La inseguridad urbana preocupa a todos, aunque quizás más a las mujeres. Vivir
con miedo no aporta ninguna solución al problema y puede resultar estresante. Un camino para
afrontar los temores puede ser el aprendizaje de técnicas de defensa personal, tal como aconseja un
grupo de profesionales rosarinos de distintas disciplinas.
El equipo ofrecerá un curso de defensa personal y seguridad urbana para mujeres
mayores de 18 años. Estará a cargo del instructor mayor de taekwondo Guillermo O’ Keeffe, la
psicóloga Carina Biglieri, el comisario general Carlos De Negri (ex jefe de policía de la
provincia) y el instructor mayor de aikido, Eduardo Colazo.
Preocupados por el aumento de delitos, el grupo ideó la actividad con el fin de
que las mujeres no se sientan vulnerables ante una situación de riesgo y puedan contar con recursos
para zafar del atacante. Para O’ Keeffe un error frecuente de la población "es creer que a mí
no me va a pasar, cuando en realidad todos estamos expuestos a posibles agresiones".
Pero lo importante para el equipo de profesionales no es sólo saber defenderse
ante un ataque sino también prevenir situaciones de peligro. "El 100% de seguridad no existe. Casi
siempre es un 85% de prevención, 10% de acción y 5% de suerte", agregó convencido O’ Keeffe,
quien es Vº Dan en taekwondo y árbitro internacional. Si se va caminando con la cartera al
descuido, se espera el colectivo en un lugar desértico y se sale de un banco con un portafolio, la
persona se expone más al peligro (ver aparte).
La propuesta se basa en la enseñanza de mnemotecnias para evitar situaciones de
riesgo, y la incorporación de actitudes de alerta y confianza en uno mismo para enfrentar este tipo
de episodios.
"La actitud de una persona puede exponerlo como víctima. La práctica de artes
marciales justamente modifica la actitud: en vez de mostrar miedo ante un problema se refleja
seguridad", comentó Biglieri, que de eso sabe. Además de ser psicóloga, es punta azul en taekwondo
y una vez en una situación de riesgo le alcanzó con levantar el puño cerrado para espantar a un
posible atacante.
"Iba caminando con una amiga y un hombre nos cerró el paso. Levanté el puño
cerrado y el hombre pegó un salto a la calle. No necesité pegarle. Mi reacción lo asustó", recordó
Biglieri, quien agregó: "La actitud se refleja no sólo a través de la mirada sino también con el
lenguaje corporal y el tono de voz. Hay que mirar fijo y hablar con un tono de autoridad".
"Nadie se sorprende más que el agresor cuando es atacado porque supone que la
mujer se va a asustar y no va a ofrecer resistencia", destacó O’ Keeffe.
Zafar del atacante
Para suprimir o incapacitar momentáneamente a un hipotético atacante los
profesionales sugieren la incorporación de técnicas de defensa personal provenientes de las artes
marciales. La idea no es que la mujer se ponga a luchar a la par de un hombre, sino que aprenda
cómo zafar del atacante para escapar.
Del taekwondo (arte marcial coreano) enseñan distintos tipos de golpes y del
aikido (arte marcial japonés), técnicas destinadas a soltarse o sacarse de encima al agresor. "El
aikido trabaja con el punto débil del otro (hay uno en la mano que al presionarlo lleva a que el
atacante abra la mano). Algunas de las partes más vulnerables del cuerpo son los ojos, los
testículos, la garganta y las rodillas", explicó O’ Keefe, quien aclaró que cuando el
atacante tiene un arma de fuego, hay que sonreír y darle la cartera porque se está en
desventaja.
En caso de tenerlos a mano, otros recursos de defensa son los diarios y revistas
enrollados ya que pegan fuerte, además de las llaves que ayudan a dar un buen golpe.
Cuestión de género
Para Biglieri "la independencia ganada por la mujer en las últimas décadas
—muchas tienen auto propio, se manejan solas y se autoabastecen— le ha dado una
sensación de falsa seguridad. Cree que nada le puede pasar y eso facilita un posible ataque. Como
el sexo femenino está en desventaja física, es necesario no llegar a la situación de
enfrentamiento".
"Las mujeres que aprenden artes marciales piensan que no hay nada que las pueda
vencer, cuando en realidad no es así", agregó.
El delincuente busca al más débil, elige el momento y el lugar donde atacar a la víctima. Hay
que estar atentos y no exponerse a situaciones peligrosas para evitar un posible robo, ataque o
abuso sexual. La clave es cuidarse y estar alerta ante cualquier incidente. Y si hace falta, ¡salir
a defenderse!