Se levanta el telón del Mundial de Francia 2023 y los encargados de dar el kick off serán, ni más ni menos, que el país anfitrión y los All Blacks, en lo que bien podría llamarse una final anticipada que se disputará tras la ceremonia inaugural desde las 16.15 en el Stade de France, en Saint-Denis. Paradojas del destino, la primera vez que ambos equipos se enfrentaron en un Mundial fue en la final de la primera edición, en 1987, en suelo kiwi, donde el local se impuso 29-9. Si bien el choque entre estos dos colosos generó una enorme expectativa, ya que ambos llegan con el cartel de candidatos al título que defienden los Springboks, para los argentinos la atención estará centrada en lo que ocurra el sábado en el Stade Vélodrome de Marsella, lugar donde Los Pumas debutarán ante Inglaterra.
El hecho de ser el primero que van a disputar en la Copa del Mundo lo hace un partido especial, ya que tiene un valor anímico tremendo: no es lo mismo comenzar ganando que perdiendo. Enfrente tendrán a un conjunto inglés que si bien, supuestamente, no llega en un buen momento, siempre es complicado. El partido va a ser duro, difícil, donde Los Pumas tendrán que esgrimir sus argumentos para empezar a escribir su propia historia. Hoy tienen con qué hacerlo.
En la historia de los mundiales y por diferentes razones, Los Pumas siempre corrieron de atrás, sobre todo en las primeras ediciones, donde no logró superar la primera fase. Los números son tremendos: entre 1987 y 1995 ganaron un partido y perdieron ocho, incluyendo derrotas ante Fiji, Italia y Samoa.
Eso cambió a partir de 1999, cuando lo hizo por primera vez. Su crecimiento fue notorio sobre todo a partir de 2007, cuando logró el bronce precisamente en Francia. Luego el ingreso al Rugby Championship terminó de darle forma a una competencia regular (sumado a la experiencia de Jaguares en el Súper Rugby) y los frutos comenzaron a verse en poco tiempo, ya que Los Pumas volvieron a estar cerca del podio con un cuarto lugar en 2015.
Entre 1999 y 2019, Los Pumas ganaron 20 partidos y perdieron 12, pero vale aclarar que las derrotas sufridas en ese lapso sólo fueron ante potencias: Nueva Zelanda, Sudáfrica, Australia, Inglaterra y Francia.
El último viernes 1º de septiembre, a su arribo, la organización de la Copa del Mundo le otorgó a cada jugador su “cap de la Rugby World Cup”, una gorra que sólo pueden llevar quienes juegan el torneo, tradición que se sostiene desde el siglo XIX, cuando nació este deporte. Desde ese momento para los dirigidos de Cheika comenzó el Mundial, un torneo en el que estuvo presente en todas sus ediciones y en donde en esta ocasión intentará meterse en la definición. No es una locura y material tiene. Depende de ellos. De hecho, en dos de los últimos cuatro mundiales Los Pumas llegaron a las semifinales, aunque todavía el equipo tiene la deuda pendiente de conseguir un triunfo en este torneo ante algunos con los que compite en el Rugby Championship.
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Inglaterra es el rival en el debut de este sábado. El conjunto anglosajón está atravesando una tormenta interna que lo llevó a sufrir una inédita caída ante Fiji en el propio estadio de Twickenham, pero no hay que fiarse de ello ya que, como todo equipo grande, no se resigna, y menos cuando hay un Mundial de por medio. Argentina se puede encontrar entonces con una frágil Rosa o bien con un León hambriento.
El seleccionado argentino arriba al Mundial de Francia en un buen momento, con un grupo consolidado, que en los últimos compromisos estuvo sólido en las formaciones fijas y expresó una notable mejora en el aspecto disciplinario, uno de sus costados más deficitarios.
La conducción del entrenador Michael Cheika en los últimos dos años y medio logró importantes resultados y una alta dosis de confianza. “Iremos al Mundial a ganarlo, pero para ello deberemos estar preparados”, dijo el libanés después de la última prueba, ante España en Madrid.
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Los Pumas son firmes candidatos a acceder a la siguiente ronda en un grupo accesible, que sólo tiene a Inglaterra como rival de fuste, pero que llega en uno de sus peores momentos antes de una Copa del Mundo. Con un buen resultado el sábado en Marsella, el conjunto albiceleste tendría casi abrochado el primer objetivo de quedar entre los dos primeros de la zona y avanzar a la siguiente instancia como uno de los mejores ocho de la competencia de la World Rugby. Igualmente, no hay que menospreciar a Samoa, un equipo durísimo, ni a Japón, que ya en 2019 dio muestras de su crecimiento venciendo nada menos que a los Springboks.
Se levanta el telón. Empieza la función.