La mancha gastronómica se está expandiendo hacia distintos puntos de la ciudad, por fuera de los corredores tradicionales de Pellegrini y Pichincha. Esto configura una ciudad multipolar, con al menos 7 puntos emergentes con distintas identidades barriales: Abasto, Lourdes,Martin, Echesortu, Olmedo, Refinería, el Bajo, más algunos destellos en zona norte, sur y oeste. El fenómeno es incipiente, y las zonas no logran configurar todavía ofertas muy diferenciadas, pero el proceso es alentador.
Comenzó antes, pero la pospandemia lo aceleró. En cada barrio se consolidó el centro comercial a cielo abierto. Poco después esa conducta diurna se trasladó a lo nocturno. Los movimientos poblacionales lo afianzaron: en cada sector donde se va a vivir más gente, aparece una vermutería, una birrería pequeña que ocupa el espacio público, o una vinoteca con algunas mesitas. Una cafetería, un bar cultural, un bodegón, una pizzería napolitana, un restaurante de pastas, son otras de las apariciones.
Estos focos gastronómicos también se constituyeron al calor de los efectos de la ordenanza de alcohol cero y las fallas del servicio de taxis nocturno en la transición hacia la normalidad luego de la cuarentena, que luego vinieron a compensar las apps ilegales como Uber o Didi. Estos cambios modificaron hábitos, e hicieron que muchas personas, al salir a comer o tomar algo, prefieran quedarse cerca de sus casas.
Ciudad de 15 minutos
“Lo que ocurrió hace 10 años con los centros comerciales barriales, con el consumo más cotidiano y diario, desde la pospandemia se da también en el consumo nocturno, la gastronomía y el entretenimiento, justamente por la ventaja de la cercanía. Tiene que ver con el concepto de la ciudad de los 15 minutos, aunque Rosario es, en realidad, una ciudad de 10 minutos", explicó Sebastián Chale, secretario de Gobierno de Rosario.
Para Chale, las personas prefieren comprar cerca de su casa, pero antes, si querían salir de noche, se encontraban en un polo gastronómico como Pichincha o Pellegrini. "Ahora no: también la noche se puede dar en tu barrio. A punto tal que hoy hay lugares de referencia gastronómica que están en zonas no tradicionales, que en otro momento no hubieran tomado la decisión de ir a un lugar así", puntualizó.
"Creo que tiene que ver con un cambio general de hábitos y también con un perfil de ciudad que Rosario fue construyendo: esa característica multicéntrica y una ventaja de escala. Todo está cerca, y eso también hace posible este tipo de desarrollo", definió.
Punto por punto
Un polo está creciendo entre barrio Martin y el centro, donde abrieron Sodita, Club de Maltas 2 y El Favorito. Abasto se está repoblando de bares y edificios; está llegando gente joven a vivir. Aparecieron, en este proceso, lugares como Growler Garage, Fondo y El Federal. Lourdes está entre los próximos focos que van a poblarse de bares: se destacan las aperturas de Merecido, Rosita lo Descorcha y Panza Llena Corazón Contento.
En Pichincha "vieja", también llamada barrio Olmedo (la franja entre Ovidio Lagos y Francia), sigue apareciendo nueva oferta como Terco. Algo también empieza a moverse hacia Echesortu, con Zenobia, la cafetería Pancho y se viene la pizzería Don Coppola. Refinería, que quedó como el fiambre de un sándwich entre los desarrollos alrededor del shopping Alto Rosario y la zona conocida como Puerto Norte, también tiene su despegue con Berta y A Buen Puerto.
En el norte se están formando, tímidamente, tres corredores alrededor de Alberdi (Gran Centralito, Olgasana y Salmuera), Rondeau (Cosme) y La Florida (Jama y Jarana, Cafetto y Mapu). En el oeste, en Fisherton, sobre Eva Perón, hace años que existe un polo a medio formar: llegó a crecer, pero algunos locales se cayeron por el camino.
La zona sur tiene lo suyo sobre avenida San Martín, con un crecimiento sostenido pospandemia: Cava del Sur, Le Vain y sucursales de pizzerías y hamburgueserías. Otra zona que se está poblando de a poco de bares es el Bajo, que pronto tendrá una refundación de lo que era Pasaporte, en una zona donde apareció la cervecería Birramp. En La Sexta están ingresando opciones como pizzería La República, La Bicicletería o La Sexta Vermú. También comienzan a verse movimientos en barrio Belgrano y barrio Industrial.
Muchos centros
“Rosario tiene una amplísima oferta comercial y de servicios en cada uno de sus barrios, y la gastronomía no podía quedar afuera de ese crecimiento. El sector privado entendió que estar en zonas donde antes no había nada puede ser más atractivo que ir a los polos gastronómicos tradicionales. Hoy notamos una prevalencia en la elección de lugares no convencionales para instalar nuevas propuestas de cierta escala", dijo Alejandro Pastore, director provincial de Centros Comerciales Abiertos.
En su visión, en las zonas donde creció el desarrollo de propiedad horizontal, con mejor calidad de vida y accesibilidad, se concentra población, y aparece la oferta gastronómica. "La gastronomía es un bien indispensable. Un bar o restaurante completa el espectro de un barrio: almacén, supermercado, servicios básicos y espacio social. Un bar está abierto al menos 16 horas por día, mejora la calidad de vida, aporta gente al espacio público y favorece la convivencia, porque el consumidor es el vecino y ahí se estrechan lazos", detalló.
También aparece una noción de costo y comodidad. "Si yo camino tres cuadras, tomo una cerveza y vuelvo a mi casa sin correr riesgos, sin pensar en los controles de alcoholemia, gasto menos y pierdo menos tiempo desplazándome. Eso encaja dentro del concepto de la ciudad de 15 minutos, una forma de urbanismo que permite al vecino acceder en cercanía a distintos bienes y servicios. Favorece ambientalmente por el menor impacto en la huella de carbono, y mejora la calidad de vida por la reducción del tiempo de viaje", subrayó.
Impacto productivo
Esto también tiene un impacto económico. De acuerdo al informe elaborado por la Universidad Nacional de Rosario (UNR) con datos del Drei (derecho de registro e inspección), en 2024 el sector de alojamiento y servicios de comida tuvo una facturación nominal de $290.422,5 millones, lo que representó el 6,5% de la facturación del sector servicios y el 2,3% del total de la ciudad. El subsector de servicios de comida concentró el 88% de esa facturación.
En términos reales, la facturación cayó un 11,9% respecto del año anterior. Sin embargo, se registró un crecimiento en la cantidad de locales: 63 nuevos establecimientos, de los cuales 60 son gastronómicos. “La ciudad tuvo un reflorecimiento que, a mi entender, se centró principalmente en el mejoramiento de la seguridad. Eso permitió que Rosario volviera a nutrirse de eventos, no solo culturales, sino también productivos", examinó Leandro Lopérgolo, secretario de Desarrollo Económico y Empleo de la Municipalidad.
"Semana tras semana tenemos congresos, ferias y encuentros, y eso se traduce en un movimiento turístico sostenido. Ese dinamismo hizo que creciera la oferta gastronómica, en respuesta a la necesidad de acompañar ese proceso con más y mejores servicios. Sin duda, en este último año el sector se vio favorecido por esa reactivación. Nuestra ciudad es hoy un polo turístico muy atractivo, recuperamos la ciudad no solo para los rosarinos, sino también para quienes nos visitan", cerró.