La fábrica de Helados Panda de Villa Gobernador Gálvez se encuentra cerrada, con sus trabajadores custodiando las instalaciones y vendiendo el stock que queda de producto para poder llevar dinero a sus casas, mientras se espera una reunión en el Ministerio de Trabajo para definir los montos indemnizatorios. Los dueños no quieren seguir con el negocio y todo hace prever que la firma cierra.
"Nosotros no tomamos la empresa ni estamos de paro; nosotros estamos de vigilia, cuidando nuestra fuente de trabajo", expresó a LaCapital Alberto González, delegado gremial de los trabajadores de la fábrica de Helados Panda de Villa Gobernador Gálvez, en el marco de un grave conflicto por falta de pago de sueldos de julio y aguinaldo, y ante señales concretas referidas al cierre de la planta en la que trabajan unos 70 operarios permanentes y otros 40 temporarios. Los trabajadores hicieron conocer sus reclamos a la población de Villa Gobernador Gálvez con la quema de neumáticos en la puerta del establecimiento.
"No hay voluntad de seguir". "Ayer tuvimos una reunión con abogados, una escribana y uno de los dueños de la empresa. Estos indicaron su voluntad de no seguir y se acordó que mañana (por hoy) y pasado, se llevará a cabo una reunión con autoridades del Ministerio de Trabajo de la provincia para discutir la deuda que la empresa mantiene con los trabajadores", indicó González. La gravedad de la situación puede medirse con el hecho de que durante el encuentro se harían algunas aproximaciones a los montos indemnizatorios que deberán cobrar los trabajadores.
Ciertamente, no hay ninguna huelga en la empresa. "La planta no está tomada", dicen los trabajadores; en realidad la producción de la planta de avenida San Martín 2856, de Villa Gobernador Gálvez, está detenida desde hace tres meses aproximadamente, ante la total falta de materia prima, lo que no parece preocupar a sus propietarios, el grupo empresario correntino Castro.
"Estamos cuidando las instalaciones" insisten los obreros a los que, salvo el edil villagalvense Carlos Dolce, nadie de la municipalidad o de la provincia los visita aunque sea para interiorizarse de la situación. La planta de Panda está ubicada en el predio donde hace muchos años funcionó otra fábrica de helados, La Montevideana, que luego se trasladó a las viejas instalaciones de barrio Arroyito de la empresa La Virginia.
Curioso acuerdo. Durante las últimas reuniones mantenidas en estos días con el sector patronal se alcanzó a un curioso acuerdo por el que los propietarios accedieron a que los trabajadores comiencen a vender al público el stock de helados disponibles en la cámaras frigoríficas del establecimiento, lo que reporta módicas sumas que sirven de alivio a los operarios.
En declaraciones al portal villagalvense 12 Noticias, un trabajador que pidió reserva de su nombre señaló: "Tenemos mucho miedo de que la fábrica cierre, hoy la situación es tan crítica que estamos vendiendo los helados para subsistir. No tenemos más insumos, y además se nos está terminando el amoníaco que ese utiliza para el enfriamiento de las cámaras.
El mismo empleado explicó que "somos casi 80 familias involucradas, acá estamos viendo empleados que lloran en los rincones porque no saben cómo van a sostener a sus familias", expresó el empleado quien concluyó: "Esto es insostenible",
González, delegado por el Sindicato de Obreros Pasteleros, Confiteros, Heladeros, Pizzeros de Rosario, expresó que la alternativa de constituir, como en otros casos, una cooperativa de trabajadores que asuma el control de la fábrica en este caso "está supeditada a la situación jurídica en la que se desarrolle el conflicto. Parecería que quieren cerrar y que los trabajadores se las arreglen", indicó.