Está bien que el secretario de Newell’s Pablo Morosano haya salido a respaldar públicamente la continuidad de Américo Gallego hasta, al menos, el parate que sufrirá el campeonato por la disputa de la Copa América. Es lo que debe hacer un dirigente cuando el técnico que camina por la cornisa todavía está en funciones. Sobre todo esta comisión directiva, que cuando contrató al Tolo lo hizo por el pedido de la gente y también para cubrirse las espaldas por si desde las tribunas llovían reprobaciones y silbidos. Pero de ahí a creer que Gallego tiene muchas chances de seguir en el cargo luego del receso hay un océano de distancia. De hecho, si hoy resiste es porque los dirigentes de Newell’s todavía no dieron con el nombre que quieren para reemplazarlo.
Los dirigentes rojinegros nunca lo admitirán públicamente, pero la gota que rebasó el vaso fue la derrota contra Chacarita por la Copa Argentina. Ahí se convencieron de que el ciclo de Gallego no tiene retorno. Incluso, las voces que se escucharon por lo bajo tras semejante porrazo no hicieron más que reforzar el pensamiento que hoy ocupa la cabeza de los dirigentes: “Esto no da para más. Tenemos que cortar este ciclo ya. No podemos arriesgarnos a dejarlo hasta después del receso y tomar una decisión antes o en el clásico. Ahora estamos a tiempo porque el equipo no está tan lejos de la punta en la tabla. Pero cuando la mano viene cambiada hay que cortarla sí o sí”, fue el análisis que realizó una alta fuente que toma decisiones en la mesa directiva rojinegra.
Lo que ocurrió contra Argentinos Juniors el domingo pasado empeoró la campaña desde lo numérico, pero de ninguna manera le tiró más tierra a la visión dirigencial. Como tampoco cambió el cuadro de situación los tres puntos que Newell’s le ganó a Arsenal en el tribunal de disciplina: “Un dirigente no puede condicionar una decisión por tres puntos ganados, y menos si no se consiguen en la cancha. Lo cierto es que el equipo fue un desastre contra Arsenal y siguió perdiendo, como ocurrió contra Chacarita y Argentinos Juniors”. Más claro hay que echarle agua.
De todo esto la sensación que se desprende es que si el Tolo dirige el sábado contra Banfield en el Coloso y el domingo 7 frente a Boca en la Bombonera es porque los dirigentes necesitan ganar tiempo para buscar con tranquilidad al técnico que se haga cargo en la segunda parte del torneo. En ese sentido no quieren tropezar con la misma piedra y todos coinciden en que deben actuar con celeridad para contratar al DT que reúna el perfil pretendido. No se perdonarían que les pase lo mismo que cuando estuvieron más de dos meses para encontrar al sustituto de Berti y Lunari, y al final se decidieron por Gustavo Raggio. En esa danza de nombres estuvo Gallego, pero en ese momento trascendió que no vino porque lo bajaron de un plumazo los jugadores referentes del plantel.
Los dirigentes también estarán muy atentos a la reacción de la gente contra Banfield. Se imaginan que el Tolo no será el flanco preferido del hincha. Antes el disconformismo alcanzará a algunos jugadores, muchos de ellos con ciclo concluido en Newell’s. Pero así como piensan eso, también se impone decir que antes de ensayar una depuración del plantel el fusible que saltará será el de Gallego.
El Tolo, quien conoce el paño como pocos, sabe que el espaldarazo dirigencial que recibió es como si le estuvieran diciendo te acompañamos hasta la puerta del cementerio, pero no entramos con vos. Por eso se llamó a un largo silencio y sólo está enfocado en armar el mejor equipo para intentar salvar su pellejo. Quienes lo conocen aseguran que está convencido de que ni ganándoles a Banfield y Boca puede remontar el barrilete. Gallego, ganador nato como es, seguramente lo intentará hasta las últimas consecuencias pese a que su situación parece juzgada.