Barrio humilde. El drama se desató en una vivienda de Paraguay al 500 bis de Villa Gobernador Gálvez.
Marisa Alejandra Molina iba a cumplir 44 el próximo mes de abril. Vivía con su pareja, Juan Antonio B., en el humilde barrio Los Tigres de Villa Gobernador Gálvez, a pocas cuadras del río y del complejo industrial de Unilever. Ambos trabajaban, ella en casas de familias. Tenían tres hijos mayores de edad y al menos cuatro nietos. Dos de esos hijos viven en casas contiguas a la vivienda de sus padres. Para la barriada, era "una pareja común", con muchos años en el barrio y sin síntomas públicos de malos tratos o violencia de género. Sin embargo, ayer poco después de las 3.30, Juan le disparó en la cabeza a Marisa con un viejo revólver calibre 38 mientras dormía. Luego tomó el arma y volvió a disparar, pero el tambor estalló hiriéndole una mano. Los investigadores estiman que intentó quitarse la vida luego de asesinar a su concubina. Cercado por el destino se aferró a un cuchillo y se provocó heridas a la altura de la tetilla izquierda. En ese estado lo encontró uno de sus hijos. "Maté a tu mamá", confiaron los investigadores que Juan le dijo al muchacho.
Bajo custodia
Juan Antonio B. fue trasladado al Hospital Anselmo Gamen de Villa Gobernador Gálvez y de ahí, anoche, iba a ser derivado a un sanatorio privado. La fiscal de la Unidad de Homicidios Dolosos Georgina Pairola ordenó que el hombre quedara detenido bajo custodia policial en ese centro asistencial y en las próximas horas, dependiendo de la evolución de sus heridas, será imputado en el sanatorio o en el Centro de Justicia Penal por el delito de homicidio agravado por el vínculo.
En ese sentido, fuentes cercanas a la pesquisa indicaron que "por el momento no existen elementos para calificarlo como femicidio porque las personas que han declarado no denuncian un contexto de violencia de género y no surge que haya denuncias. Pero estamos en una etapa muy inicial de la investigación del crimen". Más allá de la calificación, la pena en expectativa por el delito que se le imputará a Juan Antonio B. es la de prisión perpetua.
En la escena del crimen se secuestró un revólver calibre 38 oxidado completamente ensangrentado y con uno de los alvéolos del tambor estallado. El arma tenía dos proyectiles y dos vainas percutidas. También incautaron en el lugar dos plomos deformados.
Silencio y dolor
"No queremos hablar, estamos destruidos. No queremos fotos, no queremos nada". Con las pulsaciones a mil por la angustia, el dolor y la indignación por lo sucedido, los familiares de Marisa Molina expresaron su sentir ante la prensa ayer a media mañana mientras esperaban, sentados a la sombra de un sauce llorón, que desde el Instituto Médico Legal dieran luz verde para la entrega del cuerpo de su familiar y así poder velarla y darle el último adiós.
La zona del barrio Los Tigres donde ocurrió el asesinato parecía no poder reponerse del cimbronazo. Del diálogo con los pocos vecinos que esbozaron algunas pocas palabras podía percibirse que Marisa era una mujer valorada por ellos.
Paraguay es una calle que corre paralela a Caminos de los Inmigrantes y que muere en el río, al costado de la planta fabril de Unilever, en Villa Gobernador Gálvez, donde las quintas interrumpen el trazado de las calles. Marisa y su familia vivían al 500 bis de Paraguay, casi contra una de esas quintas.
Según se pudo establecer, el viernes a la madrugada Marisa y Juan Antonio estaban solos en su casa. En el mismo predio pero en distintas viviendas residen los dos hijos varones de la pareja. Uno en la parte trasera y otro en uno de los laterales.
A las 3.40 un llamado al 911 alertó sobre el hecho. Al llegar al lugar los policías se toparon con Juan Antonio, quien presentaba heridar de arma blanca en el pecho y lesiones en la mano izquierda por el estallido del tambor del revólver, lo que le provocó una fractura en el radio.
En la cama matrimonial yacía el cuerpo de su pareja. Marisa Molina estaba en una posición similar a como si durmiera. Tenía una herida en el cráneo, sobre el lado izquierdo de la región temporoparietal. El disparo fue desde corta distancia, dijeron los peritos. El cadáver estaba tapado por una sábana y al costado del cuerpo estaba el viejo revólver calibre 38 ensangrentado y con su tambor destruido. A un metro, apróximadamente, un cuchillo con rastros de sangre aparecía como el utilizado por Juan Antonio para autorlesionarse.
"Son los primeros pasos de una investigación compleja. Hay que establecer si la víctima estaba indefensa al momento de ser asesinada (pudo haber estado dormida)", explicó la fuente consultada.
Una de las hipótesis sobre la que trabaja la fiscal Pairola es que Marisa Molina estuviera dormida al momento de ser asesinada. Para ello será determinante el resultado de la autopsia a la que fue sometido el cuerpo de la víctima y cuyo resultado preliminar estará disponible para la fiscal en las próximas horas.
Dormida e indefensa
"La escena del crimen expone una alta posibilidad de que la víctima estuviera dormida, completamente indefensa, al momento de ser asesinada con un balazo en la cabeza. El cuerpo estaba en una posición como si hubiera estado durmiendo de costado, con las manos debajo de la mejilla", explicó el vocero.
Los hijos de Juan y Marisa, que viven en casas linderas y fueron los primeros en llegar a la escena tras oír los disparos, dijeron a los investigadores que no escucharon discusión ni gritos antes de las detonaciones.
El arma de fuego estallada y las heridas que Juan Antonio tenía en su cuerpo llevan a inferir a los pesquisas que tras asesinar a Molina intentó quitarse la vida. "Es evidente que hizo un primer disparo con el que mató a la víctima y luego hizo otro que provocó que el tambor del revólver, viejo y oxidado, estallara y lo hiriera en la mano. El arma quedó inutilizada. Fue entonces que se autolesionó superficialmente con un cuchillo", agregó la fuente.
Ante uno de sus hijos y algunos policías, Juan repetía que él había sido el autor del crimen, una declaración sin valor jurídico alguno ya que sólo es valedera la declaración que el hombre realice en la audiencia imputativa oral y pública, con la asistencia de un defensor y ante un juez de Garantías, trámite al que será sometido en próximas horas.
Juan Antonio B. quedó internado fuera de peligro y con custodia policial hasta que los médicos autoricen a la fiscal Pairola a realizar la imputación por el crimen de su concubina. Este acto procesal puede llevarse a cabo en el sanatorio donde está internado o bien, de recibir el alta médica, en el Centro de Justicia Penal en un audiencia pública. Todo dependerá de la evolución de sus heridas en las próximas horas del fin de semana.
barrio humilde. El drama se desató en una vivienda de Paraguay al 500 bis de Villa Gobernador Gálvez.
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