El Concejo Municipal de Rosario aprobó una ordenanza que habilita la construcción de quinchos, salones y otros espacios de uso común en las terrazas de los edificios, bajo un esquema reglado que busca ordenar y transparentar este tipo de obras en toda la ciudad. La medida fue votada por 19 concejales a favor y 7 en contra, tras un debate que cruzó a los principales bloques.
La norma establece dos parámetros centrales: las construcciones no podrán superar los 3 metros de altura ni ocupar más del 60% de la azotea. Además, no podrán constituirse como unidades independientes ni destinarse a uso comercial, residencial o con fines de lucro. Solo estarán permitidos como espacios de uso común, recreativo o social.
También se incorpora la obligación de abonar la contribución compensatoria por aprovechamiento exceptivo de altura, un mecanismo habitual cuando se solicita una excepción urbanística.
Además, las construcciones deberán respetar retiros obligatorios de la línea municipal y de las medianeras, de modo que los nuevos volúmenes no sean visibles desde la vía pública.
"Democratizar el acceso a espacios comunes"
El concejal Agapito Blanco recordó que la propuesta tiene historia. “En mi primera gestión propuse que todos los edificios pudieran hacer un quincho en la terraza sin que eso computara altura. Al principio se aprobó parcialmente, solo para edificios existentes. Después se amplió a algunos corredores urbanos. Ahora el Ejecutivo toma esa ordenanza, la ordena y la amplía para que rija de manera general”, explicó.
“Hasta hace poco, solo los edificios de alto poder adquisitivo podían permitirse un quincho en la terraza. ¿Por qué? Porque para construirlo tenían que sacrificar una unidad vendible. Esa ecuación encarecía los proyectos y hacía que ese tipo de espacios quedaran circunscritos a edificios de categoría”, explicó.
Blanco sostuvo que el objetivo de la ordenanza es democratizar el acceso a esos espacios comunes, sin penalizar la economía de los emprendimientos.
“Buscamos que cualquier edificio de Rosario —de cualquier rango y valor— pueda contar con un espacio de uso múltiple en su terraza sin computar altura. Así, los desarrolladores no pierden metros cuadrados vendibles y los vecinos ganan un lugar para usar y disfrutar. Esto vale tanto para nuevas obras como para los más de cinco mil edificios existentes que nunca pudieron tener este tipo de instalaciones”, agregó.
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Para el edil, la nueva regulación “pone orden” a una idea que ya había tenido instancias previas de aplicación parcial, primero solo en edificios existentes y luego en algunos corredores urbanos.
Más verde y mejor calidad ambiental
El concejal Fabrizio Fiatti destacó que la excepción se combinará con una exigencia ambiental. “Se trata de permitir espacios compartidos y recreativos en terrazas, priorizando la vida interior de los edificios. Como el volumen es imperceptible desde la vía pública y suma suelo verde, urbanísticamente es una solución satisfactoria”, señaló.
La ordenanza incorpora la obligación de sumar superficies verdes en las terrazas, ya sea con cubierta vegetal, macetas de gran porte o techos verdes, una medida que apunta a mejorar el paisaje urbano y contribuir a la regulación térmica de los edificios.
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Regular lo que ya existe
Los bloques que acompañaron la medida subrayaron que la norma aporta un marco claro para obras que en muchos casos se realizaban sin regulación. Consideran que permitirá mejorar la calidad de vida dentro de los consorcios sin generar nuevas unidades ni aumentar la densidad edilicia.
Desde la oposición cuestionaron que la medida podría terminar favoreciendo a las grandes desarrolladoras. Sostuvieron que, al habilitar más superficie utilizable sin computar altura, los proyectos de mayor escala serían los principales beneficiados. También advirtieron que la norma podría abrir la puerta a “excepciones encubiertas” si no se controla rigurosamente su aplicación.