La esgrimista rosarina Valentina Balverdi, de 18 años, se consagró bicampeona argentina en Espada Femenina Juvenil del Campeonato Nacional Juvenil de Esgrima que se desarrolló este fin de semana en Rosario, en los clubes Gimnasia y Esgrima y Universitario, y se erigió en la primera esgrimista santafesina en obtener ese logro. “Había ganado el título en 2019, en 2020 se suspendió el torneo por la pandemia, y ahora pude lograr el bicampeonato, estoy muy contenta porque era el desafío que me había propuesto”, confió Valentina este domingo a Ovación. Y los que siguen para esta apasionada del deporte que abrazó desde que veía El Zorro, son poder representar al país en los Juegos Olímpicos.
Alumna del maestro rosarino Carlos Enrique Moyano y de la maestra Silvina Freije, Valentina es esgrimista de la selección nacional, única representante santafesina en el arma espada femenina a nivel internacional, está 2ª en el ranking nacional juvenil, 4ª en el nacional senior, 1ª en el provincial y fue reconocida por Areda en 2019.
¿Cómo fue tu actuación en este campeonato?
El día se hizo muy largo porque me levanté a las 9, pero el torneo se atrasó y recién empecé a tirar a las ocho y media de la noche, así que me costó mantenerme despierta. Primero tiramos por grupos, que es una ronda clasificatoria, y ahí estuve bastante floja. hasta que llegó el cuadro a 15 puntos y ahí me puse las pilas y gané 15-6 en el cuadro de cuartos; 15-5 en la semifinal y 15-12 en la final.
¿Cómo nació tu pasión por la esgrima?
La esgrima entró en mi vida a los 10 años por TV, viendo al inolvidable Guy Williams en El Zorro. Los movimientos, la agilidad, el sonido del acero de las armas entrechocando despertaron una fascinación en mí, que compartí con mis padres. Ante mi insistencia, cuando comenzó el período lectivo me llevaron al club Universitario para que a los 11 años me encontrara con este deporte al que inmediatamente adopté y que confío pueda practicar toda mi vida.
El Zorro parece que fue una serie emblemática de varias generaciones. ¿Cómo te atrajo al punto de convertirte en esgrimista?
En El Zorro me gustaban la historia, la trama y el hecho de que escondía su identidad con el antifaz, algo que también pasa en la esgrima donde una tiene su identidad escondida con una careta. Y una puede liberar tensiones, sobre todo si es un poco insegura.
¿Cómo empezaste a practicar?
Por un folleto del club Español que me llegó cuando iba a la (Escuela) Dante (Alighieri). Después fui a Universitario, donde para practicar sólo me pidieron un jogging y zapatillas, y ellos me dieron todo el equipo. Para empezar sólo hace falta eso. Empecé con la maestra Silvina Freije, que nos hacía practicar con globos y guantes que nos tiraba al aire, y es increíble cómo mejoré mis reflejos.
¿Cuáles eran tus expectativas en este certamen nacional, después de ganar los títulos de 2018 y 2019 y del parate por la pandemia?
Mantener el título. Siempre tengo confianza en lo que tengo que hacer y en lo que puedo llegar a demostrar. Es un reto cada torneo. Este año se hizo duro por la pandemia con tanto descanso, que puede llegar a ser perjudicial. La pandemia me impidió ir al Mundial de Esgrima de Salt Lake City, en Estados Unidos, que se suspendió y donde la UNR me pagaba el pasaje aéreo a cambio de dar unas charlas a los estudiantes. Tenía miedo con qué me iba a encontrar porque no tenía con quién competir porque soy la única tiradora en Rosario. No tenía con quién compararme, pero a medida que pasaron los torneos me sentí cada vez mejor.
¿Qué te dice la gente cuando se entera de que sos esgrimista?
«¡Ah!, ¿las de las espaditas?». O me comparan con el juego de “Gemelas”, una película que tiene varios años y donde hay una escena en la que practican esgrima de una forma que no tiene nada que ver con la realidad.
¿La esgrima es un deporte que se practica con condiciones de salud y seguridad?
Sí, el club te da todos los materiales y se cumplen todos los protocolos para practicar en las mejores condiciones. Las mujeres tenemos la obligación de utilizar un peto (pechera) plástico y otro de tela, que sólo usan los varones, más una chaqueta de 350 newton, que es una medida física de la resistencia del material a la fuerza del golpe de una espada rota, que es más peligrosa porque tiene filo. Y en los torneos se utiliza un traje de 800 newton. Han mejorado mucho las condiciones de seguridad y los sistemas. Antes tiraban «mudos» y ahora tiramos «eléctrico», con un cable conectado a una máquina que marca los golpes.
¿El entrenamiento en la esgrima te sirvió para prepararte para entrar al Politécnico?
Sí. El espíritu de superación y sana competencia junto con la disciplina y persistencia que mis maestros me inculcaron desde la primera clase me permitieron prepararme también para el ingreso al Politécnico, donde estoy terminando la especialidad Plantas Industriales. Cuando vi que tenía que rendir un examen de ingreso era lo mismo que hago en el deporte, que es enfrentar retos, y lo tomé así.
¿Cuáles son tus sueños como esgrimista?
Crecer, llegar a ser la mejor y dar lo mejor de mí en la pista. Y llegar a los Juegos Olímpicos, el sueño máximo.