Este jueves se cumplen sesenta años de que el ya extinto político casildense Avelino Lóttici asumiera, el 12 de octubre de 1963, la Intendencia de Casilda, lo que marcaría el retorno del Partido Demócrata Progresista (PDP) al municipio después de 28 años. El anterior había sido Juan Luraschi (1932-1935), quien inició el pavimento y levantó por la fuerza las vías ferroviarias de bulevar Umberto 1ro (hoy Lisandro de la Torre) que impedían la modernización de tan importante arteria.
El histórico acontecimiento fue recordado por Hugo Racca, el último concejal que tuvo el PDP en la ciudad cabecera del departamento Caseros desde 2015 a 2019.
Racca resaltó a través de un escrito que "las obras de Lóttici a lo largo de sus diez años de gobierno fueron muchas. En su conjunto sirvieron para configurar la ciudad moderna a la que luego continuaron aportando otros mandatarios y que hoy disfruta nuestra generación". "Sin dudas _aseguró_ su gran logro fue haber conseguido para Casilda la sede de la Facultad de Ciencias Veterinarias, viejo anhelo de nuestra dirigencia desde los años 20, que concretó gracias a su amistad con el Dr. Roberto Brebbia, un casildense por entonces devenido en rector de la Universidad Nacional de Rosario".
Anécdota desconocida
El ex edil y empresario hotelero local sacó a relucir una anécdota desconocida que describe el perfil visionario y progresista de Lóttici. "Como ocurre siempre con políticos al estilo de Avelino _señaló Racca_, cuya prioridad era el hacer y no contar lo que pretendía hacer, algunas acciones de su gobierno quedaron sin saberse. Dada su importancia, hay una que bien vale el momento para ponerla en conocimiento de todos".
En tal sentido, rememoró: "Cuentan quienes lo frecuentaban, que Avelino, cada vez que viajaba a Buenos Aires por gestiones diversas, aprovechaba su tiempo libre para visitar embajadas de países europeos, en particular España e Italia, de cuyos diplomáticos y agregados comerciales se había hecho amigo a fuerza de repetidas visitas".
"¿Su objetivo?. Convencer a empresarios extranjeros de las bondades de Casilda como lugar para establecer industrias o emprendimientos de todo tipo. Acompañado siempre de una carpeta con fotos y descripciones de nuestra ciudad, sus instituciones y capital humano, el dirigente intentó repetidas veces y lamentablemente sin éxito, ampliar nuestra estructura productiva y su consecuente oferta de puestos de trabajo".
"La anécdota _precisó Racca_ reviste especial importancia porque el objetivo que Avelino perseguía no constituía un problema importante para la ciudad de entonces. Por el contrario, los años 60, y también los 70, fueron de gran expansión de nuestras industrias. Gherardi, Gentili, Latorre, por nombrar las más importantes, vendían en todo el país y planificaban nuevas inversiones. Por ello, la preocupación de Avelino se convertiría en visionaria años después, cuando aquella realidad cambió a fines de los 80, y sobre todo durante los 90".
En ese contexto, señaló que "lamentablemente la particular personalidad de Avelino, poco amigo de comunicar, de formar equipos y de hacer escuela de sus ideas visionarias, derivó en que ningún otro dirigente, fuera del partido que fuera, se ocupara de aquel tema que con el tiempo se convertiría en fundamental".
"A sesenta años de aquel episodio clave de nuestra historia, y a casi cincuenta de su fallecimiento (14 de enero de 1974), vaya desde aquí mi humilde homenaje a uno de los grandes hombres que pensó el futuro de nuestra ciudad", concluyó.