El presente de Alfonso Parot es perfecto. Está en su ciudad, su país y Católica es el contundente puntero de la liga chilena. El lateral izquierdo vive una dulce actualidad. Sin embargo, a la hora de abrir el diálogo con Ovación, deja de lado el marco que lo envuelve y se interna en el mundo canalla. "Llegué como jugador y ahora soy un hincha más”, fue la primera expresión que lanzó el Poncho de manera espontánea. Para el defensor los dos años en Arroyito fueron más que suficiente para erigirse en una fanático más. A la ahora de hacer eje en lo que representa haber sido partícipe de la conquista de la Copa Argentina bajo el mando del Patón Bauza, el jugador trasandino no dudó en afirmar: "Todavía no caigo de que soy parte de la historia de Central”.
Estoy en eso. Por suerte me sumé a la Católica que está muy bien desde lo deportivo. Estamos primeros en el torneo con amplio margen sobre el segundo (le lleva 10 puntos a Colo Colo) y ahora sólo espero la chance de jugar porque llegué hace poco y hay una base bien armada. Otro dato positivo es que volví a mi ciudad y al club que me dio la chance de ser lo que soy actualmente en este deporte.
Sí, obviamente. Es una bella ciudad que nos encantó haber vivido junto a mi esposa durante un buen tiempo. En realidad se extraña todo de ahí porque tiene un río hermoso y la gente es maravillosa. En ese sentido siempre me trataron muy bien y por eso seré un eterno agradecido. Valoro muchísimo lo que viví mientras fui jugador de Central.
¿Ya hiciste un análisis de lo que fue tu paso por Central?
Casualmente el otro día se lo comentaba a mi esposa. Tuve la suerte de haber jugado en un grande de Argentina y eso no se olvida más. A eso le agrego que cuando se oficializó mi venta me llegaron muchísimos mensajes positivos en las redes sociales que me sorprendieron. Me fui doblemente feliz del canalla.
¿Pero te cayó la ficha que quedaste en la historia grande del club?
Aún no caigo pero sé que estoy dentro de la historia centralista. Lo que pasa es que mientras estás ahí, la rueda del día a día no se detiene. Te lleva a estar todo el día metido en los objetivos deportivos. No hay margen para pensar lo que se logró. Esa es la verdad. Pero a la vez debo admitir que sé muy bien que logramos la Copa Argentina, que representó mucho para todo el loquero llamado Central. Sinceramente poco a poco me irá cayendo la teja de lo importante que fue haber obtenido esa estrella y metido dentro de la linda historia del club.
Pensar que los primeros seis meses no pasaste bien.
Claro, me costó la adaptación. Fueron meses duros, pero con el arribo del Patón (Bauza) me acomodé y creo que todos vieron mi mejor versión.
¿Qué vio Bauza en vos porque en poco tiempo parecías otro jugador?
Me dio confianza ante todo. Me remarcó las cosas buenas que tenía incorporada, pero a la vez me pidió y acomodó más en defensa. Y ahí es como que cerró todo y pude rendir como esperaba. Aunque en la semana siempre te transmitía mucha tranquilidad. Y eso a la larga te da mucha más seguridad.
¿Se puede decir que si Bauza seguía muchos de ustedes no se hubiesen ido?
Depende. En mi caso me tocó irme porque Central necesitaba vender y surgió lo de la Católica. Después no puedo decir qué hubiese pasado si seguía el Patón porque en el fútbol nunca podés dar nada por hecho. Pero que la pasamos bien en el plantel eso es indudable.
¿Imaginabas que podías irte de Central en este mercado y con el torneo empezado?
No, pero a la vez cuando salí de vacaciones mi representante me dijo que había un par de propuestas dando vueltas, una de ellas de la Católica. No lo tomé como algo firme. Aunque como luego el club necesitaba vender, sumado a que me interesaba regresar, se terminó dando todo en un par de días. No lo buscaba, pero surgió y ahora hay que mirar hacia adelante.
Ante Atlético entraste y eso posibilitó despedirte al menos desde adentro de la cancha. ¿Lo tomaste como un gesto del entrenador?
No, creo que se dio así porque el equipo necesitaba reforzar más la defensa debido a que Ema (Brítez) tenía un golpe en el tobillo.
Sin embargo, en la semana te había sacado Cocca.
Así es. Un día me dijo que las posibilidades de irme eran muchas, entonces quería probar otra cosa. Lo tomé bien y por eso fui al banco. Lo bueno es que en Tucumán me metió y me quedo con eso porque pude irme de Central jugando.
¿Tomaste la despedida con otro sabor entonces?
Por supuesto. Al menos alcancé a jugar un poco, ya que a los cuatro días me estaba yendo del club. Quería jugar y ganar. Por suerte lo logramos y por eso me volví a Chile más contento.
¿Después miraste el partido con Talleres en el Gigante?
Sí, lo hice porque me coincidieron los tiempos. Ganamos y metimos otros tres puntos en la bolsa que nos sirven para los promedios. Sabés que cuando Central gana la ciudad y gente está feliz.
Hablás como un canalla más.
Es que llegué a Central como jugador y me fui como un hincha más. Siento eso.
¿Y mirás de reojo que en breve llegará el clásico, donde siempre te fue muy bien?
Por supuesto. Lo tenemos en septiembre. Es el partido que todos queremos jugar. Por suerte siempre me fue muy bien y ganamos unos partidos muy importantes cuando nos enfrentamos. Cuando llegue la hora del clásico me instalaré y lo seguiré por televisión como un hincha más.
¿Te enamoraste de Central?
Sí, porque la pasión que transmite el club y la gente te lleva solo a meterte en esto. Pero debo admitir que ahora disfrutaré de todo sin esa presión que tenía mientras era jugador. Repito, llegué a Central como jugador y me fui como un hincha más.
¿Tus compañeros te preguntan por lo que representa realmente el club canalla?
En todo momento. Ellos saben que la pasión que hay en el fútbol argentino es muy grande, pero a todos les remarco que en Rosario se vive con mayor intensidad.
¿Te considerás un privilegiado entonces?
Así es. Sé además que fui parte de un gran plantel que logró una estrella en Central luego de mucho tiempo. Pero reconozco que fui un privilegiado haber jugado en el canalla y haber cosecha muchos amigos.
Entre ellos dos como Zampedri y Camacho con quienes siempre estaban de un lado hacia el otro juntos.
Claro, hicimos una linda relación con Zampe y Cama. Ahora seguimos en contacto mediante un grupo de whatsapp. Por ahí se complica entablar un diálogo por la diferencia horaria que tiene Camacho en México. Pero intentamos charlar siempre, esa es la verdad. Lógico que con el resto de los muchachos también mantenemos el diálogo o nos escribimos mediante las redes sociales.
¿Cómo definirías tu paso por Central?
Pasé por un equipo grande de Argentina que tiene mucha pasión. Sus hinchas están todos locos por el club. Tiene una hinchada increíble y además incondicional. Es un lindo loquero y ahora lo sigo como un hincha más.