Central necesitará de todos los jugadores en la recta final del semestre, por eso la protección que habrá con algunos futbolistas determinados. Pero están los otros, los que necesitarán minutos en cancha para que puedan llegar con algo más de ritmo. Marco Ruben es uno de ellos. Justamente el nombre en cuestión no es uno más. Se trata de un referente del grupo dentro y fuera de la cancha, pero fundamentalmente es alguien que desde lo futbolístico cuenta con todo el potencial como para transformarse en un arma más de cara a la definición de la Copa Argentina. El 9 mañana ante Estudiantes será titular nuevamente y de ahora en más le quedará transitar un único camino: el de la competencia.
Seguramente para el equipo rival no es lo mismo que Ruben esté en cancha (incluso sentado en el banco aguardando por entrar) o no. Para Bauza tampoco debiera ser lo mismo. El DT canalla sabe que si todo transcurre de manera normal y el jugador no vuelve a sufrir contratiempos desde lo físico, tendrá a mano una variante más en la ofensiva para la final de la Copa Argentina.
Pasó algo raro con Ruben en estas últimas semanas: el hincha dejó de extrañarlo, al menos de agarrarse la cabeza o hacerse mala sangre porque estaba lesionado y no podía estar ni siquiera en el banco. Para ello hay también una explicación más que lógica. Es que Fernando Zampedri cumplió en los últimos partidos, pero sobre todo Germán Herrera fue quien dio un salto de calidad, al menos en cuanto al provecho que Central pudo sacar de sus buenas actuaciones. Lo cierto es que con el tiempo el nombre de Ruben dejó de tener preponderancia, pero no importancia.
Después de unas largas cinco semanas de recuperación de un desgarro (su último partido de titular fue en la derrota por 4 a 0 ante Unión) el delantero y capitán canalla vuelve al ruedo. Y con un objetivo claro: hacer lo imposible para que el equipo pueda romper la racha de ocho partidos sin triunfos en la Superliga, pero fundamentalmente para tomar el ritmo de competencia necesario que lo ponga dentro de algunos días en igualdad de condiciones con Zampedri, Herrera, Lovera o cualquier otro delantero. Parece raro hablar en estos términos pero es el presente que le toca vivir al atacante.
Ahora, todo el hincapié que se haga en el retorno de Ruben al equipo es por el peso que aún conserva su figura. Amén del flaco presente, su presencia por ahora genera algo especial en los hinchas. En lo que va del semestre convirtió un solo gol (de penal ante Juventud Antoniana de Salta, por Copa Argentina) y en los últimos 36 partidos del canalla (después de aquel gol a Newell's en el Coloso, en mayo de 2017) anotó sólo cuatro. Una realidad claramente distinta a aquella que se había acostumbrado a vivir y a la que había acostumbrado a los hinchas. Este Ruben no es aquel de hace un par de años. Pero es Ruben y, para lo que se viene, contar con un nombre de ese calibre no es poco.
La semana pasada recién pudo acoplarse al grupo. No le alcanzó para pelear un puesto entre los once, pero sí para ir al banco (de hecho ingresó algunos minutos frente a Temperley). Con la baja de Herrera y la casi segura ausencia de Zampedri mañana ante el Pincha, Ruben vuelve a tener un lugar. Posiblemente no hubiera tenido la chance si sus compañeros hubieran estado en condiciones, pero la posibilidad le apareció y nadie mejor que él para darle la importancia que se merece.
Ruben está nuevamente en carrera y Bauza seguramente pensará que dentro de dos semanas tendrá un arma más para pelear por el título en la Copa Argentina, en la que incluso podría ser la última final de Ruben con la camiseta auriazul.