Las autoridades del Colegio Sagrado Corazón, ubicado en Dorrego y Mendoza, tuvieron que llamar la policía ante el temor de que un grupo de chicos de otra escuela se tomara a golpes de puños con estudiantes de ese instituto en plena calle.
Las autoridades del Colegio Sagrado Corazón, ubicado en Dorrego y Mendoza, tuvieron que llamar la policía ante el temor de que un grupo de chicos de otra escuela se tomara a golpes de puños con estudiantes de ese instituto en plena calle.
Al parecer todo se desencadenó por una serie de insultos que los chicos se cruzaron a través de las redes sociales. Eso hizo que uno de los protagonistas del altercado se presentara con apoyo de unos amigos en el colegio religioso para buscar una pelea "mano a mano" con su supuesto rival. Afortunadamente todo quedó ahí, pero las autoridades del colegio tuvieron que llamar a la policía por prevención.
En declaraciones al programa "Todos en La Ocho", el asesor legal del Colegio Sagrado Corazón, Gustavo Dimónaco, relató el incidente que ocurrió ayer. "A la hora de salida de los colegios secundarios, llegó un grupo de 20 ó 30 chicos sin uniformes. Vinieron a respaldar a uno de ellos, que estaba en ahí mismo, en una pelea mano a mano con un alumno de este colegio. No era que iban a protagonizar una batalla campal. Era mirar cómo dos se iban a pelear".
Dimónaco afirmó que el problema entre los chicos se incentivó a través de la red social Twitter, a las que calificó como "ingobernable y sobre la que no tenemos injerencia los colegios. Twitter hace que el problema que pueda haber entre dos chicos se sostenga en el tiempo de manera ilimitada".
"Antes, cuando había un problema entre que se dirimía el asunto y se lo retomaba al otro día había un espacio donde se aplacaban los ánimos y se serenaba la situación. Hoy, obsesivamente siguen twiteandose cosas todo el día y llegamos a estos exabruptos", agregó.
El directivo contó se pudo conversar con el chico que buscaba pelear con uno del Sagrado Corazón y que la cosa no llegó a mayores, pero que por precaución se tuvo que llamar a la policía. El temor era que se desatara una batalla campal, cosa que no ocurrió.