Además de ocasionar un fabuloso caos vehicular en la Ciudad de Buenos Aires, la visita a la Argentina del vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, dejó sentada la polémica porque su país tiene la intención de exportar carne de cerdo a Buenos Aires.
El ministro de Agroindustria de la Nación, Ricardo Buryaile, afirmó que es una decisión adoptada ya por el presidente, Mauricio Macri, como parte de un "acuerdo de ampliación comercial" por el cual iría carne bovina y limones argentinos a los Estados Unidos.
Sucede que, en rigor, el acceso de la carne vacuna al mercado norteamericano no debería depender de una negociación comercial ya que Argentina cuenta con un fallo de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en su favor. En concreto, el mercado norteamericano de las carnes bovinas está abierto pero no operativo, explicó el especialista Jorge Torelli, de la Unión de Industrias Cárnicas Argentina. Torelli destacó que los mercados internacionales para la carne argentina están en un ciclo de precios deprimidos, pero que son "muy buenos" y hay apertura de nuevos nichos de venta externa.
Además, desglosó la agenda de ventas externas del sector ganadero. En este sentido, manifestó que los norteamericanos han cambiado el eje de la discusión: "Dicen, yo te habilito las carnes argentinas para que exportes", a cambio de dejar libre el ingreso de carne porcina.
La reanudación de las exportaciones bovinas a Estados Unidos no serán explosivas, según Torelli, entrarán algunos cortes de carne argentina que es cara y molleja, es decir productos especiales, como en el pasado.
"Están pidiendo el ingreso de carne de cerdo, en un proceso espejo, es decir que vaya la nuestra allá, pero como la de ellos es más barata, va a venir a la Argentina", consignó.
En ese momento, Torelli alertó que los porcinos en Estados Unidos tienen un problema sanitario que es la enfermedad denominada "Pierce" de carácter reproductivo y respiratorio, con la salvedad de que la Argentina es país libre de ella. "Internacionalmente dicen no la tuviste Argentina, pero la vas a tener , pero mientras tanto somos libres de esa enfermedad", indicó Torelli.
Detalló además que la Argentina, en la última reunión de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) -con sede en París, Francia- firmó un documento bastante crítico respecto al tratamiento de esta enfermedad al oponerse con otras naciones a que sea considerada "común".
La realidad es que a nivel internacional, las mayores preocupaciones sanitarias de los porcinos pasan por el mal de Pierce, un virus que no se ha diagnosticado aún en la Argentina.
Mariela Monterrubbianesi, veterinaria del Senasa, ratificó que "el síndrome respiratorio reproductivo porcino (PRRS) es una enfermedad viral considerada la de mayor impacto en la producción mundial del sector, aunque es importante destacar que no afecta a las personas ni altera la calidad de la carne". "En los países donde se encuentra presente, ocasiona grandes pérdidas económicas por el perjuicio en la sanidad de los animales y los costos necesarios para su control", determinó.
Respecto de las críticas a las importaciones de cerdos, arremetieron el presidente de la Asociaciones de Productores de Porcinos, Juan Uccelli, junto con la Federación Agraria Argentina (FAA), luego de que Buryaile admitiera que se podrían importar unos 50 millones de dólares de carne de cerdo norteamericana en los próximos años.
Uccelli pidió el resguardo sanitario para la Argentina porque se ponen en riesgo 35 mil puestos de trabajo si la enfermedad ingresa al mercado de cerdos argentino. La FAA evaluó que es un error querer que la Argentina sea supermercado del mundo importando cerdo de Estados Unidos.
"En este camino, en lugar de ser supermercado pasaremos a ser el depósito donde EEUU meta las cosas que no puede ubicar en otros lugares", dijo a través de un comunicado.
La entidad que preside Omar Príncipe se mostró preocupada porque se afecte con la medida a "miles de pequeños y medianos chancheros, que representan al 90 por ciento del total de productores de cerdos, beneficiando sólo a tres o cuatro importadores y a cuatro o cinco supermercados que importan carne porcina a precio discrecional".
Buryaile insistió:"Tenemos que entender que el mundo es un mundo integrado, que ya no alcanza con mirar cómo vende el vecino, sino cómo vende el otro continente". "Para vender hay que comprar", enfatizó, al tiempo que minimizó el impacto de las importaciones de carne porcina sobre los productores locales. Al respecto aseguró: "La producción argentina creció a 600 mil toneladas anuales y la importación no llega a 50 mil toneladas".
Matilde Fierro