La distancia entre el diseño de un espacio y su ejecución es siempre un tema para resolver. Todos buscan el mejor modo de lograr cumplir con su parte, el arquitecto quiere hacer un proyecto de buen diseño y funcional mientras los albañiles, electricistas, plomeros, buscan la vuelta para hacerlo posible. Pero en ocasiones ocurre que hay diferencias entre la propuesta original y la resolución final. Para saldar esa dificultad, tres jóvenes arquitectos decidieron meter sus manos en el cemento y estar en todas las veredas del mostrador: hacen el proyecto, pero luego se calzan los guantes de obra, toman la caja de herramientas y hacen ellos mismos la ejecución.
Los protagonistas de esta historia son los arquitectos Renzo Scaramozzino, Micaela Froschauer y Xavier Verón, quienes fundaron la empresa ReCreArte que se dedica al reciclaje de distintos espacios de una vivienda u oficina. El ideólogo de esta forma de trabajo fue Renzo, quien ya cuando terminaba la facultad sabía que él mismo quería estar en las obras. “Yo veía que estaba preparado para participar en concursos, pero no te preparan en la facultad para tocar la masa, para ir a discutirle a un albañil sobre determinada cuestión, entonces yo veía que había espacio para que haya muchos errores”, recuerda Enzo de ese primer contacto con la profesión y agrega: “Nosotros tenemos la intención de evolucionar, de mejorar la arquitectura, porque si yo meto las manos en el cemento tengo más probabilidades de que salga bien mi proyecto que si estoy todo el día en una computadora”.
A su equipo se sumó rápidamente Micaela y luego fue el turno de Xavier. Ella se encarga mayormente de lo que es la logística de las obras, es decir, que todos los proveedores cumplan con las entregas y de la administración. Mientras que Xavier está con Renzo en diseño y ejecución. En el caso de Xavier, él venía de trabajar en la Municipalidad, en la Secretaría de Planeamiento, pero cuando conoció el trabajo de Renzo y Micaela decidió sumarse. “Siguiendo las normas de la arquitectura tradicional yo no hacía más que diseñar, proyectar y hacer los renders, pero a la hora de hacer la obra siempre había trabas. Es difícil ejecutar si no tenés conocimiento real de los materiales y los tiempos que requieren”, explica Xavier a Negocios de La Capital.
Cocinas y baños, el clásico para comenzar
El expertise de estos arquitectos es el reciclaje de distintos espacios de un hogar u oficina. Coinciden en que han ido creciendo, desde 2018 que crearon la marca, gracias al boca a boca. En general, primero los clientes los convocan para reciclar un baño y una vez que los prueban y se quedan conformes, viene el reciclaje de las cocinas, los livings y distintos espacios grandes de la casa. Ya tienen más de 250 obras hechas en Rosario y los alrededores.
Micaela explica que los tiempos son bastante ágiles, ya que “una cocina o un baño en unos diez días sale”. Eso lo logran porque tienen la logística aceitada y porque hacen una obra a la vez sin depender de terceros. Renzo suma que la clave fue la inversión gradual en equipos y tecnología, lo cual les da agilidad. Por ejemplo, llegan a los hogares con un scanner de pared que les permite de antemano conocer cómo está compuesta la pared: si hay agua, electricidad, tensión, si hay ladrillos huecos. Así, hacen el relevamiento previo.
Micaela destaca que “la logística para lograr los plazos es fundamental, yo pido los presupuestos, los mejoro, armo los contratos, sigo al cliente, hacemos todo sabiendo que los tiempos son acotados. Hay que tener un buen proyecto y todo decidido de antemano”. En lo que respecta a costos, varía mucho de acuerdo a la calidad de los proveedores, materiales y revestimientos que se vayan a usar, pero para tener una idea Micaela calcula que el reciclaje de un baño está en un promedio de $7 M.
Otro punto que agrega Xavier es que al hacer todo ellos mismos no dependen de las agendas y los tiempos de terceros entonces evitan los “tiempos muertos” en una obra. El lema de este equipo es “potenciar espacios en corto tiempo” y una vez que el reciclaje del baño o la cocina está terminado, Renzo asegura que vuelven a la casa las veces que sea necesario hasta que todo funcione diez puntos.
Los alcances de hacer todo el reciclaje
Para los arquitectos de ReCreArte, este trabajo les permitió “conocer a fondo cada rubro de obra, albañilería, plomería, electricidad y carpintería, serán unos 30 en total. Esto nos permite proyectar con una conciencia mucho más precisa, realista y sensible. Esta experiencia directa aporta un entendimiento profundo de los materiales, sus tiempos, sus límites y sus posibilidades, lo que se traduce en decisiones proyectuales más eficientes, coherentes y constructivamente viables”.
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Trabajan juntos para lograr eficiencia a la hora de encarar cada renovación de un espacio.
Foto: Sebastián Suarez Meccia / La Capital
Para ejemplificar, Renzo añade un caso típico y muy simple que ocurre a menudo. Se diseña una habitación, se hace la instalación de luz con una tecla en el ingreso y luego ocurre que no está instalada la tecla para apagarla junto a la cama. La idea de ellos es tener todos esos puntos en cuenta, “cosas reales, tangibles, humanas”, describe el ideólogo de ReCreArte.
Cursos para las nuevas generaciones de arquitectos
Como han testeado que muchos jóvenes arquitectos no han pasado por obras, están desarrollando cursos para los recién recibidos. De hecho, dieron una charla a los futuros arquitectos de la Universidad Abierta Interamericana y allí detectaron que a los alumnos les despierta mucho interés conocer esta forma de trabajo.
Es por eso que “venimos trabajando la idea de dar talleres”, agrega Xavier. Incluso piensan que pueden ser capacitaciones para que los arquitectos tengan contacto directo con las obras al menos por un tiempo, y si luego no lo continúan, de igual modo les va a servir como valor agregado para su futuro profesional.