La solidez que caracterizó a Newell’s en el torneo se resquebrajó contra Patronato. No fue el conjunto que habitualmente levanta una muralla, impidiendo que se le arrimen a Ramiro Macagno. Anoche le llegaron varias veces y le convirtieron dos goles, siendo que hasta el partido de ayer apenas le habían anotado un tanto en cinco partidos. Javier Sanguinetti tampoco dio en la tecla al momento de mover el banco. Rompió el medio, con la salida de Juan Sforza y el ingreso de Facundo Mansilla para que la lepra juegue algo más de diez minutos finales con cuatro zagueros centrales. Pareció un exceso. Y no resultó eficaz. En ese breve lapso, la visita se lo empató.
Newell’s, como es costumbre, volvió a cederle el balón a su rival, un desarrollo que le sienta cómodo para explotar la contra y el campo a favor. Pero fue endeble en campo propio durante la segunda etapa. Patronato se le animó y la movió con criterio. Jonás Acevedo fue el responsable de comandar los ataques, volcado sobre la derecha y generándole un problema a Leonel Vangioni. Se explica entonces que Sanguinetti lo haya reemplazado por Martín Luciano. Pero el juvenil tampoco pudo frenarlo.
Newell’s no consiguió hacer pie en el segunda tiempo, para liquidarlo. Recién en la última parte se aproximó con riesgo, con un tiro de Sordo que dio en el palo y un derechazo de Rossi que fue hacia donde estaba ubicado Altamirano.
En el otro extremo de la cancha, Patronato merodeaba y preocupaba. Sforza declinó su rendimiento y no colaboraba tanto en la contención. Julián Fernández también bajó algo su juego. Cristian Lema, que venía de ser la figura en la victoria en La Plata, y Willer Ditta no lucían tan seguros. El gol del descuento de la visita fue toda una señal de que había grietas atrás. Medina cabeceó con demasiada libertad para anotar el 1-2.
Sava mandó a la cancha al grandote zaguero Carlos Quintana para que vaya a jugar adelante y haga prevalecer su altura. Sanguinetti quiso contrarrestarlo, haciendo ingresar a Mansilla para que lo marque. Newell’s pasó a defender con cuatro marcadores centrales, Mansilla, Ditta, Lema y Velázquez. No fue lo más acertado.
Menos todavía que el cambio de Mansilla fuera por Sforza. Newell’s se preocupó exclusivamente por hacerse fuerte en su propia área y no por tratar de cortar el juego más adelante. La conquista de Lozano en el tiempo adicional, ingresando de frente al arco sin marcas, fue un duro castigo para la lepra.