Jorge Sampaoli no necesitó ni dirigir un partido por las eliminatorias sudamericanas rumbo a Rusia 2018 para tenerlo comprometido a Lionel Messi en esta nueva etapa de la selección argentina. El almuerzo que compartieron ayer en la mismísima casa que tiene el astro mundial en Castelldefels, en las afueras de Barcelona, autoriza a echar una mirada sobre la incipiente relación que están forjando Leo y el Zurdo. Por eso lo que ocurrió en esas tres horas en las que estuvieron frente a frente no debe entenderse como una comida más entre el DT y la figura estelar del seleccionado. Tampoco el cara a cara se dio en el marco de un asado de ocasión para barnizar un mediodía a pura anécdota. La dimensión de la reunión sólo debe encontrarse en que es la primera vez que Messi invita a un entrenador a su casa. Nunca antes un técnico había compartido la intimidad en la que se mueve Leo durante su estadía en Europa.
Justamente esa familiaridad puede ser invadida sólo si el dueño de casa lo permite. Y esta vez Messi no sólo aceptó gustoso el rol de anfitrión, sino que con Sampaoli tomó distancia de lo que hizo cuando Edgardo Bauza fue a visitarlo a Barcelona en tiempos en los que estaba arropado como técnico de la selección. Al Patón, quien en ese momento recién había asumido, Messi no lo recibió en su domicilio. El encuentro duró cerca de una hora y se dio en una oficina de la ciudad deportiva Joan Gamper. Aquella vez el ex entrenador de Central fue para convencerlo de que no dejara el seleccionado luego de haber dicho que renunciaba tras la derrota contra Chile por la Copa Centenario. De ese ida y vuelta también participó Javier Mascherano, quien hoy se sentará con el Zurdo.
De esta historia convendría salir rápido para no caer en los lugares comunes y decir que Messi y Sampaoli sólo mostraron la buena onda que pegaron para la foto. Cuentan desde el entorno de Leo que pocas veces lo vieron tan enchufado con un proyecto. Por eso después de cumplir con el entrenamiento matutino en Barcelona, Messi se comunicó con Sampa para invitarlo a su casa. Como muestran las instantáneas que acompañan esta nota, el técnico casildense concurrió junto a su ayudante de campo Sebastián Beccacece. Luego de degustar carne argentina de primer nivel, empanadas y otros manjares, llegó la habitual sesión de videos. El momento en que la tecnología y la informática acapararon la atención de Messi. Ahí el encargado de monitear las imágenes que salían de la computadora fue Beccacece y Sampaoli era el que hablaba con Leo sobre las diferentes secuencias que se observaban. Es una inhabitualidad verlo a Messi tan compenetrado en el juego cuando no está adentro de una cancha. Se sabe, porque ya dio sobradas muestras, que lo suyo logra suprema influencia con la pelota en los pies. Es difícil imaginarlo decidiendo la dirección de un partido sentado en el living o mirando segmentos de encuentros en un gigantesco Smart TV. Pero Sampaoli lo convenció. Juntos imaginaron cómo podría darse el trámite del 31 de agosto ante Uruguay en Montevideo y vieron los sectores en los que el DT quiere que Leo se mueva.
Messi se está comportando con Sampaoli como no lo hizo con ningún entrenador que pasó por su carrera. Mucho menos de los que lo dirigieron en la selección. Es que Leo interpreta que la metodología que eligió el casildense en esta gira tiene como objetivo combatir la falta de tiempo. Ve que se intenta otra cosa y no se cae en el facilismo de decir que los técnicos del seleccionado sólo pueden incorporarles conceptos a los jugadores convocados cuando los tienen en el predio de Ezeiza.