"Es una pena lo qué pasó en Newell's. Se tuvieron que ir muchos chicos que venían pidiendo pista en primera y que ahora lo hacen muy bien en otros clubes", expresó Lisandro Martínez luego de la victoria de Defensa y Justicia en Mar del Plata, tras otra actuación notable. Y agregó, con la misma certeza con la que juega, que fueron varios los futbolistas que podían jugar en la primera rojinegra pero que lamentablemente no les dieron la chance.
Martínez resumió en un minuto de precisión varios años de errores deportivos de Newell's. Porque no hay mayor desacierto que dilapidar los recursos propios para financiar la contratación de jugadores de escasos o difusos antecedentes. No hacía falta ser un erudito para saber que varias de las incorporaciones que realizó el club en los últimos años eran de alto riesgo. Más aún con entrenadores con poca vocación a darle continuidad a los juveniles de las inferiores. Algo que ahora sí hace Héctor Bidoglio.
Históricos formadores y captadores de futbolistas acuñaron un concepto que debería ubicar en tiempo y forma a aquellos que toman decisiones sobre los destinos de los jugadores surgidos de la propia cantera. Un joven futbolista debe ser incorporado y evaluado en el contexto de un equipo bien ensamblado, con la continuidad y confianza necesarias, caso contrario el diagnóstico tendrá un amplio margen de error.
Y esto es lo que ocurrió en Newell's con varios de ellos, como bien explicó Lisandro Martínez con su poder de síntesis. Quien tras debutar con la camiseta rojinegra fue cedido y luego transferido a Defensa y Justicia, donde hoy con apenas 21 años se erigió en un referente exitoso, tanto que grandes clubes y la selección ya lo tienen en sus planes.
Pero el defensor entrerriano no está solo en este cuadro de situación. Franco Escobar, Milton Valenzuela, Jalil Elías y Ezequiel Unsain, entre otros, fueron formados en Newell's y hoy producen dividendos futbolísticos en otros lares, quienes se fueron devaluados por la mala política deportiva del club.
Porque es verdad que alguna eventual floja actuación de alguno de ellos motivó la crítica o el escepticismo en cierto sector de la opinión pública, pero eso es irrelevante, porque son quienes deciden los que deben conocer, preservar y respaldar el potencial futbolístico de sus propios jugadores, ya que por algo fueron promovidos a primera división.
Pero lamentablemente, tanto en Newell's como en otros clubes, los directivos no saben de fútbol. Y tampoco establecen la política indeleble de priorizar lo propio cuando contratan a un entrenador. Algunos de los cuales por comodidad o conveniencia optan por pedir lo que ya conocen. Y es ahí donde los dirigentes venden las joyas de la abuela para comprar la eventual bijouterie.
Newell's vendió barato mucho de lo bueno que tenía para pagar caro mucho de lo malo que trajo.
Hoy mientras trata en ese aspecto de corregir con Bidoglio, paga las consecuencias de la mala política futbolística que desarrolló. Pero la solución no pasa por el actual entrenador, sino por establecer como norma inviolable que quien dirija debe respetar y promover la materia prima y después recién discutir lo que se quiere incorporar. Caso contrario siempre habrá un Lisandro Martínez triunfando en el exilio.