Los conscriptos fueron recibidos en la Casa Rosada y los festejos en su exterior se mezclaron con quienes denunciaban la desaparición de personas ante la Comisión Internacional de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos.
Una atrayente justa deportiva
El viernes 2 de noviembre el Comando de Ejército II Teniente General Juan Carlos Sánchez llamó a conferencia de prensa en su sede de Córdoba y Moreno, donde hoy se encuentra el Museo de la Memoria, para anunciar una “atrayente justa deportiva” en el estadio del Club Rosario Central entre un equipo militar integrado por los conscriptos futbolistas y otro formado por jugadores de nuestra ciudad.
Los jerarcas militares que hablaron con los periodistas fueron el coronel José María Raúl Gutiérrez, jefe del Departamento Operaciones, y el teniente coronel Ramón W. Herrera, jefe de Comunicación Social.
Dijeron que la finalidad del encuentro era “proporcionar esparcimiento para la juventud” en adhesión al Año Internacional del Niño y la Familia. Los jefes militares agregaron que el partido sería "transmitido por radio y televisión a todo el país, incluyendo la ciudad de Rosario, lo que permitirá la obtención de fondos que luego serán distribuidos entre entidades de bien público para menores”.
Un espectáculo castrense
El ingreso al espectáculo fue gratuito ya que las entradas fueron repartidas en “instituciones y establecimientos de enseñanza pública y privada”. Así, el estadio mundialista rememoró sus días de gloria de un año atrás con 40 mil personas en sus tribunas, en su mayoría niños y jóvenes, muchos con sus guardapolvos.
Según la cobertura de La Capital del día posterior, fue “una fiesta inolvidable” en “un marco imponente” con “una jornada que seguramente quedará grabada en la concurrencia por mucho tiempo”. Desde temprano se desarrolló un importante operativo de transporte y tránsito para que “el público en general llegara y saliera del estadio con comodidad” y para que “nadie sufriera las consecuencias de los infaltables inadaptados que concurren a los espectáculos deportivos”.
El espectáculo previo fue típicamente castrense. Cerca de las 16:15 la tarde abrió con la actuación de una banda militar (mientras que el anuncio periodístico de la jornada habla del Regimiento I de Patricios, la crónica menciona a la banda de la Escuela de Suboficiales General Lemos) que interpretó un “carrousel musical” incluyendo temas folclóricos, la “Marcha de San Lorenzo” y el toque de diana.
Por supuesto que la orquesta tocó la “Marcha del Mundial 78”. Fue mientras ingresaban los equipos al campo de juego y al tiempo que desde las tribunas caían miles de papelitos, al celebrado estilo de los tres partidos que la selección mayor campeona del mundo había jugado en Rosario en 1978.
Le siguió el acto de entrega de las medallas recordatorias a los jugadores, directores técnicos y terna arbitral. Entre las altas autoridades militares y civiles presentes estaban el Comandante del Segundo Cuerpo de Ejército Teniente General Juan Carlos Sánchez, Luciano Adolfo Jáuregui, y el gobernador de la provincia, vicealmirante Jorge Aníbal Desimone.
La Selección Juvenil Bajo Bandera formó con Sergio García; Quiróz (Eduardo Gallego), Simón, Guntin (Acevedo) y Losino; Barbas, Américo Rubén Gallego (Chamman) y Diego Armando Maradona (Bernabé Ferreira); Escudero, Dante Sanabria (Candedo) y Gabriel Calderón.
La Selección Rosarina estuvo integrada por Ferrero (Carlos López); Magistral (Ghielmetti), Daniel Killer (Ramacciotti), Van Tuyne (Meo) y Mario Killer (Daniel Antonio Sperandío); Gaitán (Gerardo González), Daniel Adolfo Sperandío (Bigolín) y Ermindo Ángel Onega (Gómez); Montes (Cicapolli), Daniel Germán Onega (Daniel Pérez) y Santiago Santamaría.
El seleccionador del once rosarino fue Jorge Raúl Solari, en ese momento director técnico de Renato Cesarini. El del “equipo militar” fue César Luis Menotti.
El partido
El árbitro del encuentro fue Roberto Zárate y los jueces de línea Manuel Scripanti y Héctor Miguel Andino, todos de la Asociación Rosarina de Fútbol. El hijo de Andino, Ricardo, recuerda que ese día hubo asueto y que las entradas se las dieron en la escuela: “Fue una emoción muy grande ver a mi viejo de juez de línea en un partido con Maradona y muchos jugadores de la ciudad reconocidos”.
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La terna arbitral formada por (en ese orden) Héctor Miguel Andino, el referí Roberto Zárate y Manuel Scripanti, junto a los capitanes, el Oso Ferrero y Maradona. (Gentileza: Archivo Familia Andino)
Archivo Diario La Capital
Con respecto al árbitro principal dijo que era “bastante nombrado” y sobre la elección del terceto admitió que “en esa época eran de lo mejorcito”, ya que arbitraban en la liga local y en otras de la región por lo que eran réferis de “mucha experiencia”. Sobre su padre, Ricardo afirmó que tenía un “carácter recto”, por lo que “dirigía muy bien” y “era respetado” en el ambiente. Héctor Andino es un rosarino de La Sexta que luego se mudó a Gaboto y Dorrego, y hoy tiene 83 años.
El trámite del encuentro fue calificado de “bueno”, por la alta cotización de varios de los protagonistas y porque se jugó “a un ritmo aceptable” con “pierna fuerte, pero con lealtad”. Según La Capital, “la Selección de Rosario ganó con justicia”. Se destacó en el primer tramo del encuentro "el dinamismo de Gaitán”, “la capacidad mental de Ermindo Onega”, “el trabajo en la obstrucción de Daniel Sperandio” y “la velocidad de los punteros Montes y Santamaría”. Los goles llegaron rápidamente, uno de Montes a las 3 minutos y uno de Juan Barbas a los 5 minutos para el uno a uno, y el desnivel del mismo Montes a los 15. A los 12 minutos del segundo tiempo, el arquero Sergio García le detuvo un penal a Santamaría y luego el partido “decayó bastante, pero en ningún momento dejó de interesar a la concurrencia”.
Las otras veces
No era la primera vez que Maradona pisaba por partidos oficiales un césped rosarino. Diego había debutado en la Primera División de la Asociación Atlética Argentinos Juniors el 20 de octubre de 1976 en su estadio del barrio porteño de La Paternal por la octava fecha del Campeonato Nacional frente a Talleres de Córdoba. Fue 0-1 para el visitante. En la siguiente, la novena fecha, Newell’s recibió a Argentinos en el parque Independencia y le ganó 4 a 2.
En 1977 Argentinos Juniors vino dos veces a Rosario. Por la 28ª fecha del Torneo Metropolitano, el 14 de septiembre Newell’s Old Boys ganó en el parque 5 a 0 sin Maradona y por la 39ª fecha del 19 de octubre Rosario Central triunfó 1 a 0. En el Campeonato Nacional de 1977, Argentinos Juniors jugó en la zona D, mientras que Newell’s y Rosario Central lo hicieron en las zonas A y B respectivamente.
Por el Torneo Metropolitano 1978 el 23 de marzo por la 5ª fecha en Rosario Newell’s salió victorioso por 3 a 0 frente a Argentinos Juniors. El 11 de La Paternal regresó a la ciudad el 2 de julio, y al mismo estadio, ya que el de Central estaba en refacción para el Mundial 78, y empató por la 16ª fecha con el Canalla en cero. El 12 de octubre Argentinos enfrentó a Central en Capital Federal por la 37ª fecha y le ganó uno a cero con gol de Maradona. En el Torneo Nacional 1978 eran cuatro zonas, NOB encaró la A, y Central y Argentinos en la C, ninguno de los tres clasificó a la ronda final. Por la 7ª fecha el 26 de noviembre Rosario Central 2 ganó dos 2 a 1. El tanto de la visita lo hizo Diego.
El mismo año del partido "bajo bandera", por el Torneo Metropolitano 1979, Newell's y Argentinos Juniors compartieron la Zona A y Maradona marcó en ambos partidos. El 1º de abril por la 5ª fecha, el Bicho ganó uno a cero allá, y en el parque Independencia el 17 de junio, la Lepra y la visita empataron 1 a 1, con gol de Diego de penal. Por el Torneo Nacional 1979, Newell’s jugó en la zona B, Argentinos en la C y Central en la D.
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Maradona parado junto a Gallego. Epigrafe: El 17 de junio de 1979 Maradona y Américo Rubén Gallego representaron a Argentinos Juniors y a Newell's en el parque Independencia.
Archivo histórico diario La Capital
El cinismo de los genocidas
Los militares genocidas apostados en Rosario dieron fe de su cinismo al organizar y mostrarse públicamente junto a las glorias deportivas del momento, mientras imponían con sangre y terror sus planes de aniquilamiento de supuestos rivales políticos y de hambre con recetas económicas liberales.
Según el portal desaparecidos.org, ninguno de los cuatro militares aquí nombrados pudo demostrar su inocencia ante las denuncias de atropellos a la propiedad y a la vida.
El General de División Luciano Adolfo Jáuregui fue desde enero de 1978 Subcomandante del II Cuerpo de Ejército y desde enero de 1979 su Comandante hasta diciembre de 1980. Estuvo procesado por la Cámara Federal de Rosario e indultado por Carlos Menem en 1989. Falleció en junio de 2007.
El Vicealmirante Jorge Aníbal Desimone se desempeñó como gobernador de la provincia de Santa Fe entre 1976 y 1979. Fue acusado por tener conocimiento y responsabilidad en el funcionamiento de los centros clandestinos de detención Brigada de Investigaciones de Santa Fe, D-2 de la Policía de Santa Fe en Rosario, Guardia de Infantería Reforzada de Santa Fe y Comisaría 4 de Santa Fe. Resultó impune por la Ley de Punto final.
El Coronel José María Raúl Gutiérrez fue procesado por dos privaciones ilegales de la libertad. En libertad por la Ley de Obediencia Debida.
Luego del Golpe de 1976 y hasta 1979, el oficial de la Inteligencia Militar Ramón Warfi Herrera fue jefe de la Policía Provincial de Santa Fe desde donde dirigió el plan de aniquilamiento de opositores políticos y puso en funciones a salvajes grupos de tareas. En 1979 prestó servicios en el Comando del II Cuerpo de Ejército en Rosario y después en la Escuela de Inteligencia. Herrera está imputado por secuestros, torturas y asesinatos.