"Es la primera vez que me denuncian por lo que supuestamente iba a decir, porque no llegué a hablar y ya me habían acusado", le dijo ayer sorprendida a La Capital.
"Es la primera vez que me denuncian por lo que supuestamente iba a decir, porque no llegué a hablar y ya me habían acusado", le dijo ayer sorprendida a La Capital.
Medina admitió que está acostumbrada a las amenazas y a que la insulten. De joven militó en el grupo terrorista de izquierda ecuatoriano Alfaro Vive Carajo (AVC), fue encarcelada y torturada.
Cuando el AVC tomó el poder, formó parte del gobierno de Ecuador y luego se convirtió en consultora para el Fondo de Población de las Naciones Unidas. Trabajó para organismos internacionales desarrollando programas de salud reproductiva en Ecuador y hasta promovió el aborto.
"Mandé a muchas mujeres a abortar, hasta que acompañé a una amiga y vi como se hacía un aborto. Ella llevaba 10 semanas de embarazo y yo vi cómo el médico cortaba, cómo caían los bracitos del bebé, las piernitas sobre una palangana y cómo se echaba todo en el inodoro. Ahí me di cuenta de la verdad, de que no es un saco de células, sino un ser humano. Empecé a cuestionarme qué estaba haciendo y a investigar qué había detrás de toda la industria del aborto", explicó la mujer de 52 años que desde hace 14 trabaja con mujeres en crisis con su embarazo y acompaña a quienes han abortado.
Aseguró que vino a Argentina "para decirles a todos que resistan, porque este es un momento clave para el país, donde se están tomando decisiones de vida o muerte, literalmente".
Medina subrayó que detrás de las campañas para imponer el aborto en Latinoamérica están "las empresas farmacéuticas, porque el aborto es un gran negocio. Nos intentan convencer diciéndonos de que es un derecho para las mujeres; pero es mentira, porque ninguna mujer pide un aborto feliz de la vida, al contrario, recurre porque tiene problemas graves de pobreza, de desempleo, de violencia y necesita ayuda, no que les interrumpan el embarazo".
Según remarcó, el problema de esas mujeres "no se soluciona con el aborto, porque cuando vuelven a sus casas, el problema está allí otra vez: el hambre, la violencia y la desesperación".
"En la red pro vida de Ecuador, también expandida a Argentina, acompañamos a las mujeres para resolver de verdad ese problema con muchísimas actividades. Este trabajo lleva tiempo y no se gana dinero. En cambio, los que hacen abortos proponen una salida rápida y hacen negocios con ellas sin ocuparse humanamente. La industria farmacéutica será la gran beneficiada, porque tendrá que proveer a este país de equipamiento para realizar los abortos, insumos y medicamentos. Los hospitales tendrán que adecuar las salas y conseguir insumos. El aborto no es gratuito, lo pagarán todos los ciudadanos con sus impuestos", destacó.
A su entender, el debate se da en ese momento político "porque el gobierno argentino necesita una cortina de humo para tapar otras cosas, y está usando el aborto distrayendo a la sociedad, mientras hay muchos otros problemas que no se están abordado".
"Conozco a (el asesor del presidente Mauricio Macri) Jaime Durán Barba y es evidente que es él quien está detrás de todo y que Macri no es más que un títere útil para su proyecto. Todo esto beneficiará a unos pocos y le sirve al gobierno para tapar la crisis que está atravesando. Lo importante es que los argentinos sepan qué hacen con su voto, porque estas decisiones tan vitales siempre tiene un costo político alto", sentenció.