Gaspar Servio 6: Tapó varias y no tuvo nada que hacer en los goles. Tuvo reflejos de gato en un tiro de Ramírez.
Por Lucas Vitantonio
Gaspar Servio 6: Tapó varias y no tuvo nada que hacer en los goles. Tuvo reflejos de gato en un tiro de Ramírez.
Damián Martínez 4: De mayor a menor. No desbordó y se apagó en el complemento.
Facundo Almada 4: No pasó grandes sobresaltos, pero regaló el córner del primer gol de Boca.
Javier Báez 4.5: Luchó y cumplió con neutralizar a Benedetto.
Lautaro Blanco 4,5: Aceptable primer tiempo y flojo en el segundo. No pudo hacer un surco por la izquierda. Villa lo complicó.
Walter Montoya 5,5: De lo mejor del primer tiempo pero luego se fundió. Está recuperando su mejor versión.
Emmanuel Ojeda 4,5: Se lo notó condicionado por lo físico y el golpe del Pulpo, por ello fue reemplazado.
Gino Infantino 4.5: No pudo gravitar y se fue apagando como todo Central con el paso de los minutos.
Emiliano Vecchio 4: Errático, impreciso y falló un penal que podría haber cambiado la historia.
Lucas Gamba 5: Interesante primer tiempo, movedizo y luego bajó la producción como todo el equipo.
Marco Ruben 4.5: Absorbido por la marca. No pudo imponer su categoría. No tuvo chances netas.
Ingresaron
Mateo Tanlongo 5 : Entró con el partido abierto, metió garrote y fue amonestado.
Facundo Buonanotte 5: Trató de entregar dinámica y aportó para la remontada final.
Marcelo Benítez 5.5: En su debut dejó una grata impresión con personalidad y buenos remates desde afuera.
Martínez Dupuy 6: Siempre entrega soluciones en los momentos complicados. Anotó el descuento. Esta semana podría emigrar al fútbol norteamericano.
Fernando Torrent 5,5: Metió el desborde del gol de Dupuy con un gran centro desde la derecha.
El DT, Cristian González 4,5: En el primer tiempo al DT se salió el plantel redondo que imaginó y pudo imponer condiciones. Incluso mereció irse en ventaja. En el entretiempo se fue expulsado y sus dirigidos se perdieron y fueron superados por Boca, por poco.
No ingresaron: J. P. Romero, Garay, N. Romero, Covea, Ferreyra y Caraglio.
Por Laura Vilche