Gonzalo Higuaín (30 años) tiene por delante el desafío que más puede motivar a un centrodelantero: convencer a propios y extraños de que está vigente para ser el nueve de la selección argentina a través de la fabricación de goles y justamente deberá hacerlo en la máxima cita del deporte mundial, a partir del sábado 16 de junio, cuando el equipo de Jorge Sampaoli salga al ruedo en Rusia ante Islandia. Nadie puede negar que el Pipita tiene una capacidad notable para descubrir espacios en la zona caliente y que además conoce a la perfección todos los recovecos del área enemiga. Pero a pesar de haber sido nuevamente campeón con la Juventus en Italia, en la selección está con la pierna cambiada. Tiene un presente imperfecto desde hace rato. Con la camiseta albiceleste le cuesta horrores convertir y parece que el karma de goles clave errados lo persigue como una sombra endemoniada, que no lo suelta. Aquel gol servido que dilapidó en la final del Mundial de Brasil ante Alemania todavía resuena en el recuerdo de los hinchas y sólo podrá borrarse con una gran actuación del atacante surgido en River en la Copa del Mundo que está a 11 días de comenzar.