Hay miles de formas de razonar o analizar el fútbol, pero hay una no falla: cuando los jugadores de buen pie no funcionan las cosas difícilmente salgan de acuerdo a lo pensado. Y detenerse en lo ocurrido en la noche de Avellaneda puede ser un buen ejercicio. Miguel Angel Russo, en su afán de mejorar la postura del equipo, sacó de la cancha a Maximiliano Lovera, Ignacio Malcorra y Jaminton Campaz, los tres jugadores más habilidosos y desequilibrantes del canalla. Hizo debutar a Jonatan Gómez, eso sí, pero no hubo caso.
Ese solo repaso de lo ocurrido en el choque ante Independiente alcanza y sobra como para graficar lo que fue el andar canalla en esta excursión fuera de Rosario que terminó con una nueva derrota.
Ya lo ocurrido en el primer tiempo servía para entender por qué Central no hallaba juego ni desequilibrio de tres cuartos de cancha hacia adelante. Justamente porque Lovera, Malcorra y Campaz estuvieron a tono con el resto. Es decir estaban haciendo un partido de discreto para abajo.
La única pincelada de esos primeros 45 minutos fue ese pase de Malcorra a Cervera que terminó con un mano a mano del 9, pero en el que mucho tuvo que ver la astucia del delantero para sacarse de encima a Laso. Pero fue lo único que logró hacer Malcorra.
¿Y sus laderos de ofensiva? Lo mismo. Lovera quedó atrapado en la banda derecha, pero lo más llamativo fue la poca eficacia que mostró en todos y cada uno de esos arrestos individuales que intentó.
Del otro lado, a Campaz le costó muchísimo meterse en partido, primero porque la pelota nunca le llegaba clara, pero también porque la individual jamás le funcionó. Y se sabe que lo del colombiano es más potencia individual que colectivas.
Russo les dio a los tres una oportunidad más tras el reinicio, pero ninguno de ellos pudo modificar la partitura. Claro, caerles a ellos tres por derrota sería un error tan grande como el Libertadores de América. Porque fueron tres piezas que no funcionaron en medio de un equipo al que no le salió prácticamente nada.
Eso sí, cuando los más habilidosos son reemplazados por algo es. Puede darse que ocurra cuando un partido está liquidado (a favor), pero este no fue el caso. Y que los tres hayan terminado el partido mirándolo desde el banco es la mejor forma de entender los problemas que tuvo el canalla en este traspié en Avellaneda.