La escalada de confrontación interna en el Frente de Todos (FdT) de la provincia de Santa Fe llegó a la cima del poder de la coalición gobernante. Cuenta con demasiados ingredientes, imposibles de ocultar. Como un incendio en una fábrica de pirotecnia, las llamadas se despliegan sin pausa, entre explosiones. Agustín Rossi, que hace un puñado de días se presentaba como la alternativa política avalada por el presidente de la Nación para pelear en la categoría de senadores, en las últimas horas quedó desguarnecido, y a su suerte. Pero sin más alternativas que mantenerse en carrera. Alberto Fernández, en una entrevista a hecha a medida por el canal oficialista C5N, le avisó que deberá irse del Ministerio de Defensa. Rossi se enteró mientras aguardaba a ser entrevistado en otro estudio de TV, del principal canal opositor.
Alberto Fernández, de histórica amistad con su par generacional Agustín Rossi, creyó hasta hace una semana que el Chivo le traía una solución (con su candidatura) a un problema complejo: la elección en Santa Fe. Con los dos senadores actuales del espacio, Marilin Sacnun y Roberto Mirabella, promovidos a la reelección por Cristina Kirchner y por Omar Perotti, respectivamente, pero ambos con aparente débil implantación en la consideración electoral de los santafesinos, Alberto compró la propuesta de Rossi, expresada en clave de ayudar a Santa Fe, aunque naturalmente ligada a un legítimo proyecto de poder del dirigente en su provincia. Luego de algunos amagues de lanzamiento a candidaturas presidenciales (2015 y 2019) que no prosperaron.
Además del giro, tardío, del presidente, que ahora le suelta la mano al Chivo luego de avalarlo, son varios los factores que convergieron para esta gran carambola de internismo despiadado que vive el FdT de Santa Fe. ¿Cómo llegaron a esto?, ¿cómo escalaron en la consideración mediática nacional en un sentido inverso a la paz y armonía que sellaron todos los vectores de poder del FdT en la casi totalidad del país?
El primer gran malentendido surge del protagonista principal de esta historia, el propio Rossi. Que tras sostener su lista en la Justicia electoral –luego de que Cristina Kirchner le bajara el pulgar– caracterizó al gobernador Perotti como un infiltrado en el movimiento nacional (FdT) que trabaja para reorientar esa fuerza política –el PJ– hacia posiciones de centroderecha. El partido de Perón y Evita mantiene un importante componente ideológico de conservadurismo popular en Santa Fe (y no solo en Santa Fe). Alcanza con ver el liderazgo de casi dos décadas del recientemente fallecido Carlos Reutemann, que, si bien se convirtió al macrismo durante la última década, en las dos anteriores lideró el PJ provincial.
Néstor y Cristina Kirchner retornaron trabajosamente al PJ a su sitio ideológico original, luego del dramático giro al neoliberalismo de los años 90. La tarea fue imperfecta, según los distritos, y desde ya, inconclusa.
Con todo, lo que aparece como una comedia de enredos, es la denuncia de Rossi contra el gobernador de que fue, tal vez, principal socio político para que llegara a la Casa Gris en 2019. Y proveyéndole, al menos hasta hoy, del principal ministro de su gabinete, Roberto Sukerman. La distancia ideológica de Perotti con el kirchnerismo no se produjo en el último año y medio, viene desde la cuna. Por mencionar dos acciones salientes del originario de Rafaela, tanto el voto favorable a los fondos buitre y como su actitud de dar quórum en una dramática sesión en el Senado para habilitar un allanamiento pedido por Claudio Bonadío en la casa de la ex presidenta, ambos hechos sucedieron durante el gobierno macrista, y previo al acuerdo político de Rossi con Perotti, para ir juntos en las elecciones provinciales de 2019.
Cristina, durante aquel año 2018, perjudicada por la actitud de sus colegas de dar quórum para el allanamiento solicitado por Bonadío, sin embargo, fue artífice hoy del acuerdo con Perotti en el armado de la lista que lleva finalmente a Marcelo Lewandowski con Marilin Sacnun al Senado. ¿Se puede ser más papista que el Papa, o más cristinista que Cristina? Son preguntas.
El otro gran malentendido de la interna santafesina del FdT se expresa en pobreza de conducción política del gobernador, su mezquindad, y falta de negociación. Solo parcialmente enmendada por la intervención de Cristina Kirchner, que al ver encuestas favorables al rosarino Lewandowski, lo emplazó al armado de la lista como finalmente quedó constituida.
Con un arranque verbal tan arriba de parte de Rossi respecto del armado electoral para Santa Fe que incluye al gobernador, es difícil proyectar cómo transcurrirán los largos 40 días de campaña electoral hasta las elecciones Paso (12 de septiembre).
El manual de la política indica una urgente aplicación del control de daños, en especial tratándose de una elección interna, que a partir del 13 de septiembre debería juntas a ambas listas para trabajar en común con vista a la general de noviembre. No es lo que está sucediendo.
Si la potencia electoral del todavía ministro de Defensa le alcanza para dar batalla y eventualmente ganar la interna, habrá muchos lastimados, tanto en la Casa Gris, como en Buenos Aires, en el Senado y en la Casa Rosada. Que quiso en el final bajar a Rossi, pero llegó tarde y no lo consiguió.
Si, por el contrario, la lista de consenso entre Cristina y el gobernador se impone, el lastimado será el dirigente rosarino, su trayectoria, y su extendida y bien ganada representación política. El FdT necesita urgente un procedimiento no traumático para tramitar la interna menos pensada, que casi nadie quiso. Pero que sucederá, inexorablemente.