Newell’s no hace pie. No puede salir del pozo. Es un equipo al que cualquier rival se le anima porque lo ve endeble y desarticulado. La llegada del DT Fernando Gamboa, un ídolo de la casa, imprimió un envión de confianza y en las primeras fechas se encendió el semáforo verde de las victorias y el protagonismo. Pero desde el empate en el clásico con gusto a poco en el Coloso se encendió el farol amarillo de precaución, ya que el juego y la intensidad decrecieron. Y ahora en el tramo final el funcionamiento se desplomó, las respuestas individuales y colectivas no aparecen, se convirtió en un equipo vulnerable y por ello se encendió a pleno el foco rojo de alerta máxima para la actual gestión del Negro Gamboa.
Hoy los números son pésimos, con la vuelta de la gente crece la impaciencia y además desde el juego la irregularidad es una constante. Un combo caliente que Gamboa deberá desactivar cuanto antes para revitalizar su proceso y que Newell’s deje de penar como uno de los peores equipos de la temporada.
Hoy los números en el Parque no cierran y son inapelables. Newell’s ganó apenas 1 de los últimos diez partidos (Lanús). Y el resto son sólo 3 empates y un excesivo registro de 6 derrotas. Encima el viernes ante Vélez cosechó la cuarta caída en fila en el Coloso. Un presente raquítico.
Pero más allá de las cifras y las estadísticas la realidad es que Newell’s desde el juego está en franco declive. Apenas tiene pasajes de protagonismo en los partidos que la mayoría de las veces no prosperan. Encima cuando el adversario pone el pie en el acelerador la estantería leprosa queda destartalada y el equipo lo paga con goles en su arco.
En cuanto al funcionamiento, por ejemplo ante Vélez, Newell’s jugó con una defensa sin raíz leprosa, que estuvo integrada por refuerzos. Pero ni Compagnucci, Capasso, José Canale (que debutó y por lo menos aprobó) y Franco Negri dieron garantías ante los atacantes fortineros, que cada vez que cambiaron de ritmo llegaron a las narices de Aguerre. Una copia de cotejos anteriores.
En el medio sí hubo un doble cinco made in Bella Vista. Pero Juan Sforza y Mateo Maccari no lograron adueñarse con juego y prepotencia de la mitad de la cancha. Encima pronto fueron amonestados, reflejando que no están contenidos en un esquema que los potencie y quedan muy expuestos. Los pibes del club necesitan ser engranajes y no primeras guitarras del equipo.
Y tanto Maxi Comba como Jonatan Cristaldo, los delanteros externos, parece que se acostumbraron a corren y a chocar más que a desbordar y a pisar el área con peligro.
El once titular ante Vélez se completó con el juvenil Nicolás Castro, el único que logra iluminar de a ratos al equipo desde su panorama y buena pegada. Y como número nueve Scocco luce laborioso y activo, pero sin un circuito aceitado de juego todo se le hace cuesta arriba.
Tampoco puede ser el salvador Maxi Rodríguez, que con 40 años da la cara y entrega todo su talento, como cuando le tocó ingresar ante Vélez, pero en un Newell’s que iba más por inercia que convencimiento.
Así es el camino de cornisa que comenzó a transitar Gamboa, a diez fechas del final de la temporada. Hoy su ciclo por las urgencias del fútbol está envuelto en dudas. Es que su principal misión, que era revertir en el juego y la cosecha de puntos la performance magra de su antecesor Germán Burgos, por ahora está en el debe. Incluso los números del Negro son peores a los del Mono.
Newell’s debe reaccionar. Gamboa es un hombre de la casa y tiene fuerzas y sabiduría para cambiar la historia. El nuevo presidente Ignacio Astore tiene como gran desafío de su gestión sacar al club del pozo futbolístico actual. Y la gente que volvió a la tribuna dejó claro que la paciencia no abunda.
Newell’s necesita pisar tierra firme rápido porque, sin dramatizar, acostumbrarse a caminar por la cornisa puede desembocar en caer al precipicio.
Hasta ahora el Negro sacó menos puntos que Burgos
El fútbol no es una cuestión estadística, pero muchas veces los números grafican la situación de un equipo, tanto para bien como para mal.
Fernando Gamboa dirigió su partido número 15 desde que volvió a Newell’s. Y sumó solamente 16 unidades sobre 45 (una efectividad del 36 por ciento de los puntos), producto de 4 triunfos, 4 empates y 7 derrotas.
Las comparaciones son odiosas, pero esa es la misma cantidad de encuentros que estuvo sentado Germán Burgos en el banco de suplentes leproso. El Mono dirigió 15 partidos (9 en torneos de AFA y 6 en la Copa Sudamericana), pero sacó dos puntos más que Gamboa, ya que logró 18 unidades tras 4 éxitos, 6 pardas y 5 caídas (40 por ciento de efectividad).