Tucumán (enviado especial).-
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No lo noqueó y lo pagó. Así de simple y sencillo. La presentación del campeón no terminó con un descorche. La función brindada bajo la luna tucumana eclipsó la esperanza colectiva de empezar la defensa del título pisando fuerte y firme el primer escalón de la esta nueva Copa de la Liga. Central jugó ante un Atlético que se rearmó y demostró en varios pasajes que aún es un prototipo de equipo. Así y todo se las ingenió para dar este jueves de acción ligera una muestra aguerrida. El partido terminó siendo un empate tan increíble como real. El canalla se pegó la vuelta en avión sabiendo que podía haber escrito otro final. Es cierto que esto recién comenzó. También que debe mejorar para erigirse en un fiel oponente de alto calibre e imponer el respeto acorde a su rol bien ganado en diciembre pasado.
La formación plasmada en el estadio Monumental José Fierro se mancó cuando el telón casi se bajaba. Central jugó acorde a su libreto táctico ante el decano y se pegó la ñata contra el vidrio. No se sintió tan libre como hubiese deseado. Quizá sea fruto de la exigente pretemporada que viene de hacer en Montevideo. Tal vez, no.
Lo cierto es que este modelo 2024 con siete estrellas auriazules en sus bastones no pudo dejar su huella en estos norteños pagos con la impronta anhelada. Y eso que conservó la base del equipo que hizo historia en Santiago del Estero.
A la hora del juego se vio a los protagonistas con ganas de comerse crudo al decano. De ratificar a la sociedad argentina que no en vano es el actual monarca de la divisional mayor. Por instantes pudo. En otros, no.
Miguel Russo se la jugó por una formación llamativa en la previa. Optó por darle luz verde a Alan Rodríguez, quien ya había hecho méritos en el pasado reciente para tener minutos.
El paraguayo se paró de arranque en el medio para conformar una barrera de tres volantes junto a Malcorra y Lovera por delante del doble cinco que finalmente compusieron Ortiz y O’Connor.
Pero el Coyote, quien ocupó desde lo táctico la función que habitualmente está y estará en poder de Jaminton Campaz, se replegó seguido cuando Atlético avanzó para nutrir a una línea auriazul ideada por cinco hombres.
Con respecto a lo que ofreció el primer capítulo del campeón, la realidad mostró a un Central que no fue muy diferente al de la temporada pasada. Desde lo futbolístico tuvo sus naturales vaivenes. Sea en defensa como ataque. Eso sí, Malcorra estuvo muy activo.
La saga de suspiros y bocanada de aire fueron puntuales. Joaquín Pereyra fue quien de movida le aceleró los corazones a la comunidad canalla cuando sacó un latigazo seco a los 2 minutos, que hizo lucir a un seguro Fatu Broun, quien embolsó la pelota con alma y vida sin vacilar.
Claro que la respuesta del monarca del fútbol nacional no tardó. Agustín Sández sacó un misil tierra aire de media distancia que casi destruye la red de un sorprendido y ágil Devecchi, quien privó al lateral izquierdo de desatar la alegría.
Atlético manejaba la pelota ante un Central que mordía como podía en cada sector. Y, cuando prácticamente nadie lo imaginaba, llegó el sublime instante mágico para la canallada. Alan Rodríguez se mandó al ataque decidido y metió un fuerte remate, que generó una carambola dentro del área chica tucumana. El rebote fue pescado por un solitario y astuto Luca Martínez Dupuy, quien se encargó de abrir el marcador desde una posición ortodoxa, que hizo estallar a todo Arroyito de felicidad, cuando promediaban los 22 minutos.
Antes del gol del atacante mexicano, el uruguayo Facundo Mallo estuvo ahí de facturar con un cabezazo defectuoso (a los 16’). Con poco, pero siendo efectivo, el representativo auriazul pasó a ganar el partido.
Mientras que en el segundo acto, la historia deportiva ofreció sus flashes. El dueño de casa despertó de la siesta.
Fue así que a los 20’ el volante Agustín Lagos hizo lucir a Fatura. Tras cartón Lovera se acordó de atacar y tuvo su momento interesante también.
Pero la alegría no fue completa. A los 35' llegó el mazazo. Ocampo habilitó a todos. Estigarribia le ganó en el salto a Mallo y Coronel clavó el 1 a 1. Y el campeón no pudo noquear al decano y lo pagó.