Dos primeras llegadas, dos goles. Una postura cautelosa y la posibilidad de que el rival durante gran parte del partido lo sometiera. Esos fueron los grandes trazos de un partido en el que Central hizo gala de eficacia en los primeros minutos, pero que de principio a fin la pasó bastante mal y que sólo pareció sentirse cómodo sobre el final del encuentro, cuando San Lorenzo sintió el impacto físico.
Sólo a partir de la eficacia, Central podía izar pretensiones. Es que desde el juego el equipo dejaba mucho que desear, achicando constantemente del medio hacia atrás y exponiéndose a la puntería de San Lorenzo. Pero lo dicho, en la primera que tuvo facturó. Una corrida explosiva de Lovera por el centro y la apertura hacia Rius desembocó en el centro del volante y el cabezazo goleador de Riaño. Un baldazo de agua fría en el Nuevo Gasómetro por lo visto hasta ese momento.
Lejos de cambiar su forma de juego, Central apostó aún más a replegarse. Por eso Belluchi, Menossi, Poblete y hasta Coloccini y Senesi manejaban la pelota con tanta comodidad cerca de la medialuna del área canalla. Pero como el Ciclón no acertaba, la estrategia daba sus frutos. Y ni hablar después de lo ocurrido sobre los 20, cuando Barbieri abrió para la izquierda para Brítez y el defensor metió el centro bajo (en el medio la tocó Lovera) para la entrada solitaria de Rius, que la cruzó contra el palo izquierdo.
A esa altura San Lorenzo había hecho algún que otro mérito para no merecer semejante golpe. Hasta se estaba dando el lujo de hacer que Diego Zabala jugara como 3 bis y que Ciro Rius hiciera lo propio por el lado de Nahuel Molina.
Era tanto el asedio del Ciclón que el zapatazo de Fernando Belluschi llegó para poner algo de justicia. Fue la jugada que metió nuevamente en partido al equipo de Juan Antonio Pizzi. Es más, hubiera sido justo también el empate que tuvo Bareiro en el penal (Caruzzo agarró de manera infantil al propio delantero), pero el paraguayo hizo un mamarracho: la pinchó y la tiró por encima del travesaño.
Y lo que no encontró San Lorenzo en esa jugada lo halló en el cierre del primer tiempo en la peinada de Bruno Pittón tras el tiro libre del ex leproso Belluschi.
Diego Cocca quiso sorprender en el inicio del complemento con Maxi Lovera por la izquierda y Diego Zabala más suelto, pero fue de a ratos, porque rápidamente Central se dio cuenta de que las riendas del partido las seguía llevando un San Lorenzo que le metió ritmo hasta donde pudo.
Eso sí, mientras logró eso tuvo la victoria en la cabeza de Bareiro (la pelota dio en el palo), en los pies de Belluschi y también de Menossi, Oscar Romero y el Perrito Barrios (también dio en el poste). Todos tuvieron sus chances y la mayoría dentro del área canalla.
Mientras eso sucedía, Lovera y Riaño hacían lo que podían allá arriba, solos, aislados. Para fortuna del canalla, San Lorenzo de a poco empezó a sentir el desgaste y fue eso lo que olió el entrenador Cocca, quien intentó poner el equipo más adelante. Fue el momento en el que se afianzaron las figuras del Colorado Gil y Fito Rinaudo.
Central tuvo aproximaciones pero la más clara fue en la última del partido, cuando Ribas no llegó a empujarla tras el centro de Molina. Con esa acción se fue un partido que a Central se le presentó en bandeja, pero que por impericia propia y una postura demasiado cautelosa se le terminó cayendo.