Ni el tiro del final le salió a Newell’s. Funez estrelló un remate en el palo en el tiempo adicional y desaprovechó la jugada que hubiese sido la del empate. La frustración por el punto que se le escapó no sirve de excusa para una floja actuación del conjunto de Javier Sanguinetti. No tuvo fútbol, llegó muy poco y ofreció desacoples, suficientes para que Unión, casi sin proponérselo, lo derrote por 1 a 0. La expectativa de saltar a la punta de la zona A, aunque sea en forma momentánea, se evaporó.
Newell’s no le dejó espacios para maniobrar a Unión en los primeros instantes. Interrumpió el circuito creativo del local, a partir de la ubicuidad de Julián Fernández para recuperarla. Desde ese correcto desempeño del equipo en la contención, obtenía y trasladaba con criterio. Hasta que atravesaba la mitad de cancha. Entonces los avances se diluían. Faltaba la sintonía fina. Castro fallaba en los pases. La primera aproximación seria fue desde un lateral. Juanchón García la bajó de cabeza y Castro, de frente al arco, la tiró alta.
La pérdida paulatina de las marcas ocasionó que Unión se le aproxime, eso sí, inquietando muy poco. Luna Diale retrocedió unos metros y nadie lo frenaba. El conjunto rojinegro se desdibujó. Se ocupó de luchar y perseguir a los rivales más que de jugar. El arco tatengue le fue quedando cada vez más lejos. Y Macagno lo salvó estirándose abajo para interceptar un derechazo de Gastón González.
Ante la carencia de fútbol, la poca influencia de Pérez y Castro en la generación y el esfuerzo de Garro, García y González para buscarla en un desarrollo enredado, la siguiente llegada de riesgo de la visita también fue desde una pelota detenida. Castro pateó un tiro libre y Mele alcanzó a desviarla sobre su palo derecho.
El partido fue cambiante, sin un dominador fijo. Sin lujos, ni toques de distinción, ni grandes emociones. El trámite deslucido del primer tiempo se resumió en la pelota que se llevó por delante Machuca a pocos metros del arco para dejarla servida en las manos de Macagno.
Más raspado y disputado todavía fue el segundo tiempo. La línea media no se utilizó. Se la saltó con envíos largos y primaron los forcejeos y la pierna fuerte. Comenzaron a asomar las tarjetas amarillas del bolsillo del juez Rapallini. El desarrollo fue anodino. No pasaba nada. Hasta que Fernández fue a buscar a Luna Diale dentro del área y el atacante de Unión cayó al piso. Hubo que esperar unos minutos hasta que, VAR mediante, se sancione el penal que Gastón González transformó en gol.
Quedaba más de media hora por delante, pero Newell’s quedó contuso. Mal parado, nervioso, no tuvo la autoridad para torcer la historia. Y eso que a Unión no le sobraba nada, ni sabía aprovechar las debilidades de su adversario.
Sanguinetti movió el banco y con la inclusión de Djorkaeff Reasco por Castro se dio un salto de calidad. Parado por detrás de García, y luego del ingresado Funez, dio claridad en un desarrollo repleto de enredos. Cada toque suyo aportaba prolijidad. El resto no se acoplaba.
Si Newell’s seguía vivo era por la esperanza de que Reasco iluminara al equipo y por la impericia de Unión. La visita fue en la búsqueda del gol por necesidad, con ganas y metiendo la pelota desde lejos al área tatengue.
El balón iba de un lado a otro, sin mucho sentido. Pero Reasco puso el toque de distinción que faltó en toda la tarde. Entregó un pase profundo para que Funez se vaya en soledad al gol. El derechazo del juvenil dio en el palo y salió.
Newell’s se quedó lamentado por la ocasión desperdiciada. Pero mucho antes, por un rendimiento fallido, la lepra se condenó sola a una derrota que lo privó de, como mínimo, sumar en la tabla. Desde el juego estuvo muy lejos como para saltar al primer lugar de su zona. Deberá seguir remando.