No es un apellido más en el manual futbolero de la ciudad. No es rosarino, pero patentó su nombre en Arroyito y se erigió con el correr de los clásicos en un patrimonio histórico de la comunidad canalla. Miguel Russo disputará este domingo su 12º partido como entrenador de Central frente a Newell’s. Se sentará en el medio de la mesa rojinegra junto a sus apóstoles con una misión concreta: tratar de hilvanar un nuevo triunfo y coronar así la docena de presentaciones sin derrotas ante el eterno rival. El experimentado DT es un genuino señor de los derbis. Es como que fue moldeado para esta especial cita, que por naturaleza divide en dos a la pasional ciudad. El técnico auriazul confesó entre risas cuando se lo consultó sobre la excelente racha que ostenta en este tema que “la única receta que puedo dar es una de cocina”. No obstante, la realidad marca que tiene muy buenas manos para la cocina táctica. Si bien habrá que ver cómo terminará la contienda en el Coloso, lo cierto es que en la previa presenta un currículum muy atractivo para los centralistas. También exhibe una espalda tan fuerte como curtida, que un resultado adverso no moverá el amperímetro emocional desde lo personal como en el colectivo de la sociedad que lo idolatra.
El destino puso a Russo en la vida de Central en los 90. Llegó a la ciudad y fue mirado de reojo por los canallas. Sin embargo, poco a poco se fue metiendo en los vibrantes corazones auriazules. Tal vez aquel especial 4 a 0 en el Gigante por el Torneo Apertura 1997 ante Newell’s marcó un antes y un después en su agenda profesional. Los demás fueron 3 a 0 en 2003; 2 a 1 en 2013; 1 a 0 y 2 a 0 en 2014 y 1 a 0 en 2023. Las pardas fueron 0 a 0 en 1998; 1 a 1 en 2003; 0 a 0 en 2004; 1 a 1 en 2009 y 0 a 0 en 2023.
Desde ahí en adelante se fue amalgamando la relación con los hinchas que fue aumentado. Tal es así que ese ida y vuelta lleva 25 años de lealtad entre las partes. Miguel se fue caracterizando por varios matices. Dentro de sus cinco ciclos que acuña en el club supo reinventarse. No todo lo que brilla en la actualidad es oro. El entrenador se metió al barro de Arroyito cuando muchos optaron por seguir caminando sobre el asfalto de la elite.
Aunque la historia de Russo se mide con varias reglas. Es un técnico que, pese a haber devuelto a Central a la A y de haber conseguido en diciembre pasado el título en la Copa de la Liga, se caracteriza además por tener pedigrí para los clásicos.
No necesita un traductor para comprender de qué se trata esta historia. No es un novato. Cuenta con un frondoso prontuario deportivo que lo caracteriza y diferencia del resto de sus colegas. Debe ser uno de los pocos que goza de un tremendo invicto. Los números son tan contundentes como concretos, que no resisten el más mínimos de los análisis.
Larga racha positiva
Lleva como entrenador 11 partidos dirigiendo a Central ante Newell’s. En diversas décadas lleva cosechada seis victorias y cinco empates. El dulce triunfo más reciente como cabeza de grupo lo vivió el pasado 30 de septiembre en el Gigante de Arroyito cuando el final estaba en puerta y el tiro libre de Ignacio Malcorra terminó desatando un festín y ampliando la racha del DT contra el representativo rojinegro.
Su performance como DT en esta especial historia deportiva es irrefutable. No es descabellado afirmar que genera una sana envidia entre sus pares. Nació para el clásico rosarino, no cabe dudas. Y eso que tuvo roce como entrenador de otros pesos pesados como Boca, Estudiantes, Racing y San Lorenzo. Nada se compara con lo que genera un Central-Newell’s. Sea por la pasión que le inyectan sus hinchas como por lo que significa para Rosario, que es la gran capital del fútbol.
Russo estará este domingo otra vez escribiendo con puño y letra una nueva página en el manual de los clásicos de la ciudad. Tratará de hacerlo de manera clara y concisa. Sabe de qué se trata esta historia. Tiene en claro cuál es la idiosincrasia del hincha canalla en particular.
Apelará a su instinto de “maestro de clásicos” para dar una nueva cátedra, esta vez en el salón de los leprosos, en el corazón del parque de la Independencia. Cuenta con las facultades a pleno para exponer un repertorio esperanzador.
Miguel sabe que este plato no es uno más de los que figura en el menú de la Copa de la Liga. Es un menú diferente, pese a que intente negarlo ante la sociedad. Por dentro, como también son conscientes sus pupilos, entiende que es un partido por demás de esperado y bañado en ganas de jugarlo. Es especial, aunque en lo personal Russo parece no arriesgar demasiado.
Central se presentará en rodeo ajeno sabiendo que es el actual campeón del fútbol argentino. Que acumula bajo el mandato de Russo una serie de 11 partidos sin besar la lona ante la lepra y sabe cómo afrontar este tipo de compromiso.
“El clásico es importante, pero lo importante es competir”, aseveró ayer en conferencia de prensa el entrenador centralista, como bajando un cambio y evitando potenciar su racha positiva ante Newell’s. El mismo técnico admitió que un paso en falso en el Coloso no lo hará trastabillar en lo más mínimo. Tiene el cuero tan curtido como firme. De hecho, su historial marca que sabe perfectamente cómo dar batalla en el clásico.