El lateral no le sentó nada bien. Flojo primer tiempo del experimentado defensor. Mostró carácter en el inicio con un par de trabadas bruscas, pero también a la hora de recriminarle a algún compañero por alguna mala acción, pero en lo suyo fue decepcionante, al menos en el primer tiempo. La vez que intentó salir jugando le dio en la espalda al rival, lo que terminó en una clara situación de gol en los pies de Roque Santa Cruz.
Y un par de minutos después quedó desairado cuando lo sorprendió un pelotazo cruzado desde muy lejos, Camacho se le escabulló por detrás y encaró mano a mano a Ledesma, que le ganó el duelo.
Pocas veces intentó romper líneas o buscar la sorpresa, pero en eso mucho tuvo que ver que el equipo tuviera escasa ambición ofensiva. En el complemento también estuvo flojo: desordenado y desatento en la marca. Terminó jugando de marcador central.
Un partido de menor a mayor. El Ciro Rius que rompía líneas y desbordaba en Defensa y Justicia no fue el que se vio ayer con la camiseta de Rosario Central. Estuvo demasiado atado en el primer tiempo, anclado en el andarivel derecho, pero sin demasiado recorrido. Sólo se limitó a recibir, dominar y buscar la descarga segura con pases cortos.
Apenas un par de veces se atrevió a llegar al fondo, pero generalmente fue cuando les marcó el pase a los delanteros, para que se la tiraran a espalda de su marcador.
Su participación fue un poco más activa en el complemento, pero nada que le permitiera brillar.
Su mejor intervención en el amistoso jugado en Asunción fue un remate desde afuera del área que Azcona envió al córner contra el palo derecho.
De los tres refuerzos que mostró el representativo canalla en estas tierras, el ex Halcón de Florencio Varela fue el que estuvo un escalón por encima de Emanuel Brítez y de Diego Zabala (ver aparte). Fue de menor a mayor en cámara lenta.
Estático y sin poder de juego. Su primer tiempo fue tan limitado como el del resto de sus compañeros. Apenas una vez intentó desordenarse y volcarse más del medio a la derecha, pero fue en una jugada aislada, en la que el juego se había roto. Antes y después de eso tuvo un primer tiempo tibio, sin poder juntarse con Maxi Lovera y mucho menos con Brítez, a quien le fue imposible proyectarse.
La molesta en el tobillo con la que llegó quizá le jugó en contra a la hora de no aguantar los 90', pero de todas formas por el partido que hizo estuvo bien reemplazado (a esa altura cualquiera pudo haber salido).
En los pocos minutos que tuvo en cancha en el segundo tiempo tampoco desniveló y colaboró poco en el retroceso para darle una mano a Brítez.
El volante uruguayo no tuvo la proyección que se le conoce y sin esa movilidad cerca de la raya su juego pasa desapercibido, como le sucedió ayer.