La Copa de la Liga dejó más dudas que certezas en Newell’s. Con la derrota en el clásico y sin clasificar a los cuartos, está obligado a hacer camino en la Copa Argentina y a ser protagonista hasta el final en el segundo semestre. Los objetivos no logrados son heridas abiertas que le quitaron respaldo, crédito y margen de maniobra al proceso de Mauricio Larriera de cara al futuro inmediato. En ese marco de murmullos de descontento, de tensión y de crecientes cuestionamientos, el conjunto rojinegro deberá afrontar el arranque del próximo certamen con el mismo plantel ya que el mercado de pases de invierno recién abre en junio. Por lo que el DT tendrá que hacer reaccionar lo más rápido posible a un equipo que viene en franca caída en rendimientos (individuales y colectivos) y que muestra debilidades en su estado anímico.
En ese zarandeo, este Newell’s exhibe muy poco para rescatar y dentro de lo poco recuperable se verifica una columna que exhibe una preocupante curva de deterioro y descomposición, y además se advierten fuertes deudas y luces de alerta en sus alrededores, en otros puestos y sectores.
En ese eje principal se encuentran los marcadores centrales Gustavo Velázquez e Ian Glavinovich, el mediocampista de contención Rodrigo Fernández, el volante creativo Ever Banega y el centrodelantero Juan Ignacio Ramírez. Un núcleo en posiciones clave que merece una apuesta de revitalización por el valor y la ascendencia en el funcionamiento colectivo que implican de manera directa esos roles.
Esa estructura, a la vez, inquieta porque no los encuentra a todos estos jugadores en un buen momento futbolístico y eso se reflejó en los últimos compromisos.
Más allá de la bronca de ocasión de los hinchas leprosos, Newell’s tiene una base que requiere un trabajo intenso de revitalización y de puesta a punto, y esa es una diferencia comparativa con la mayoría de los equipos de primera división del fútbol argentino.
Allí tiene que conducir sus primeras consignas Larriera, cuando este lunes comiencen las tareas de preparación en Bella Vista para la próxima Liga, que arrancará el 12 de mayo.
Con el bagaje de lo recorrido y experimentado en el primer semestre competitivo, el entrenador tiene que comprender la importancia de ese desafío. Sus principales jugadores deben mejorar en juego y actitud, y desde allí puede llegar a iniciarse un cambio de halo y un efecto contagio positivo.
En esos cimientos se deben apoyar estos intentos de reconstrucción luego de un torneo en que su Newell’s se fue apagando de a poco, deshilachando, y nunca encontró señales y referencias firmes para apuntalar esas ambiciones iniciales.
Si retoma su nivel, esa columna mezcla y conjuga experiencia y juventud, corazón y pierna fuerte, galera y bastón, y vocación de finalizar las jugadas. Demostró esas virtudes en el inicio de la Copa de la Liga y debe recuperar ese envión ahora, en este tiempo de receso que tiene luego de no haber conseguido el boleto a la siguiente ronda.
Cuentas pendientes
Con esta sensación de insatisfacción y de cuentas pendientes que cruza los aires leprosos, el plantel tiene algunos días de descanso hasta el lunes.
Las primeras tres jornadas las deberá afrontar con lo mismo que tiene ahora. Por eso la importancia de aprovechar al máximo cada día de entrenamiento en el complejo Griffa.
Mirando adentro, donde anidan los problemas y las posibilidades de mejora. Donde se debe aplicar el tamiz de la autocrítica para que pueda nacer una nueva versión leprosa, que sea auténtica, que sea válida, que no se enrede en excusas de ocasión, más cercana a lo que expuso en el comienzo de la temporada y a los objetivos de protagonismo trazados en el inicio de ciclo, cuando arribó Larriera al parque Independencia.
Para conseguir esa nueva cara, primero necesita revitalizar esa columna, que recobren nivel y confianza estas piezas que son de gran relevancia. Para poder pensar y creer en un segundo semestre donde se sostenga una regularidad de rendimientos y no se dilapiden oportunidades, este Newell’s precisa hacerse fuerte desde esos apoyos, desde esos incentivos. De esos engranajes que tiene a mano y debe ponerlo a pleno para estar en la pelea.
