Por Claudio Berón
Durante este año el IML, que depende de la Corte Suprema de Justicia de la provincia, fue objetado en tres causas complejas. Pero el Instituto se ampara en su idoneidad y la rigurosidad de trabajo en todos esos casos. La muerte de Franco Casco, el joven que apareció el 28 de octubre de 2014 en el río Paraná luego de haber estado detenido en la seccional 7ª; el deceso de María de los Angeles Paris, la docente que murió en la seccional 10ª el 3 de mayo de este año; y el fallecimiento de Cristian Ordóñez, muerto en el Hospital Provincial el 17 de octubre luego de haber sido demorado en la seccional 29ª de Villa G. Gálvez.
Los nueve forenses y dos forense psiquiatras se enfundan en mamelucos, guantes gruesos, cofias y máscaras para realizar unas mil autopsias al año además de los estudios de las muestras que llegan desde todas la morgues provinciales y se derivan a los cuatro laboratorios que allí funcionan: el toxicológico, la unidad genética forense, el de análisis digital (releva lo que atañe a nuevas tecnologías como teléfonos y computadoras), y el de anatomía patológica. Sobre la pizarra de corcho de uno de los laboratorio hay una frase que define a quienes trabajan allí ."Habló la ciencia y se acabó la ideología".
Un lugar impersonal
El lugar es un edificio impersonal de ladrillo visto en 3 de Febrero y bulevar Avellaneda. En el primer piso están los laboratorios y en la planta baja otras dependencias. Al entrar el aire cambia, apenas perceptible flota un lejano aroma a flores de velorio, no es acre ni deja de serlo. A pocos metros del ingreso una puerta lateral lleva a la sala de autopsias.
Es amplia, unos 10 por 15 metros, con pisos de goma verde. En las pizarras se leen algunas directivas, circulares, cosas de trabajo. En el centro del espacio hay tres mesas de Morgagni (su creador fue el italiano Giovanni Battista Morgagni), una especie de bañera de acero inoxidable con una camilla en la que se apoyan los cadáveres, con pequeños agujeros por donde drenan los líquidos.
Una puerta lateral da paso al depósito donde hay unas veinte cámaras de acero inoxidable, similares a las vistas en cine y TV, donde esperan los cuerpos. Es la tarde de un viernes y adentro no hace frío. Algunos cadáveres, luego de días de congelamiento, están negros. Otros yacen en camillas esperando "ser autopsiados", como dicen los médicos. Esos cuerpos sólo tienen una historia a partir de su condición de cadáver, de la vida sólo conservan el nombre y tal vez ni eso; son NN. Así entró al Instituto Franco Casco, el joven que estuvo 21 días en el río Paraná y por el cual se generaron controversias aún no saldadas sobre los datos que dio el cuerpo durante la autopsia.
Alicia Cadierno, directora en los últimos cuatro años del IML, es especialista en cirugía general. Hace 27 años que trabaja en autopsias y 39 en el Poder Judicial. Es menuda, de ojos claros y tez blanca. Cuenta que "hay un protocolo general que se sigue, tanto con los cuerpos NN cómo con los identificados. Nosotros hacemos la autopsia de esa manera y después podemos sugerir otros estudios complementarios".
"Con Casco se hizo la pericia de protocolo. En los primeros momentos estaba como NN y la familia lo reconoció por medio del tatuaje con el nombre de su hijo: Tiago", contó Cadierno. Y en torno a la discusión aún no saldada contó que en ese caso se practico una "pericial odontológica, de acuerdo al convenio que hay con la Facultad de Odontología de la UNR. Se establecieron lesiones y pérdida de dientes pero una boca sana" aseguró. En tanto el psiquiatra Manuel Herrera, que hace varios años trabaja con Cadierno acotó que: "Todo se hizo dentro del protocolo y se puso sumo cuidado. Todo está perfectamente documentado, fotografiado y archivado. Como se debe", sostuvo el médico.
Se refieren al planteo de nulidad que hizo la querella esta semana sobre un informe que se presentó tres años después de la muerte y que manifiesta que dos de las tres piezas dentales que le faltaban a Franco no habían sido extraídas traumáticamente, por lo que se podría pensar que el joven no había sido golpeado en la cara por la policía.
En lo que hace el estudio de ADN de Casco, también puesto en duda, los médicos son estrictos: "Aquí hicimos los estudios de un cuerpo identificado por sus padres como Franco Casco. Si el ADN tiene información genética distinta o el joven fue adoptado no podemos saberlo si no nos lo explican. De aquí salió un cuerpo con una boca sana y el cadáver era el identificado por sus padres como Franco Casco".
Conocer lo previo
A veces es difícil aceptar el final, la idea de la muerte y la razón de ese instante. La familia de María de los Angeles Paris, una docente de 45 años que el 3 de mayo murió en la comisaría 10ª cuestionó la pericia de manera directa y también el accionar policial de esa seccional.
Para los médicos es importante y fundamental el conocimiento previo del caso. Cuando habla de Paris, Cadierno piensa cada palabra: "La verdad es que tal vez se desconoce nuestra labor y que no tenemos ningún tipo de interés ajeno a conocer cabalmente la causa de muerte para ofrecerlo lo más específico al fiscal. Si no nos alcanza con el levantamiento del cadáver se pide la historia clínica. En el caso de María de los Ángeles Paris se trabajó de esa manera. No tenía lesiones en el cuello ni en la boca, ni golpes, ni lesiones contusas. Con los elementos a nuestra disposición descartamos causas violentas. Y ahora se pidió un estudio de adrenalinas y dopaminas que se liberan en la sangre cuando hay un estado de estrés y pueden causar un colapso".
La médica destacó que "se pidieron datos a la familia que lamentablemente no se aportaron. Para nosotros es aún una muerte indeterminada y a esta conclusión llegamos tras usar todos los recursos y no logramos una determinación objetiva. Hicimos dos autopsias en este caso y no hallamos lesiones ni causas claras de la muerte. En la última autopsia la Justicia decidió que los familiares no viesen el cuerpo. Yo se los hubiera mostrado. El deudo debe cerrar un círculo y despedirse".
"No hay autopsias simples o no simples", sostiene Cadierno. "Nuestra actividad a veces sigue sin ser conocida y la gente ve un programa de autopsias y supone que ésto es así". Herrera, psiquiatra y cirujano, sumó: "Estamos ligados a la muerte y eso es muy difícil de aceptar por los familiares en todos los casos".
Protocolos
En ocasiones el fiscal puede plantear una duda específica, pero "la causa de muerte se determina a partir de la aplicación de protocolos internacionales, de nuestra capacitación permanente y de lo que le pedimos a cada laboratorio de los cuatro que tenemos. Y en lo que hace a recursos técnicos estamos muy bien", aseguró Cadierno.
En el caso Ordóñez, el joven que supuestamente se descompensó en la seccional 29ª y murió en el Hospital Provincial el 17 de octubre tras ser detenido mientras andaba por las terrazas de algunas viviendas, el juez Hernán Postma decidió que el equipo forense de la Corte Suprema de Justicia de la Nación se ocupe de la autopsia. Fue en una audiencia en la que el fiscal de Homicidios Miguel Moreno y su par de Violencia Institucional, Karina Bartocci, pidieron que el examen se haga en el IML pero los abogados del Servicio Público de la Defensa, Gabriela Sanmiguel y Marcelo Marasca, solicitaron que lo realice el Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de la Nación.
Cadierno no mostró inconvenientes con esa resolución. "Si la familia está mas tranquila mejor, se evitan malos entendidos. Podemos hacerlo aquí, tenemos el equipo necesario. Pero asistiremos como veedores a pedido de los fiscales para que el tema sea más transparente. De hecho, acá hacemos pericias federales desde hace años".