En sus cuatro procesos anteriores como técnico de Central, Miguel Ángel Russo pasó por innumerables situaciones, muchas de las cuales fueron íconos en la historia reciente del canalla. Hay un partido que Central jugó de visitante, con Russo al frente del equipo, que quedó grabado a fuego en la memoria de los hinchas auriazules y es ni más ni menos que en la cancha donde Central cerrará esta Liga Profesional. En el Gigante de Alberdi aquel equipo de Russo se jugó una parada bravísima, de la que salió muy bien parado, en el encuentro de ida por la promoción en el 2009. Igual no fue la última vez que el DT visitó ese estadio dirigiendo al equipo de Arroyito, porque lo hizo en 2013, y también con victoria. Este viernes, en un contexto totalmente diferente, el entrenador estará sentado en el banco visitante de la cancha del pirata cordobés.
Aquel miércoles 8 de julio de 2009 fue, seguramente, el partido de mayor peso emocional para Russo como entrenador de Central. Porque tanto él como su equipo tenían la obligación de establecer supremacía ante un rival de una categoría menor, pero fundamentalmente por la implicancia que podía tener un paso en falso. La vuelta en Arroyito también tuvo lo suyo, pero ese día ya contaba con la luz de ventaja que había logrado sacar en la Docta.
Por supuesto que hubo otros partidos importantes para Russo en Central. Sin ir más lejos, la final de la Copa Argentina en 2014, frente a Huracán fue el que pudo subirlo al pedestal, pero para la locura con la que se vive el fútbol argentino, no caben dudas que las tensiones son mayores a la hora de jugar por la permanencia que por obtener un título.
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Russo saluda a Méndez, el autor del gol canalla en el Gigante de Alberdi que le dio más tranquilidad al canalla para la vuelta.
Marcelo Bustamante / La Capital
Y Russo fue con su equipo al Gigante de Alberdi convencido de que la decisión que había tomado un par de meses antes (la de tomar un equipo que estaba muy comprometido con la permanencia) tendría un final feliz.
Una vez terminada la promoción Russo dejó Arroyito y cuando regresó en 2012, para dirigir la Primera B Nacional, Belgrano ya estaba en la máxima categoría, tras lograr el ascenso en 2011, en la promoción frente a River.
La vuelta a esa cancha en 2013 fue también con saldo positivo, pero el recuerdo más fuerte es el anterior, el de Jesús Méndez corriendo en paralelo a la línea lateral, frente a las narices de los simpatizantes canallas que habían viajado, con el brazo izquierdo extendido y la mano derecha llevando el escudo a su boca. El festejo fue en el minuto 3 del complemento, luego de que el mendocino clavara un tremendo zurdazo al ángulo superior izquierdo de Olave, tras un despeje en un córner.
Ese partido fue el que entraba dentro de la categoría “riesgo” cuando Russo aceptó el ofrecimiento de la comisión directiva presidida en ese entonces por Horacio Usandizaga. Es que cuando Russo se hizo cargo del equipo una de las primeras frases que tiró, después de analizar la situación en la que estaba Central fue: “De arranque es promoción”.
Belgrano 0 Rosario Central 1 - Promocion
Y bien vale la pena hacer un poco de historia de lo que fue aquel desembarco (el tercero en su carrera) de Russo en Arroyito. Se dio luego de que Reinaldo Merlo presentara intempestivamente y de manera indeclinable la renuncia tras un entrenamiento en el Gigante de Arroyito, un día después de que el canalla perdiera 1 a 0 en cancha de Racing, por ese entonces un competidor directo por la permanencia. Inmediatamente el Vasco fue en busca de Russo, no sin antes nombrar a Ariel Cuffaro Russo como interino. Al canalla le quedaban 10 partidos por delante, pero el primero de ellos, ante Gimnasia, en La Plata, fue dirigido por Cuffaro porque Russo no hizo tiempo a resolver su desvinculación con San Lorenzo. Igual se hizo presente ese día en el bosque platense.
El 16 de abril Russo fue presentado como entrenador canalla para disputar los nueve encuentros restantes, de los cuales ganó cuatro (Boca, Gimnasia y Esgrima de Jujuy, Argentinos Juniors y Tigre), perdió cuatro (Lanús, Huracán, Independiente y Godoy Cruz) y empató el restante (Newell’s).
“No me hablen de promoción”, fueron las palabras de Russo después de la victoria en cancha de Tigre, pero en esa misma fecha (la penúltima) Godoy Cruz venció a River y condenó al canalla a jugar la promoción ante Belgrano. Por eso el mix canalla en la última fecha, justamente frente al Tomba, en Arroyito, para preservar a algunos titulares para jugar tres días después en cancha de Belgrano.
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Jesús Méndez corre a festejar con los hinchas tras clavar en el ángulo un tremendo zurdazo.
Gustavo De los Ríos / La Capital
Y allá fue Central ese día a jugar un partido riesgoso y altamente complejo desde lo emocional, a una cancha a la que le tocó visitar nuevamente en 2013, pero ya sin las presiones de aquella vez. Es más, el desafío de esa última vez fue lograr que Central ganara el partido siguiente después de un triunfo en un clásico (el 2-1 en el Gigante con tantos del Flaco Donatti y Encina), algo que no sucedía desde hacía 31 años (1982). “Primero me pidieron que ganara el clásico, ahora que gane el partido siguiente porque hace mucho que no se logra”, bromeó Russo en aquellos días.
Estadísticamente se trata de una cancha en la que a Russo como técnico de Central le fue bien, pero en la que se jugó una de las patriadas más bravas como técnico de Central.