Por Eugenia Langone
Por primera vez desde marzo de 2020, los chicos de las orquestas infanto-juveniles de la ciudad volverán a subirse al escenario. Y lo harán junto a músicos profesionales que integran muchos de los organismos rosarinos, como son los quintetos de cuerdas y de vientos, la Orquesta de Cámara y el Ensamble de Vientos. Para algunos de los chicos será su primera vez ante el público y para algunos adultos la última vez antes del retiro.
De ese encuentro saldrá "Rosario ciudad sonora", una propuesta que reunirá este domingo en el Anfiteatro Municipal Humberto De Nito a más de 130 músicos en escena, un recital gratuito que propone sobre todo encontrarse después de casi dos años sin que la música pudiera ser -justamente- un espacio compartido. Y para que nada desafine ellos ya se reunieron este martes a ensayar en el mismo escenario que desde las 19 del domingo los tendrá como protagonistas.
El repertorio de música folclórica, rock nacional e internacional, música clásica académica y piezas latinoamericanas es apenas una excusa. Y así lo señala Mariángeles Carmona, coordinadora de las orquestas infanto-juveniles de Ludueña, Villa Hortensia y el Distrito Sur, a quien todos conocen como "Loli" y quien -por el camino de 20 años recorrido en esos espacios- conoce al dedillo las sutilezas de esa experiencia.
Loli fue uno de los chicos que ingresó a las orquestas, en su caso a la de Villa Hortensia, allá por 2001, apenas se conformaron. Criada en el Fonavi de Casiano Casas, fue durante nueve años trombonista de ese espacio, luego fue profesora y llegó a dirigirlo, desde allí se trasladó a la orquesta del Ludueña y ahora asumió el desafío de coordinar los tres organismos integrados por niñas, niños y adolescentes desde los 7 años, esos que como ella inician el recorrido.
"La herramienta es la música, pero lo que se da es una transformación personal, eso que pasa mientras transitamos esos espacios y que permite que se abran puertas, que te permite elegir y que va más allá del contenido musical, que es invisible", señala la coordinadora.
Para las orquestas de niños las restricciones del Covid-19 generaron un impacto que dejó a muchos en el camino y, a diferencia de lo que podría creerse, fue 2021 el año en que "más chicos perdimos", contó Loli.
"Muchos dejaron, hubo problemas de conectividad para muchos chicos y de acceso a dispositivos, sobre todo en las bandas del distrito sur y de barrio Ludueña. Eso no significa que no los haya habido en zona norte, en la de Villa Hortensia, pero ciertamente el impacto fue menor", detalló la coordinadora.
El 2020 fue difícil de sostener, pero el 2021 fue donde los impactos se vieron claramente. "Ahí se notó la merma, las inscripciones fueron menos, arrancamos con todo y cuando en abril tuvimos que volver a suspender la desilusión fue muy grande para muchos chicos", señaló la docente y agregó que recién en septiembre lograron volver a transitar la presencialidad plenamente.
En ese contexto, se rearmaron como pudieron. Volvieron a tocar y tocar volvió a ser sinónimo de encuentro y espacio conjunto. Los chicos de Ludueña tuvieron su primera actividad pública el último feriado, durante el encendido del árbol de Navidad del Parque Independencia. Y los de Villa Hortensia celebraron sus 20 años en la casona del distrito esta semana.
Así y todo, el Anfiteatro será la primera presentación pública más masiva tras la pandemia para la mayoría de ellos. E incluso para algunos, la primera como parte de una orquesta.
"Hubo chicos que venían tomando clases, estaban listos para arrancar en la banda y los agarró la pandemia, desde entonces esperan poder hacerlo y este será su debut", afirmó Loli.
Sorteados los obstáculos, "Rosario ciudad sonora" justamente busca reponer los ánimos. "La idea apareció para poder reponernos a este tiempo en el que no pudimos vincularnos, o tuvimos que hacerlo de un modo diferente que ciertamente nos dejó menos unidos", contó sobre la génesis del espectáculo.
Sumar a los profesionales que integran los organismos municipales y sentarlos a tocar junto a los chicos también tiene sus propósitos.
"No solo buscar un armazón que nos permita sostener musicalmente la estructura de los chicos que nos quedaron, en muchos casos recién iniciados, sino además darles la oportunidad de compartir con ellos el escenario y los ensayos, que los miren y los escuchen, que se produzca ese intercambio entre un alumno y un profesional del que siempre surgen cosas que están buenas", afirmó.
Y claro que el encuentro con el público. "El deseo que sea un espectáculo al que vaya la familia, los chicos y todos los que puedan a escuchar", dijo Loli, segura de que chicos y grandes en el escenario darán lo mejor e irán en busca de esos aplausos que hace tanto no escuchan.
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