Los ataques que en los últimos meses han sacudido la rutina de las instituciones educativas tienen consecuencias que sobrepasan la suspensión de clases en los establecimientos atacados. Según advierte un informe realizado por Amsafé Rosario, el gremio que nuclea al magisterio de escuelas públicas, se incrementó "fuertemente" el ausentismo de los alumnos en las instituciones amenazadas o que están en medio de zonas de conflictividad.
El informe realizado por el sindicato lleva por título "Violencia y escuelas públicas" y se distribuyó el viernes pasado. Ese mismo día, un plenario de delegados de distintos gremios se reunió en el Cámping del Sindicato de Recolectores de Residuos para confirmar y ajustar detalles del paro general que convocaron para el jueves próximo en Rosario, para protestar por la ola de violencia e inseguridad que golpea a la ciudad.
El trabajo analiza los efectos que las balaceras y los mensajes intimidatorios producen entre los miembros de las comunidades educativas. Estas situaciones no sólo crean temor entre los docentes y las familias de los alumnos, sino que interrumpen la rutina del ciclo escolar y generan discontinuidades en el desarrollo de la tarea educativa, sobre todo en los barrios donde la escuela es un refugio.
Para el secretario general de Amsafé Rosario, Juan Pablo Casiello, "no caben dudas de que estas situaciones están impactando en los niveles de ausentismo en las escuelas". El gremialista distingue "casos más extremos", y señala que cuando los conflictos barriales escalan "muchas familias eligen mudarse dos o tres semanas hasta que el barrio esté más tranquilo".
Esa situación se manifestó en escuelas de la zona de Los Pumitas, en Empalme Graneros, cuando unas 20 familias de una escuela decidieron irse al norte. "Volvían un mes y medio después, pero en ese lapso los chicos perdían su regularidad". Lo mismos explicó, se vivió en La Cerámica "con chicos que se iban a vivir a casa de amigos o de parientes, cortando su escolaridad".
Pero también, y con mayor frecuencia, "hay muchos más casos en donde, por temor o por dificultades para circular, las familias eligen no mandar a los chicos a la escuela", destacó y recordó el caso de una primaria de 200 alumnos que cerró sus puertas por una balacera y cuando volvió a abrir apenas tenía 15 o 20 estudiantes por turno. "Hay otras escuelas en las que hasta dos semanas después de los ataques van muy pocos chicos porque los adultos prefieren que se queden en su casa para no correr riesgos. En la escuela de barrio Ludueña, después de la balacera apenas iba a clases la mitad de los chicos en la primera semana, la segunda eran tres cuartas partes. Las familias tienen esa actitud y esperan mientras la cosa se calma. Eso se nota mucho", apuntó.
Lo que más duele
Hace dos semanas, cerca de las 17.30 en el horario de salida del turno tarde, dos hombres dispararon desde una moto en inmediaciones de la escuela Ortolani, de Génova y Cullen, en barrio Empalme Graneros. Como consecuencia del hecho, un nene de seis años recibió una bala en el tobillo y debió ser asistido en el Hospital de Niños Zona Norte.
A poco de empezar las clases, en marzo pasado, a pocas cuadras de allí, en el barrio Los Pumitas otra balacera terminó con la vida de Máximo Jerez (11 años) e hirió a sus dos primos, un nene de 13 y una nena de dos.
El informe de Amsafé advierte que estos acontecimientos son la peor cara del demencial crecimiento de la violencia urbana. "El dato más terrible es el número creciente de menores de edad, alumnos y alumnas de las escuelas, heridos o asesinados", señala.
Pero, además, apunta que "estas situaciones están golpeando a las escuelas públicas y han obligado a que haya días en que las instituciones no pueden dar clases porque no tienen las garantías necesarias para hacerlo sin poner en riesgo a su comunidad".
Rutina suspendida
El trabajo incluye el listado de unas 50 escuelas públicas _jardines de infantes, primarias, secundarias y de educación para adultos_ que en lo que va del año debieron suspender las clases, al menos una jornada, porque estuvieron afectadas por situaciones de violencia.
En el documento se enumeran los nombres de una docena de establecimientos dañados por balaceras, ya sea porque los tiradores atacaron el frente del edificio escolar o las inmediaciones. También otras catorce escuelas que recibieron amenazas, de distinto tenor, nueve escuelas que fueron afectadas por disputas entre bandas delictivas, 16 instituciones nocturnas para adultos y una secundaria donde se encontró un arma.
Pero a esas suspensiones en el dictado de clases avaladas por el Ministerio de Educación, el informe de Amsafé advierte que "habría que sumar la reducción de algunos horarios y los altos niveles de ausentismo que se dan en momentos en que las familias, por la situación del barrio, eligen no enviar a clases a sus niños y niñas aunque la escuela esté abierta".
Y apunta que "se incrementó fuertemente el ausentismo escolar en instituciones amenazadas o en zonas de conflictividad". En muchos casos, explica, la escolaridad de las niñas, niños y adolescentes directamente queda suspendida "cuando la familia debe mudarse por un tiempo a un lugar más tranquilo".
Esta realidad extiende su impacto en la comunidad educativa. El informe asegura que "se incrementaron las consultas a nuestros especialistas de salud mental por el contexto de violencia que viven los docentes en sus escuelas".
Gremios paran el jueves
Con el objetivo de reclamar soluciones que reduzcan los niveles de violencia urbana que se viven en la ciudad, varios gremios acordaron un paro de actividades para el jueves de esta semana.
La jornada de protesta comenzará con una concentración de todos los gremios el jueves, a las 10, en Oroño y Pellegrini. Desde allí marcharán a pie hasta la plaza San Martín, donde está la sede local de la Gobernación, y se leerá un documento que contará con la adhesión de todos los gremios.
Para ese día, se descuenta que no habrá clases, al menos en las escuelas públicas. También confirmó su adhesión el Sindicato de Docentes de Privados (Sadop).
Entre los gremios y organizaciones sociales que acompañaron la convocatoria se destacan la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), docentes de Amsafé, Municipales, Luz y Fuerza, Judiciales, Portuarios, Corriente Clasista y Combativa, Camioneros (alineados con Hugo y Pablo Moyano), Recolectores de Residuos, Correo y de Transportes, entre otros. Entre las instituciones que adhieren al reclamo también se mencionó a la Iglesia, a la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas (Apyme) y al Centro de Almaceneros.