atrapados
por la Brigada de Homicidios cuando estaban por tomar un taxi en Avellaneda y la vía.
Droga fue identificado como Daniel Alberto Quintana, de 22 años, un importante
prontuario y una condena a 3 años de prisión efectiva que recién vence en 2011. Respecto al novio
de Débora, quien está prófugo, pudo saberse que hace un mes estuvo detenido en la comisaría 5ª por
la sustracción de una moto. Pero como en ese momento no había sido mencionado en el expediente
judicial por el crimen de Luciano, ganó otra vez la calle y es intensamente buscado por la
policía.