Algo definitivamente se rompió en la relación entre el hincha de Newell’s y su entrenador. “Andate Heinze la p.. que te p..” fue el canto lacerante destinado hacia el Gringo, nunca antes escuchado en el Coloso. Transcurrían los últimos minutos del partido, el conjunto rojinegro se mostraba absolutamente impotente para, al menos, llegar al empate frente a Sarmiento, y la hinchada no aguantó más. Explotó y se manifestó así, con fastidio por ver cómo la lepra dilapidaba una enorme oportunidad de meterse en la pelea por la clasificación a los playoffs. Y el apuntado fue el Gringo, que no resultó indiferente a la respuesta del público. Golpeado y dolorido, en la conferencia de prensa, tras la derrota por 1 a 0, dijo que le gustaría seguir aunque también planteó que hay que analizar su futuro, sin descartar que haya un punto y final.
El deterioro futbolístico de Newell’s en la Copa de la Liga era notorio, pero el público seguía con la expectativa de revertir este presente. Desde lo numérico tenía razón para esperanzarse con la posibilidad de meterse entre los cuatro primeros de la zona B. Encima, recibía a un Sarmiento que llevaba 9 partidos sin triunfos y que salió a jugar en el Coloso en puesto de descenso. Había motivos suficientes para ilusionarse con la conquista de tres puntos que le permitiesen quedar en puesto de clasificación. Pero todo salió patas para arriba.
El recibimiento del equipo fue con el fervor de costumbre, pero a medida que fueron transcurriendo minutos surgieron los reproches. Fueron notorias las quejas hacia Juan Sforza cuando tocaba la pelota. Pero hasta el descanso, las protestas no fueron masivas. Hasta que a partir de los 10’ de la segunda etapa, la queja hacia los futbolistas fue inconfundible. “Ponga h...., Newell’s ponga h...”, bajó desde las tribunas. El mensaje fue más contundente una vez que Sarmiento se puso en ventaja. “Jugadores, la c... de su madre....”, resonó de boca de la parcialidad rojinegra.
El equipo no respondía y Heinze metió dos variantes que, de algún modo, reflejaron este particular momento que atraviesa a la lepra, buscando como una tabla de salvación a dos de vastísima experiencia, Pablo Pérez y Leonel Vangioni. La salida de Juan Sforza, el capitán, el jugador al que recurre siempre Heinze para darle indicaciones y ordenar al resto, con otra producción muy floja, también expone un ciclo que termina muy por debajo de lo esperado.
Los silbidos con los que el hincha despidió a Newell’s en la anterior presentación de local, en la derrota contra Godoy Cruz por 2 a 0, parecían inevitables si no conseguía, como mínimo, igualar el marcador. Pero antes de que el partido llegue al final, el hartazgo por otro rendimiento decepcionante se transformó en reproche hacia Heinze. Entonces hubo insultos hacia el Gringo. Una reacción que el DT sufrió por primera vez y que seguro le llegaron hasta lo más profundo, porque a nadie le gusta y menos a él, siendo alguien surgido de las entrañas del club.
Desde ese respaldo unánime y el entusiasmo que causó su llegada hasta este domingo por la noche lleno de cuestionamientos comienza a cerrarse una temporada donde fueron pocas las satisfacciones del equipo. Terminó en mitad de tabla en la Liga Profesional, quedó afuera de la Copa Argentina en el debut, fue eliminado en octavos de final de la Sudamericana, no ganó el clásico y está cerrando una Copa de la Liga donde redujo considerablemente la chance de ingresar a los playoffs y mucho más de llegar a una copa internacional.
Solamente la figura de Heinze fue capaz de que la hinchada de Newell’s fuese más paciente que lo que hubiera sido, bajo las mismas circunstancias, con otro entrenador. Pero dijo basta. Se lo hizo sentir. Y el Gringo recibió el mensaje, de la peor manera. Ahora quedan dos partidos para intentar lo que el equipo desde el juego no brinda ninguna seguridad. En medio de todo eso, dependerá de Heinze y de la comisión directiva definir cuál será su futuro.