Lejos, muy lejos estuvo Newell’s de quedar a tiro de la clasificación a los playoffs. Nada hizo para conseguir esa victoria que le hubiese permitido necesitar solo un empate en su visita a Defensa y Justicia, en la última fecha, para meterse en los cuartos de final. Su fútbol estuvo muy por debajo de lo necesario para oponerse a este Boca en alza. Y, sin fútbol ni solidez, fue un cúmulo de voluntades, incapaces de que el resultado no sea otro que un 3 a 1 en contra que puso en riesgo lo que tanto desea. Todavía puede. Ya no depende de sí mismo, según otros resultados de este fin de semana. Boca, en tanto, trepó a la tercera y con un partido pendiente.
A Newell’s le costó una enormidad manejar la pelota en la primera etapa. Posicionado para presionar a partir de la mitad de la cancha, corría de un lado al otro sin conseguir recuperarla. El toqueteo constante de los volantes xeneizes, prolijos y con una rotación permanente, resultaron indescifrables para el local. Pol Fernández se desplazaba de la derecha hacia el medio y la trasladaba, sin que Julián Fernández llegara a encontrarlo. Medina y Equi Fernández completaban el aceitado circuito medio de la visita, paciente para moverla hasta encontrar el mejor receptor.
Lo favoreció a Newell’s que a Boca le faltó peso adelante, al menos hasta el gol de la apertura, que en definitiva fue recién la primera aproximación profunda del visitante. Hasta que Langoni ingresó por la derecha leprosa, su remate fue tapado por Macagno y Medina puso la cabeza para la apertura, el conjunto de Larriera no tenía mayores complicaciones en el fondo.
Eso sí, la lepra no preocupaba cuando la tenía. Las pocas veces que se acercaba, fallaba el último pase. Su juego fue forzado, insinuando más con intentos individuales que a partir de una gestación colectiva. La claridad que le daba Banega de doble cinco no tenía igual respuesta de sus compañeros.
La desventaja en el tanteador llevó a Newell’s a redoblar esfuerzos en la búsqueda del gol. Empujó y trató de atacar por afuera. Pero recién en el tiempo adicional gestó una jugada que casi termina en gol. Martino envío el centro desde la izquierda y Velázquez conectó de cabeza de frente al arco y la mandó afuera.
Para entonces, el xeneize lucía más replegado y contraatacaba, usufructuando los espacios que dejaba la lepra. Kevin Zenón era incisivo por afuera, aunque la mejor personal fue una corrida por el medio, desde campo propio hasta el contrario, y una definición cruzada que se fue cerca. Apenas dos minutos antes, Macagno había tapado un mano a mano a Langoni.
Larriera no se demoró y para el segundo tiempo ingresaron Cacciabue y Chiaverano por Esteban Fernández y Jaime. La primera modificación tuvo el objetivo de liberar a Banega, que juegue adelante y le de juego a la ofensiva.
Una tarde inestable
Pero Newell’s tenía una tarde inestable, no lucía confiable y Boca lo aprovechó. Lo encontró a contrapierna y, pese a la salvada de Macagno frente a Zenón, la jugada continuó y Langoni aumentó la diferencia.
Quedaba bastante tiempo por delante. Pero lo que había sido hasta entonces el desarrollo del partido no entregaba señales de que algo pudiese cambiar. Así y todo la lepra dispuso del descuento y Panchito González no le embocó al arco.
Newell’s era inferior y así se exhibía. Confundido, sin elaboración y con el riesgo de que Boca sincronice una acción de ataque y amplíe la victoria. Cada rebote quedaba en poder de la visita. Una muestra de que la lepra ya estaba perdido.
La volea de Julián Fernández para meterla cruzada en el arco de Brey en los minutos finales, cuando nadie lo esperaba, encendió una ilusión que levantó a todo el estadio. Duró apenas un minuto. De contra, Zenón selló la victoria para el xeneize.
Nada está perdido. Newell’s llegará con igual posibilidades al cierre de la fase clasificatoria, sin depender de sí mismo. Pero la situación se complicó. Si no mejora el rendimiento, se despedirá de la copa antes de lo querido.