Durante este verano 76 rosarinos viajarán a Brasil, México, Colombia, Perú y Egipto para trabajar como voluntarios en iniciativas sociales. El objetivo es conocer otras culturas, ayudar y por sobre todo aprender. A su vez, en este mismo intercambio llegarán a la ciudad, en enero, unos 30 voluntarios de otros países para trabajar en copas de leche, merenderos y otras organizaciones no gubernamentales.
Estas actividades están organizadas por la Asociación Internacional de Estudiantes de Ciencias Económicas y Comerciales (Aiesec, siglas en inglés) una ONG internacional que busca construir la paz y el pleno desarrollo humano. Entienden que el conocimiento mutuo y el intercambio cultural fomenta la aceptación del otro. Los jóvenes rosarinos que se lanzan a esta aventura tienen entre 18 y 30 años, y trabajarán en el exterior por seis semanas.
Ellos asumen los costos del pasaje, del seguro médico y abonan 7.500 pesos que les incluye el alojamiento en casas de familias o estudiantes, y una o dos comidas al día. Durante los días que pasarán en otro país trabajarán como voluntarios para una organización social, es decir que no recibirán sueldo por su actividad.
María José Benitez es una de las 76 rosarinas que marchará a Brasil en enero. Su destino es Natal y allí trabajará en una ONG en marketing y comunicación que es su área. "Me sumé a este proyecto porque me interesa conocer otras culturas, y también salir de mi zona de confort. Es un desafío", explicó la joven recién recibida de periodista.
Dijo que eligió Brasil porque "en los últimos meses estuve haciendo la investigación para recibirme de periodista, y analicé cómo los medios digitales argentinos tratan las cuestiones de los inmigrantes. Observé que los brasileños que viven en Argentina sufren discriminación. Por lo tanto, creo que esta experiencia me va a permitir experimentar qué siente el argentino siendo inmigrante. Se trata de romper esquemas y abrirse a los demás. Mientras muchos argentinos les tienen bronca a los brasileños porque vienen a estudiar gratis a nuestro país, muchos voluntarios vamos a dedicar el verano a ayudar en el país vecino", comentó.
María José es una entusiasta y anima a otros jóvenes a sumarse a estas propuestas. Ella ya hizo un intercambio de estudio en España y ya nada la detiene. "Nunca es tarde para animarse a hacer aquello que tanto deseamos. Para los que sueñan con viajar, no piensen que es algo inalcanzable, siempre surgen opciones económicas y alternativas que son compatibles con la vida de cada uno. Por último los animo a que realicen voluntariados, siempre recibimos más de lo que vamos a dar. Estoy segura de que este intercambio me va a transformar", concluyó la joven rosarina que apuesta por un verano diferente.
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María Paula Argañaraz con refugiados en El Cairo.
Rumbo a Egipto
María Paula Argañaraz Genre tiene 21 años y estudia abogacía en la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Nunca hizo algo solidario, pero el 27 de diciembre partió rumbo a El Cairo, Egipto para trabajar con mujeres en un campo de refugiados. El proyecto que va a desarrollar trata sobre los derechos humanos y la igualdad de género. Apenas arribó a ese país tuvo una capacitación especial para saber cómo abordar estas cuestiones en el marco de una cultura tan diferente.
Días antes de partir contó a La Capital que está muy ilusionada por conocer esa cultura y poder ayudar. "Nunca hubiera planeado un viaje a Egipto, pero me gusta el desafío, conocer lo exótico y diferente y por eso me voy", confesó.
Su estadía también será de seis semanas, como María José. Y si bien parte sola desde Rosario, luego estará hospedada en un hostel con otros voluntarios del mundo entero. Sabe que tendrá las tardes y los fines de semana libres, y espera poder conocer mucho del país, más allá de la ciudad capital de El Cairo. "Desde los 16 años viajo sola y esta oportunidad para mí supone todo un desafío porque no voy a hacer turismo, sino a trabajar con la gente que lo necesita", destacó la joven que en los próximos días viajará para Egipto.
Sus padres la apoyaron desde el primer momento y espera poder seguir conectada con ellos para que se queden tranquilos. "Estoy en contacto con Mostafa, un chico egipcio que trabaja en Aiesec de ese país y es el que me está dando los consejos necesarios para el viaje", contó.
María José dijo que no ve la hora de partir y de empezar a vivir la experiencia de ayudar a quienes viven en condiciones extremas.