El terrible siniestro, de grandes proporciones, se declaró minutos después de las 15 y obligó a la intervención de tres dotaciones de bomberos, algunas incluso provenientes de localidades cercanas a San Nicolás.
La catedral es amplia, tiene 25 metros de largo por 15 de ancho y las llamas devoraron con crueldad la nave principal, el altar, el sector del coro, y llegaron hasta los techos, por lo que existía peligro de derrumbe, en especial del campanario.
El templo está ubicado frente a la céntrica Plaza Mitre y en cercanía de los tribunales locales y gruesas columnas de humo podían verse en horas de la tarde saliendo desde la cúpula. Los bomberos llegaron rápido, pero las llamas ya habían ganado territorio dentro del antiguo edificio que fue reconstruido en el final del siglo XIX, luego de que el estallido de un polvorín aledaño la destruyera por completo en 1852.
Medios locales aclararon a los fieles católicos, a fin de despejar otra preocupación, que la iglesia catedral está ubicada a unas 10 cuadras de distancia del popular Santuario de la Virgen del Rosario de San Nicolás, por lo que no existía peligro para este apreciado reducto de encuentro religioso.
"El incendio ya fue apagado y no hubo que lamentar víctimas", informó la directora de Acción Social del municipio, María Rosa Méndez.
La funcionaria, apoyada en el informe preliminar de bomberos, detalló que "no hay peligro de derrumbe" en la Catedral, pero quedó destruido el altar y el cielo raso, se arruinaron las paredes, se rompieron vidrios, y se perdieron costosísimos elementos de madera del templo.
"Hubo dos focos de incendio, y los peritos determinarán las causas por las que se inició el siniestro", se encargó de advertir la funcionaria.
Méndez enfatizó que, "por suerte, los bomberos lograron controlar el incendio antes de que se expandiera hacia el costado de la iglesia, en donde hay un edificio".
En el operativo trabajaron tres dotaciones de San Nicolás y una de la localidad santafesina de Villa Constitución, y 60 efectivos de la policía local, que trabajaron para preservar el lugar, y permitir que se desarrollen las tareas de investigación de manera eficiente.
El desconsuelo
"Esta es mi segunda casa. Acá me casé y mis hijos fueron bautizados y tomaron la comunión. Es parte importante de nuestras vidas, y de toda la ciudad. No podemos creer lo que pasó". Estas expresiones de Roberto, un vecino, representan el dolor de todo un pueblo que lamentó con profunda angustia lo sucedido.
Otra vecina, María Rosa, destacó que "más allá de lo material, que es carísimo,acá está la espiritualidad de cada uno. Están nuestras historias, nuestras vidas, nuestros sueños y nuestros padecimientos. En cada rincón están nuestro rezos, nuestros pedidos ante cada necesidad. Por eso no entendemos por qué pasó esto. Es muy doloroso para cada uno de los que practicamos la fe católica en esta ciudad", narró la mujer con lágrimas en los ojos, a punto de quebrarse, mirando de costado a su pequeña hija.
“Yo estaba saliendo de un negocio en el centro y comencé a ver una nube de humo que me llamó la atención. Cuando me acerqué y vi que venía de la catedral, no lo podía creer. Este es un lugar muy caro a los sentimientos de los habitantes de esta ciudad. Y que se dañe de esta manera es un dolor que cala muy hondo en todos nosotros”, confió Rodolfo, otro habitante de la zona, que suele asistir a la catedral para desarrollar su vida religiosa, junto a sus seres queridos.
Palabras similares a estas se multiplicaban ayer en el corazón de la plaza Mitre, frente a la catedral, tras el cordón de protección que instalaron los agentes policiales cuando se desarrollaban las primeras tareas de investigación dentro del edificio, una vez controladas las llamas. Mientras, algunos voluntarios trataban de salvar algunas imágenes, de las pocas que lograron esquivar la indolente torpeza del fuego.
La tarde se iba perdiendo y decenas de nicoleños se mantenían parados, atónitos, sin capacidad de reacción. Había un silencio de desconcierto, de falta de certezas, de inquietante aflicción. De interrogantes sin rumbo, que desembocaban en ruegos para una pronta reconstrucción.
Esperan pericias
El intendente de San Nicolás, Ismael Passaglia, quien concurrió ayer a la zona del siniestro, contó que el fuego destruyó el altar mayor y la zona donde se encuentra el órgano. “Vivo a 200 metros de la catedral por lo que llegué muy rápido. La verdad es que todavía no sabemos las causas del incendio. Mañana a la mañana (por hoy) cuando se enfríe el lugar, se podrán hacer las pericias para determinar qué pasó”, manifestó el jefe comunal.
Passaglia expresó que “la parte de atrás, donde está el altar, está toda destruida, lo mismo que el sector donde está ubicado el órgano y el coro. Hay riesgo que se caiga algún techo. Por eso se decidió cercarla”.
Por su parte, el presbítero Adrián Galligani, párroco de la catedral, dijo que no se encontraba en el lugar cuando comenzó el incendio. “Me llamaron por teléfono y cuando llegué estaban trabajando los bomberos. El peligro de derrumbe es en ciertos sectores del techo”, advirtió, al tiempo que sostuvo que la iglesia permanece abierta “todo el tiempo”, y que desconoce si se trató de un hecho intencional.
En ese sentido, expresó que el templo no tiene cámaras de seguridad y afirmó que “la policía puso cámaras en la zona”, pero que la iglesia no tiene. “La policía busca cámaras para ver si alguien entró, busca sospechosos”, precisó.
El párroco afirmó que “el sistema eléctrico no es tan antiguo, no es de tela, y que fue reparado años atrás. El año pasado hubo en el exterior un recalentamiento de cables, pero en el templo no hay tanto prendido”.
“Esperamos que bomberos y policía puedan entrar para determinar los motivos del incendio. Después vendrán las tareas de limpieza y ver qué se puede reparar”, dijo el párroco de la catedral de San Nicolás.
A su turno, monseñor Hugo Santiago, obispo de San Nicolás, contó tras recorrer la nave principal de la catedral que “había mucha madera, tanto en el retablo como en la zona del órgano, por eso el fuego hizo mucho daño”. Y lamentó que “se perdió todo lo que conformaba el altar. Incluso el San Nicolás, patrono de la ciudad, que era una imagen muy antigua, y muy querida por todos. Eso se quemó todo”.
El obispo comentó que “quedó una rajadura en el techo y los bomberos tendrán que evaluar si representa algún riesgo. No sé si fue intencional, seguramente lo determinarán los peritos. La verdad es que da mucha pena ver cómo quedó, primero porque es la casa de Dios, y además es una catedral muy linda, muy bien arreglada, y se perdieron cosas muy importantes”.