En el fútbol hay palabras inmaculadas que suenan muy bien en los oídos de todos a la hora de presentar a un entrenador, como son los conceptos “proyecto”, “largo plazo”, “promoción de juveniles”, “protagonismo” y “persecución de objetivos importantes”. Estos parámetros no tienen camiseta y son moneda corriente en la mayoría de los clubes ante cada proceso que se inicia. Pero después está la realidad inmediata y cruda del funcionamiento del equipo, el imperio de los resultados, los objetivos que se alcanzan o no y las urgencias de hinchas y dirigencias para que casi todo sea presente perpetuo en vez de futuro. Por supuesto que Newell’s no es la excepción a la regla. Lo que debe resolver el club del Parque ahora es si Germán Burgos tiene una revancha para armar su propio equipo con refuerzos y una pretemporada, o si se decreta el punto final de su gestión y se hace borrón y cuenta nueva. Esta es la encrucijada que atraviesa a Newell’s, más allá de que Burgos no es responsable de todos los males y el fútbol del club deberá renacer de pies a cabeza con o sin el Mono. Igual hoy es muy complejo que siga el actual DT.
Burgos sabe que llegó también en el marco de la proximidad de las elecciones por ser un nombre fuerte y que generó expectativa, pero que ahora este mismo escenario todavía preelectoral podría arrimarlo a la puerta de salida en busca de otro intento de relanzamiento y renovación futbolística. Esa puerta de emergencia por la que entró podría ser también la puerta de una salida rápida. La definición es inminente.
Es que Burgos llegó al parque Independencia para revertir el magro devenir de la última etapa de Frank Kudelka. Si bien los rojinegros enseguida mostraron algunos signos de reacción, en especial en los juveniles, es cierto que el Mono tampoco pudo aferrarse a ninguno de los objetivos deportivos que había por delante y todo concluyó con un reprobado en los tres frentes competitivos abiertos, la Copa de la Liga, la Copa Argentina y, recientemente, la Copa Sudamericana, con caída en el clásico incluida.
Burgos apuesta al largo plazo, al recambio de los juveniles, a respetar los tiempos y a lograr los refuerzos que se adapten a su matriz de intensidad táctica. Está en todo su derecho de aferrarse a la idea que trajo desde Europa y a no ser juzgado sólo por los dos meses y medio que hace que dirige al equipo.
Pero la otra mitad de la biblioteca entrega argumentos sólidos para esgrimir que debería imponerse un drástico cambio de timón. Porque en la Copa de la Liga, Newell’s no logró evitar el último puesto, quedó eliminado de la Copa Argentina ante el modesto Sarmiento de Junín y si bien para nada era el favorito del grupo tampoco logró clasificarse en la Copa Sudamericana, en la que el Mono dirigió la totalidad de los partidos. Fue 3º del grupo.
Pero más allá de los resultados la puesta en escena del equipo fue muy irregular. Hubo un inicio prometedor con cierto orden y equilibrio. Luego se consumaron partidos flojísimos como el clásico ante Central y la eliminación con Sarmiento por la Copa Argentina que pusieron al ciclo en jaque. Y en el final hubo rendimientos dignos y aceptables ante Palestino y Goianiense en el Coloso por la Sudamericana, que si bien no alcanzaron para pasar de ronda, al menos los pibes dieron la cara y demostraron que ya están para tomar la posta y ser tendidos en cuenta para lo que viene.
Otro tema espeso fue la producción y el rendimiento de los referentes históricos del plantel, ya que sólo Maxi Rodríguez aportó su calidad hasta que una distensión le impidió completar la temporada.
Mientras que Pablo Pérez alternó algunas buenas y varias malas y Burgos terminó relegándolo del equipo para sentarlo en el banco. Por su parte, Nacho Scocco jamás se sintió cómodo con la propuesta futbolística de Burgos y nunca entró en sintonía para plasmar su categoría.
En tanto, Fernando Belluschi fue llamativamente relegado y apenas sumó minutos en los últimos dos partidos, dando la sensación de que podría haber aportado soluciones en lo que más le costó al equipo: tener claridad en tres cuartos.
Burgos planteó que desea seguir, observa una evolución en la puesta en práctica de las ideas que pregona y confía muchísimo en que hay material juvenil para reconvertir a Newell’s. La cuestión pasa por si los tiempos del Mono coincidirán con los tiempos y las urgencias de Newell’s. Situación que asoma hoy muy compleja.
Los plazos para la decisión son cortos. El plantel está citado a los trabajos el próximo 11 de junio y antes de esa fecha el DT debe estar resuelto, sea Burgos o su sucesor en el cargo. Porque tras la disputa de la Copa América, Newell’s debe ponerse de pie de inmediato y dejar de ser un mero participante de relleno de los torneos para asumir un rol protagónico. El Mono parece tener las horas contadas, pero resistirá hasta el final.
Licenciados hasta el 11 de junio
Newell’s ya tiene fecha de inicio de la pretemporada. Es que tras el partido ante Goianiense, que decretó la eliminación de la Sudamericana luego del empate 1 a 1, el plantel leproso fue licenciado hasta el 11 de junio, fecha en la que comenzará la pretemporada en Bella Vista. El fútbol doméstico tendrá un receso por la disputa de la Copa América y luego Newell’s tendrá que levantar la puntería en todo sentido. En tanto, la reserva volverá al trabajo el 8 de junio.