A casi dos años de la precipitada y dudosa muerte de Liz Tiziana Torres, una nena de 9 años que en febrero de 2020 ingresó al Hospital de Niños zona Norte con vómitos y diarrea y murió 24 horas después por una infección generalizada, la Fiscalía de Homicidios Culposos recibió una pericia de la Sociedad Argentina de Pediatría que dio cuenta de que pudo tratarse de un diagnóstico erróneo, y como consecuencia de ello un tratamiento médico extemporáneo. Dijeron que la niña debió ser “reevaluada”, y contemplar un “diagnóstico diferenciado”. Su papá reclama que el Instituto Médico Legal (IML) acelere el dictamen en base a esa pericia, evidencia de un legajo judicial que busca determinar si existió mala praxis médica.
Si bien no especifica que se trató de una mala praxis, el informe de la Sociedad Argentina de Pediatría deja abierta la posibilidad de un posible diagnóstico clínico desacertado de Liz, cuando el 1º de febrero de 2020 ingresó a la guardia del hospital y murió al otro día tras sufrir dos paros cardiorrespiratorios por sepsis generalizada.
Frente al dramático desenlace, y con indicios de una probable atención médica negligente, los familiares de la niña denunciaron penalmente a tres médicos. Al caso lo tomó la fiscal de la Unidad de Homicidios Culposos, Valeria Piazza Iglesias, quien ordenó medidas urgentes, como el secuestro de la historia clínica, testimoniales y necropsia bajo protocolo de supuesta mala praxis.
Una bacteria letal
La fiscal tuvo en cuenta también los datos que aportó la abuela de Liz y su papá Jonatan mientras la cuidaron las menos de 24 horas que duró la internación, entre las 14.22 del 1º de febrero de 2020, cuando el padre la llevó a la guardia, y las 15 del otro día, cuando falleció.
Si bien el resultado de la autopsia en el IML indicó que la causa de muerte fue por infección sistémica invasiva por Streptococcus Pyogenes, y descartó una mala praxis, la fiscal decidió ampliar la investigación y requirió una segunda opinión a la Sociedad Argentina de Pediatría, prestigiosa institución con sede en Capital Federal. La fiscal y la querella elevaron preguntas puntuales que fueron contestadas por los especialistas.
Se le consultó cómo se llegó al diagnóstico de la infección, ante lo cual respondieron que se debió solicitar “estudios bacteriológicos en fluidos corporales”. Y describieron que tras detectarse la bacteria, “el inicio precoz del tratamiento antibiótico es muy importante”.
Respecto de si existieron elementos indicativos de un síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (Sirs) o infección bacteriana sistémica en la paciente, ya sea a partir de la consulta, por examen físico, estudios de laboratorio o evolución, respondieron: “Sí, existieron signos de Sirs. La niña recibió hidratación y sostén hemodinámico y ventilación asistida. No consta en la documentación (historia clínica) que se hayan realizado cultivos o tratamiento antibiótico”.
La valoración médica
Un dato relevante de la pericia habla de “la valoración médica” respecto al estudio de laboratorio realizado a Liz el 2 de febrero a las 14.54. Según los pediatras, está consignado en la historia clínica, pero “no consta la valoración médica”. Y aclaran que ese laboratorio “fue tomado después de un primer paro cardiorrespiratorio que sufrió a las 14.05”.
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Aclaran que el caso “se asumió como una gastroenteritis aguda con deshidratación", y que el tratamiento médico “fue el adecuado”. Detallan que se realizó laboratorio, radiografía de tórax, ecografía abdominal, y se establecieron medidas terapéuticas de rehidratación, control térmico y monitoreo de la evolución del cuadro clínico al diagnóstico presuntivo, que evolucionó al cuadro de sepsis”.
Luego contextualizan que la sepsis es una de las principales causas de morbimortalidad en niños. Y plantean que “la identificación temprana, la reanimación y el tratamiento adecuado, son fundamentales para optimizar los resultados de niños con sepsis”.
“En niños con disfunción orgánica asociada a sepsis pero sin shock, sugerimos iniciar la terapia antimicrobiana lo antes posible después de una evaluación adecuada, dentro de las 3 horas posteriores al reconocimiento”, dijo la Sociedad de Pediatría.
Como un estudio de laboratorio realizado a Liz arrojó leucocitosis de más de 26.000 glóbulos blancos con neutrofilia del 96 por ciento, la querella interpeló sobre a qué enfermedad se la podía relacionar. Los médicos confirmaron que ese hallazgo se puede vincular a una “infección de origen bacteriano”.
Entre otras especificaciones científicas, se detalla que los médicos tendrían que haber planteado “un diagnóstico diferenciado”, como la diarrea invasiva y la sepsis. También consideraron que ante la evolución de 8 horas en el cuadro, debió ser “reevaluada”.
“Para ellos es un informe, para nosotros es una vida, la de mi hija”
Los familiares de Liz Torres reclaman que la junta de profesionales del Instituto Médico Legal (IML) se expida respecto a las consideraciones que volcó la Sociedad Argentina de Pediatría en la pericia solicitada por la Fiscalía.
“Entendemos que hubo una pandemia en el medio, pero algunas cuestiones del informe de la Sociedad de Pediatría dejan dudas sobre la atención médica. Queremos que se expidan lo antes posible para avanzar con la causa. Para ellos es un informe, pero a nosotros nos falta una vida, la de mi hija”, expresó Jonatan, el papá de Liz.
Tras la denuncia de los familiares por una supuesta impericia médica apenas ocurrió el hecho, la Fiscalía ordenó el secuestro de la historia clínica y la autopsia ante la duda de una mala praxis. En ese primer informe, del que participaron las partes, el IML dictaminó que no hubo mala praxis. Pero la Fiscalía solicitó otra pericia a la Sociedad de Pediatría.
Ya con ese informe en su poder, el lunes 11 de diciembre se realizó una tercera junta médica (la segunda se frustró en medio de las restricciones por la pandemia). Los médicos del IML escucharon a las partes y, con el legajo completo en su poder, ahora deberán elaborar un dictamen definitivo. El resultado, según pudo averiguar este diario, podría estar para los primeros días de febrero.