La Sociedad Argentina de Pediatría dio cifras alarmantes: el 61% de los adolescentes argentinos comienza a consumir cigarrillos electrónicos entre los 14 y 15 años. El vapeo, una "moda" que puede verse con frecuencia a la salida de las escuelas, en plazas, bares y boliches, se profundizó. El problema fue catalogado como "grave" por distintas organizaciones vinculadas a la Salud, privadas y públicas, entre ellas el Programa de Control de Tabaco de Santa Fe.
Marina Tolosa, quien está a cargo del Programa de Control de Tabaco en la provincia, un área que depende del Ministerio de Salud de Santa Fe, habló con La Capital sobre este tema. La especialista en Neumonología aseguró que los últimos datos recibidos desde Nación "nos alarmaron".
Por eso, señaló, se está diseñando una campaña para trabajar en forma conjunta con el Ministerio de Educación de la provincia, con el objetivo de llevar información y concientización a los niños y niñas desde la primaria. "Todo el mundo sabe lo que provoca el cigarrillo, lo riesgoso que es para la salud, pero no pasa lo mismo con el cigarrillo electrónico, hay mucho desconocimiento" entre personas de todas las edades.
Al punto que en un cumpleaños de 15 que se hizo en Santa Fe, el souvenir eran dispositivos para vapear. "Cuando escuchamos casos como este lo que nos queda claro es que la gente no sabe, que supone que es una golosina, nadie querría regalar algo que dañe a los chicos".
Vapeo, la nueva adicción
La Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de Argentina, publicada en 2018, mostró que había un 1,1% de consumo de cigarrillos electrónicos en adultos y un 7,1% en jóvenes de 13 a 15 años. Pero ahora, a poco de que se hagan públicos los datos de la última encuesta, que será publicada en breve, trascendió que el vapeo trepó al 23%: "un salto enorme", dijo Tolosa.
En el mundo se está hablando de este tema. En la primera semana de octubre se hizo pública la preocupación de la Organización Mundial de la Salud que puso énfasis en el aumento del consumo de cigarrillos electrónicos entre adolescentes. El informe del organismo internacional estima que al menos quince millones de jóvenes de entre 13 y 15 años vapean en el mundo.
"Nos encontramos con una paradoja. En Santa Fe, el tabaquismo convencional está en descenso pero sube el consumo de cigarrillos electrónicos", expresó la médica, quien comentó que antes de la Pandemia la provincia comenzó a incluir en las campañas habituales de cesación tabáquica al vapeo.
Desconocimiento y sorpresa
"Cuando salimos a brindar información o hacemos campañas específicas es llamativo cómo nos preguntan. En general la gente no tiene idea del daño que causan los dispositivos electrónicos para fumar", reconoció Tolosa.
Después de tantos años de lucha contra el tabaquismo, este presente suena a derrota para las políticas públicas de salud. "Es una vuelta que no esperábamos pero la situación debe estimularnos para seguir trabajando, renovar las estrategias, apuntar a los más chicos, al conocimiento general sobre los riesgos del vapeo", agregó la médica.
"Lamentablemente _puntualizó_ se puso de moda. Entre los adolescentes y jóvenes el que no vapea no es cool, es un tonto. Se instaló eso, que no es distinto a lo que pasaba en la década del 70 o los 80 cuando los chicos y las chicas empezaban a fumar. Era un modo de pertenecer, y ahora, con las redes sociales, lo es mucho más".
El enganche "emocional"
El vapeo no solo daña los pulmones, algo que está comprobado científicamente. Su principal componente es la nicotina, que tiene un efecto psicoactivo. Es altamente adictiva y por lo tanto genera que sea difícil dejar de fumar. Muchos de los otros componentes también son cancerígenos.
La OMS señaló que los cigarrillos electrónicos "son presentados como un sustituto menos perjudicial que el tabaco tradicional". Sin embargo, ponen en riesgo décadas de avances en la lucha contra el tabaquismo.
"La exposición a la nicotina en el cerebro adolescente, que no termina de madurar hasta aproximadamente los 25 años, puede causar cambios irreversibles", aseguran desde la Sociedad de Pediatría.
Tolosa agregó: "Es la puerta de entrada a los cigarrillos convencionales, pero no sólo quedan enganchados por los componentes químicos, la realidad es que desde pequeños se acostumbran a tener algo en la mano, en la boca, una dependencia, y eso también es complicado desde el punto de vista emocional".
El vacío legal
"Por donde lo mires está mal", sintetizó la funcionaria. "Por eso no tenemos que aflojar. La normativa, y hacerla cumplir, es clave. Tenemos dos leyes, una nacional y otra provincial; la nacional contempla el problema del vapeo y lo prohíbe. La provincial tiene aún vacíos en este tema, por eso desde el Programa de Control de Tabaco venimos haciendo acciones junto a legisladores provinciales y se desarrollaron tres artículos para ampliar la Ley. Por diversos motivos han perdido estado parlamentario, pero seguimos insistiendo", señaló Tolosa, recordando que Santa Fe y Rosario han sido pioneras en la aplicación de la ley antitabaco en el país y que siempre se pone como ejemplo lo que se logró rápidamente.
En 2006 Rosario fue noticia al ser la primera ciudad en la que se implementó fuertemente la prohibición de fumar en espacios cerrados en todas las instituciones públicas, luego las privadas, incluyendo bares y boliches. "Ahora no hay que aflojar", remarcó.
Una atracción para los chicos
En 2023, la Encuesta Nacional Anual sobre Tabaco en Jóvenes (realizada en EEUU) reveló que más de 2,1 millones de adolescentes usan cigarrillos electrónicos. Las estrategias de marketing de las tabacaleras han direccionado sus campañas al público joven, con el objetivo de iniciar nuevos consumidores en la adicción, ya que el consumo de tabaco convencional ha disminuido en los últimos 30 años. El diseño de los productos y su packaging están especialmente pensados para atraer a los adolescentes.
Jóvenes influencers aparecen en redes sociales usando estos productos como si fueran inofensivos.
Las soluciones para vapear se presentan en miles de sabores tentadores para este grupo etario, como frutas, chicle, chocolate, vainilla, menta, bebidas cola, entre otros.
Cómo funcionan
Los cigarrillos electrónicos se diseñaron inicialmente con un fin positivo: ayudar a dejar de fumar tabaco. Existen decenas de modelos y marcas, funcionan con una batería que genera calor, y en los últimos años se pusieron de moda. Ahora los usan adolescentes cada vez de más corta edad.
La energía que provocan calienta una solución líquida colocada en un receptáculo hasta lograr su volatilización (una especie de humo o niebla), la cual es inhalada por la boca mediante una boquilla, llegando a los pulmones como en el acto de fumar.
Replican la inhalación oral y la exhalación, el sabor, el suministro sistémico rápido de nicotina, la sensación de la mano a la boca y el "golpe" en la garganta (dependiendo de la temperatura) que son similares a fumar cigarrillos de tabaco común.