Asesinan con dos tiros en el pecho a un chico de 15 años en zona sur
Los vecinos de pasaje Médici al 4600 aseguraron ayer que están acostumbrados al zumbido de las
balas y que en el barrio, a dos cuadras al sur de avenida Uriburu, impera "la ley de la jungla". Y
ese código no escrito ayer se cobró la vida de un adolescente de 15 años, asesinado con dos tiros
en el pecho, mientras que otro de 17, amigo de la víctima fatal, recibió un plomo en cada pierna en
lo que para los investigadores fue una venganza por un motivo no precisado.
17 de marzo 2010 · 01:00hs
Los vecinos de pasaje Médici al 4600 aseguraron ayer que están acostumbrados al
zumbido de las balas y que en el barrio, a dos cuadras al sur de avenida Uriburu, impera "la ley de
la jungla". Y ese código no escrito ayer se cobró la vida de un adolescente de 15 años, asesinado
con dos tiros en el pecho, mientras que otro de 17, amigo de la víctima fatal, recibió un plomo en
cada pierna en lo que para los investigadores fue una venganza por un motivo no precisado.
Ocurrió cerca de las 15 y, según los habitantes de la cuadra, la tragedia pudo
ser peor porque a esa hora la calle suele estar sembrada de criaturas. Poco después, la policía
demoró a una mujer y a su hijo de 13 años como sospechosos de haber participado en el ataque.
Protagonistas. El chico fallecido se llamaba Emiliano Arduvino y vivía en la
zona de Beruti y Amenábar, en pleno barrio La Tablada, y a unas 20 cuadras del lugar donde lo
balearon. El adolescente contaba en su haber con varias entradas en comisarías y, según las
fuentes, dos hermanos mayores están detenidos: uno en el Irar y otro en Coronda. En base a esos
antecedentes y a versiones que lo involucraban en un par de escaramuzas en la misma zona, los
pesquisas creían que pagó con su vida un problema de vieja data.
El herido fue identificado como Ezequiel M. y ayer permanecía internado en el
hospital Roque Sáenz Peña, fuera de peligro, pero con las piernas seriamente afectadas por los
proyectiles. De acuerdo a los escasos datos con que contaba la policía, los dos fueron blanco de un
ataque cuando se encontraban sentados en el ingreso de un pasillo situado a la altura catrastal
4650 de pasaje Médici. En ese lugar vive Ezequiel con su familia. La pared izquierda del corredor
está dominada por una estampa a gran escala de la mítica imagen del Che Guevara en blanco y negro.
Al lado, los dibujos a todo color de un arlequín y de una hoja de marihuana más la leyenda
"Chango", lo que le imprime a la escena un toque especial.
Versiones. Ayer nadie quiso asomarse al pasillo para contar lo ocurrido y los
vecinos, desconfiados de esa incómoda mezcla de periodistas y policías en el lugar del hecho,
dieron versiones contrastantes del episodio. Algunos decían que los que atacaron a Arduvino y a
Ezequiel iban en una moto y sin mediar palabra o advertencia rociaron a tiros a los pibes. Otros,
en medio de una desordenada conversación con los lugareños afirmaban que los autores de los
disparos iban a pie y que escaparon por Médici hacia el sur. Los investigadores de la seccional
11ª, que actúan por razones de jurisdicción, se inclinaban por la versión de los sicarios en
motocicleta.
"Al parecer fueron dos hombres que llegaron en moto, uno bajó y abrió fuego.
Arduvino quedó herido en lugar y el otro corrió por el pasillo, dejando rastros de sangre en el
piso", contó un pesquisa. Es decir, los disparos fueron en una sola dirección, no hubo intercambio.
"Es muy difícil tomar una declaración en ese lugar. La gente prefiere callar lo que sabe",
manifestó una fuente de la pesquisa.
La policía tomó conocimiento de lo ocurrido a las 3 de la tarde por una llamada
al 911 que alertó sobre un enfrentamiento y de la presencia en ese lugar de dos personas heridas.
Una de las víctimas había caído al piso en la puerta del pasillo y la otra alcanzó a correr hacia
el interior de una vivienda. "Uno de los heridos fue trasladado por un móvil policial y el otro fue
llevado por un civil, tal vez familiar de uno de ellos, en un coche particular, pero con la
custodia policial hacia el Hospital Roque Sáenz Peña", confió un vocero de la seccional 11ª.
Arduvino murió a poco de llegar al nosocomio por las dos heridas que tenía en el pecho.
Sin droga. "Emi era un buen pibe, nunca molestó a nadie en el barrio y esto no
viene de la droga como dicen siempre. Acá cuando matan a alguien, enseguida dicen «ajuste de
cuentas entre narcos». Esto fue producto de la casualidad. La bronca estaba con una tercera persona
y vino este loquito y empezó a los tiros", dijo a este diario un muchacho con gorrita blanca y
camiseta alternativa de Newell's. El mismo joven juró que en sus 25 años de vida "jamás" escuchó
que al menos en esa cuadra alguien se dedique al tráfico de drogas.
"El barrio está jodido.Tenemos la ley del oeste, se vive enfierrado y encerrado.
Ya nos acostumbramos", agregó otro muchacho al definir cómo se sobrevive en esa humilde barriada
que suele incluirse como un sector más de La Tablada, uno de los sectores más violentos de la
ciudad. Los vecinos hablan poco, no quieren fotos y menos que se los identifique. Coinciden en que
el consumo de estupefacientes es moneda corriente entre los más jóvenes. "Están todos locos. Te
cruzás con uno de estos pibes, les decís «buen día» y te pegan un tiro así nomás", acotó una mujer
de lentes.