Maradona al 800 bis, una calle de barrio Stella Maris que se presenta sumida en el descontrol y la violencia callejera. Al filo de la medianoche de este miércoles, pocas horas después del sepelio de Sofía Noelia Archilasqui, la mujer de 29 años asesinada el pasado martes delante de su hijo de 10 años, cuatro jóvenes fueron atacados a balazos frente a la vivienda de la mujer muerta a balazos. Dos de ellos recibieron heridas y desistieron de ser atendidos. Testigos dijeron haber visto a los atacantes disparando desde un auto rojo en el que iban seis personas, dos de ellas armadas. Minutos más tarde a unas ocho cuadras del lugar del ataque un Chevrolet Aveo color bordó, sin patente visible, con varios impactos de bala y que en su interior tenía vainas servidas, fue encontrado en García del Cossio al 1200. Si bien ninguno de los vecinos se anima a mencionarlo, detrás de estos ataque asoma la banda de Los Menores.
Los últimos dos o tres años la banda de Los Menores se fue erigiendo como un jugador de peso en los barrios 7 de Septiembre, Stella Maris, Emaús, Hostal del Sol y el asentamiento La Bombacha. Una banda que responde a un M.G., un un hombre que residió en el 7 de Septiembre y que hoy reside en un complejo de alta gama. Algunos lo mencionan en Puerto Norte y otros en el despampanante Puerto Madero.
Su nombre apareció en julio de este año en el contexto de una balacera contra la subcomisaría 26º, en en la calle Nahuel Huapi al 2600 de Villa Gobernador Gálvez. En el lugar dejaron un cartel de advertencia para varios jugadores privados de la libertad ligados al mundo Mono.
“«Erik» Masini, dejá de batir la cana. Vos, el «Licha» de Donado que está en Funes, y Matías Gasani, dejen de batirla con la AIC (Agencia de Investigación Criminal) para confinar a los pibes. Ya ni orgullo tienen de mafia. Dejen de pagar en Rawson (la mayoría estaba en ese momento preso en el penal federal de la capital de la provincia de Chubut), dejen de batirla en Crónica. Decile al chaqueño Fabio Giménez, Leandro Vilches, Nico Camino y Andy Benítez, que se paren de manos sin batirla ni matar gente inocente, y sin la policía vigilante”, decía el cartel que dejaron frente a la sub 26ª.
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Los Menores también fueron mencionados en la investigación del asesinato de Angel José Acuña, de 20 años, ocurrido la tarde del miércoles 13 de septiembre pasado en su casa de José Ingenieros al 8600, a menos de 400 metros de la escena del crimen de Archilasqui. La víctima había discutido con unos pibes del barrio que pertenecían a la banda de Los Menores. “Él sabía que esos pibes venden droga, pero no sabía que iban a reaccionar así. Llamaron a los sicarios y fueron directo a él”, explicó un vecino a este diario.
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Sofía Archilasqui, la mujer de 29 años asesinada el pasado martes delante de su hijo de 10 años.
Foto: Celina Mutti Lovera.
“Después pasaron por acá (por el lugar donde Acuña residía) varias veces en moto, burlándose. Le dijimos a la policía y nos respondieron que los caguemos a balazos”, contó. La misma mecánica fue denunciada por la familia de Sofía, quienes dijeron que durante el velorio de la mujer “pasaron riéndose” y que al hablar con policías le dijeron “que la fiscal no les permitía que los fueran a buscar”.
El crimen de Sofía
El martes, cerca de las 0.30, Sofía Archilasqui estaba junto a su hijo Braiton, de 10 años, frente a su casa de Maradona al 800 bis cuando comenzaron a escucharse detonaciones. Al asomarse al pasillo de la vivienda recibió al menos tres balazos mientras que el nene fue rozado por una bala. La mujer era madre de cuatro hijos. Este miércoles el cuerpo de Sofía fue sepultado. Ya por la noche, alrededor de la 1 de la madrugada de este jueves, un auto color rojo pasó por la cuadra circulando de norte a sur. Según testigos en el vehículo viajaban seis personas. Dos de ellas estaban armados.
Primero los tiratiros dispararon al aire. Pero al ver a un grupo de pibes que estaban sentados “tomando un Baggio” frente a la casa de Archilasqui, empezaron a tirarles. “Nos taparon autos que estaban estacionados, sino estaríamos muertos porque cuando nos vieron comenzaron a disparar a matar”, explicó una joven de 19 años que recibió un roce de bala en el mentón. “Dispararon entre 25 y 30 balazos”, indicó. Otro joven recibió heridas leves en la muñeca derecha. Ninguno de los dos aceptó cuidados médicos ni quiso realizar denuncia.
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Posteriormente el auto siguió viaje y a pocos metros, en le cruce de Maradona y La República, desde el vehículo volvieron a disparar. La policía recogió sólo media docena de vainas calibre 9 milímetros. “Acá nos conocemos todos. La policía sabe los nombres de los de la banda y de los que dispararon. Las comisarías 17ª (Fisherton) y la sub 21ª (7 de Septiembre) les dan cobertura. Ellos tienen plata para pagar protección. Los que estamos jodidos somos los vecinos que no tenemos nada”, explicó una residente del barrio.
A favor de la desconfianza vecinal vale recordar que el 27 de septiembre pasado el policía Fernando Abel Molina, de 49 años y adscripto a la subcomisaría de Ayala Gauna al 7900, fue acusado por la fiscal Viviana O’Connell por haber recibido dinero entre mayo y julio de este año de transeros que manejaban un punto de venta de drogas (cohecho e incumplimiento de los deberes de funcionario público, encubrimiento agravado, desobediencia y amenazas).
El policía terminó preso a partir de la denuncia de un joven vendedor de drogas, reducido a la servidumbre, que tras fugar de un búnker lo sindicó como el recaudador de plata de ese kiosco de droga, donde lo habían mantenido cautivo durante dos meses obligándolo a vender estupefacientes para una banda en de droga de Juan B. Justo al 8300. Lo más traumático fue que cuando el pibe fue a denunciar lo que le pasaba a la sub 21ª se topó con el recaudador policial. La jueza de garantías Silvia Castelli lo dejó 90 días bajo prisión preventiva.