El corazón de Provincial palpita fuerte con la nueva consagración en el hockey local. Y no es para menos. Un campeonato es difícil de obtener pero un bicampeonato lo es aun más. Este nuevo título quizás no tiene el brillo que tuvo el del año pasado pero todo indica que no lo necesita. ¿Suerte? La necesaria. ¿Trabajo? Mucho. El rojo lo hizo posible con un grupo de chicas que entró en la historia grande de la Asociación de Hóckey del Litoral (AHL) y también en la del propio club; en un año en el que arrancó a los tumbos pero supo encaminarse para llegar a la final y ganarla. En ese partido, el campeón no le dio posibilidades a Gimnasia de soñar con el zarpazo y, con el oficio y la paciencia del que sabe jugar este tipo de instancias, se volvió a colocar en el sitial más alto. Aparecieron las principales jugadoras cuando tenían que hacerlo, entre ellas su capitana Julieta Acosta, quien analizó esta nueva conquista.
El panorama antes de arrancar no era el mejor.
Tal cual. El año pasado habíamos armado un buen equipo pero se desarmó demasiado. Algunas dejaron y otras como Sofía Villarroya, Rocío Caldiz y yo nos fuimos a jugar a España. Poniéndome en la piel de Ernesto (Morlan, el entrenador) creo que en ese momento se le vino el mundo abajo. Pero las chicas que se quedaron se la bancaron un montón; en los partidos complicados sacaron buenos resultados y cosecharon un buen colchón de puntos para entrar bien en el Top 8.
¿Qué pasó cuando volvieron de Europa?
Fue algo muy raro... fue como que no nos encontrábamos con el equipo. No fue que volvimos y Provincial volvio a jugar bien, para nada. Nos costó encontrar buen juego como en casi todo el año, pero nos conocíamos mucho y llevamos adelante los partidos con inteligencia. Nadin (Lacas, la arquera) estuvo bien todo el año y eso nos permitió en algunos partidos "robar" algun puntito que nos terminó sirviendo. Para ser honesta, buen juego este año hubo en muy pocos partidos. No nos costó entrar al Top 8 como sí a la instancia decisiva. Vivimos momentos muy tensos, al punto tal que no podíamos perder ningún partido para poder entrar. Es más, en la última fecha por ejemplo, no podíamos perder con Jockey y terminamos empatando 2-2. Entramos a los arañazos.
¿A qué se deben los vaivenes que tuvieron?
El año pasado tuvimos un muy buen año. Estábamos todas en nuestro mejor momento y no hubo una destacada, sino que todas jugamos bien. Por ahí este año nos relajamos un poco, pero convengamos que mantener un nivel tan alto es muy difícil. Tenemos la vara demasiada alta y somos muy autoexigentes con nosotras mismas. Sabemos que no jugamos bien, pero con inteligencia y la experiencia de años anteriores pudimos salir campeonas.
¿Defender el título les generó una presión extra?
No jugamos bien en casi todo el año, pero una vez que entramos en la instancia decisiva nos dimos cuenta de que podíamos salir campeonas. Con Silva Bartulovich, con quien hacemos neurociencia, hablamos de esto y sacamos la conclusión de que quizás no lo merecíamos por cómo jugábamos, pero sí por la historia reciente que teníamos. No nos teníamos que quedar con lo que había pasado durante todo el año, sino con lo que sucedió en los últimos partidos. Si estábamos donde estábamos era por algo.
En la final Gimnasia arrancó con ventaja. ¿Pensaron en algún momento que el partido se les escapaba?
Los primeros dos cuartos fueron muy peleados y creo que GER tuvo, quizas, más juego. Creo que el empate fue tan rápido que no nos dio tiempo para pensar en que estábamos perdiendo la final. Fueron unos minutos y no llegamos a asimilar esa situación. Es más, llegamos al empate y enseguida marcamos el segundo.
¿Cómo juega Provincial?
Es un equipo bastante equilibrado que se para de atrás hacia adelante y es bastante vertical en cuanto al juego. No tiene una línea que se destaca más sobre otra, pero en estos últimos partidos la defensa jugo partidos increíbles y marcaron la diferencia, como lo hizo Nadin Lacas, nuestra arquera, que se atajó todo lo que le tiraban. Estuvimos frente a equipos con delanteras muy peligrosas, sin embargo nuestras defensoras respondieron muy bien, sobre todo en los últimos partidos.
¿Dónde estuvieron las claves del título?
Creo que en dos puntos: uno fue la convicción de defender la camiseta de las chicas que se quedaron. En un momento difícil, como el del éxodo, nunca bajaron los brazos. Otro el estar convencidas de que cuando el juego no aparecía y jugábamos mal, teníamos que usar otros recursos para salir adelante en partidos complicados, como corazón, paciencia e inteligencia. En cuanto al juego, creo que la defensa fue fundamental.
¿Hay diferencias entre el título del año pasado y el de este?
Sí, sobre todo en la forma de jugar. El año pasado jugamos muy bien, tuvimos hockey y sabíamos que el campeonato no se nos escapaba. Este año lo ganamos pero de una manera diferente, con otros atributos, con garra y sobre todo mucho oficio.